El pie de trinchera

Por Sophie, el 5 septiembre, 2010. Categoría(s): Medicina

«Band of brothers» es una buena serie ambientada en la Segunda Guerra Mundial, realizada basándose en el libro del mismo nombre escrito por Stephen E. Ambrose, entrevistas con los supervivientes de la Easy Company, periódicos y cartas. Es poco aconsejable verla con un matasanos al lado, porque se puede emocionar más de la cuenta con ciertos detalles y darte explicaciones que no le has pedido

En el capítulo «Bastogne«, Eugene Roe es uno de los médicos de la Easy Company. Entre disparos y peticiones desesperadas de vendas y morfina, un soldado le enseña sus pies tumefactos, blanquecinos y con muy mal aspecto. Roe lo tiene claro: pie de trinchera, «cámbiate de calcetines siempre que puedas y mantenlos secos, airea tus botas, anda de un lado para otro para activar la circulación«.

El pie de trinchera era muy común en la Primera Guerra Mundial, cuando nació esa denominación. Los soldados permanecían en las trincheras con los pies metidos en agua, barro  o nieve durante muchas horas, de modo que esa combinación de frío, falta de oxígeno y humedad que calaba las botas y los calcetines ablandaba y maceraba la piel, lo que originaba su necrosis y la afectación de los nervios más superficiales.  Los médicos aconsejaban a los soldados cambiarse de calcetines por lo menos una vez al día y mantenerlos secos, airear las botas y descansar con los pies en alto o moverse para activar la circulación. No siempre era fácil seguir esas recomendaciones en primera línea de batalla, por lo que muchos terminaban andando con mucho dolor o sin poder andar, requiriendo la temida amputación para evitar la propagación de la gangrena. Algunos buscaban sufrirlo con el fin de que les mandaran para casa, preferían perder un pie o una pierna a poder perder la vida.

Los médicos sabían que el pie de trinchera pasaba por tres fases medianamente bien diferenciadas:

Una primera fase de espasmo por el frío y la humedad, en la que los vasos sanguíneos se contraen, dificultando la llegada de oxígeno al pie, que se muestra entumecido, acorchado, insensible, frío y cianótico.

Una segunda fase de revascularización, al retirar el pie de donde estaba, pasando a un ambiente más seco y cálido. Hay una intensa vasodilatación, el pie se muestra rojizo, edematoso y brillante. Suelen aparecer ampollas rellenas de sangre y un intenso dolor palpitante, los pies se retraen en garra y posteriormente se inicia la recuperación. Esta etapa es la más delicada, pues si no se da una adecuada revascularización de los tejidos aparecen la necrosis y la gangrena.

– Si no se trata precozmente el pie de trinchera o el tratamiento no es eficaz, se entra en una tercera fase en la que el pie puede entrar nuevamente en isquemia. En algunos casos puede suceder que la revascularización se frene y vuelva a haber un déficit de sangre y, por tanto, de oxígeno que llegue bien al pie, el cual vuelve a estar frío, con hipersensibilidad a las bajas temperaturas y a cualquier contacto junto con un exceso de sudoración (hiperhidrosis)

No sólo podemos encontrar pie de trinchera en películas de guerra, también en la vida cotidiana es posible hallarlo. Os pregunto lo mismo que a mis lectores de Mondo Medico en un avance-resumen de este artículo que publiqué en agosto: ¿dónde lo habéis encontrado o creéis que se encuentra? Por otra parte, ¿qué otros detalles “médicos” habéis encontrado en la serie, especialmente en ese capítulo?



Por Sophie, publicado el 5 septiembre, 2010
Categoría(s): Medicina