Karate Doc: el médico que sabía que era mejor maña que fuerza

Por Sophie, el 12 octubre, 2010. Categoría(s): Medicina

¿Creéis que para ser traumatólogo hay que ser un armario empotrado? ¿Que la Traumatología es la Bricomanía de bata blanca? Pues bien, espero haceros cambiar de este opinión con este artículo.

Hace tiempo leí en Medpage Today un post curioso acerca de la utilización de una técnica de artes marciales denominada Tuite para la reducción de una luxación de hombro.

El Tuite está basado en agarres, torsiones, volteo, bloqueo de articulaciones, presiones y puntos especiales que no deja marcas ni señales del ataque, de forma que dejas a tu oponente hecho una piltrafa de forma elegante. En el post, el autor explica que utiliza esa técnica cuando debe contener a un paciente intoxicado o psicótico al que se debe colocar una inyección intramuscular de haloperidol (Haldol), provocándole un pequeño dolor localizado que le impida moverse, así como que en una ocasión la tuvo que emplear para reducir a un borracho que atacó a una enfermera. También cuenta cómo consiguió reducir una luxación de hombro a base de Tuite 🙂

Fuente imagen

Quien padecía la luxación era una mujer bastante obesa en la que no lograban palpar el relieve de ningún hueso, con lo que iban a ciegas. Como se ve en las imágenes, en una luxación de hombro la cabeza del húmero se desplaza, dejando de estar encajada en la cavidad glenoidea ( el hueco que podéis observar en el omóplato, donde se aloja la cabeza del húmero). Esto provoca dolor, hinchazón e imposibilidad de mover el brazo correctamente. Para reducirla, es preciso sedar al paciente y realizar maniobras de torsión, desplazamiento o tracción del brazo con el fin de colocar el hueso correspondiente en su sitio y formar una articulación que funcione de manera correcta sin roces ni dolor. Se sabe que la maniobra ha sido un éxito cuando se oye un chasquido muy carácterístico, algo así como «clank». Da grimilla, sí, pero te asegura que el hueso está en su sitio.

El autor cuenta que un compañero suyo, más musculoso que él intentó sin éxito reducir la luxación. En la radiografía posterior a las maniobras se comprobó que el hombro seguía igual de dislocado. Entonces, él se acordó de una técnica que había aprendido, que implicaba bloquear la muñeca, el codo y el hombro, no muy útil para defenderse pero que ejercía una considerable presión sobre la cabeza del húmero, facilitándole insertarla de nuevo en la cavidad glenoidea y conseguir así «desluxar» el hombro.

Cogí su mano derecha con mi mano derecha, deslicé mi mano izquierda por debajo de su antebrazo, luego hacia arriba a lo largo de la curvatura de su codo, por encima y por detrás de su brazo. Presioné hacia abajo su mano derecha, haciendo palanca contra mi brazo izquierdo mientras tiraba y empujaba un poco su húmero con mi mano izquierda. Inmediatamente, sin titubeos, el hombro entró de golpe con un audible y satisfactorio clank

Traducción libre del texto

Así, con mucha maña y menos fuerza que su compañero, logró la reducción sin problema alguno, haciendo palanca y aumentando de este modo la fuerza aplicada para poder encajar la articulación. Curiosamente en un servicio de Trauma hay que saber mucha Física, conociendo las distintas clases de palancas puedes mover articulaciones con más maña que fuerza.

Si McGyver hubiera sido médico… 😉



Por Sophie, publicado el 12 octubre, 2010
Categoría(s): Medicina