La fusión fría resucita en Bolonia

Por maikelnai, el 20 enero, 2011. Categoría(s): Escepticismo


En 1986 Pons y Fleischmann anunciaron en rueda de prensa el descubrimiento de un método rentable de generación de energía basado en la fusión nuclear de isótopos de hidrógeno a temperatura ambiente, más conocido como fusión fría. Casi inmediatemente después del anuncio, ambos se vieron alcanzados por el escándalo tras demostrarse que su experimento era irreproducible.

Tras aquel incidente, periódicamente aparecen capítulos que tratan de devolverle protagonismo a este asunto, que para muchos es sinónimo de controversia, cuando no directamente de mala ciencia. El viernes de la semana pasada, sin ir más lejos, la fusión fría volvió a la primera plana de manos de dos científicos italianos, profesores de la Universidad de Bolonia, llamados Andrea Rossi y Sergio Focardi. En su demostración, ante las cámaras de la RAI y unas 50 personas invitadas, mostraron un dispositivo que – según afirmaron – era capaz de producir 12.400 watios con un aporte energético inicial de solo 400 W.

El reactor, de cuyo funcionamiento no especificaron demasiado amparándose en la protección de su patente, funciona fusionando átomos de níquel e hidrógeno produciendo cobre como subproducto. Inicialmente se debe aplicar 1000W al sistema, pero a los pocos minutos se reduce a 400. Según se explica se emplea menos de un gramo de hidrógeno, y logra que el agua se caliente a 101 grados Celsius de temperatura vaporizándola. También afirman que la reacción nuclear existe, puesto que además del cobre, como subproducto se genera también radiación.

Las cifras indicadas son que a cada minuto, la reacción convierte 292 gramos de agua a una temperatura inicial de 20ºC en vapor de agua a los citados 101ºC. De ser correcto, esto implicaría una ganancia de energía 31 veces superior a la suministrada inicialmente, ya que para convertir dicha cantidad de agua en vapor se precisan 12.400 W de energía.

Transformando a dinero esa proporción, la electricidad generada por un proceso con esa eficiencia costaría menos de 1 céntimo/kWh, lo cual es significativamente menos que lo obtenido hoy en día con carbón o gas natural en nuestras plantas generadoras.

Afirman que su máquina ya está en proceso de producción, que hay varios industriales interesados y que para finales de este mismo año comercializarán versiones operativas capaces de multiplicar por 8 la cantidad de electricidad que se suministre inicialmente al sistema, aunque tal y como demostraron en su presentación, la cifra obtenida puede ser mucho mayor. Para recalcar su eficiencia, afirman que una versión de este reactor lleva funcionando ininterrumpidamente dos años en una factoría generando calor.

Hasta aquí lo que ellos venden. Veamos ahora lo que no cuentan, y el por qué nuevamente del escepticismo con el que se ha acogido sus «fantásticas» afirmaciones.

Rossi y Focardi afirman no conocer el principio que hace que su máquina genere más energía de la que se le suministra. Esto les ha obligado a presentar su «revolucionario» desarrollo a través de medios convencionales y no científicos, esto es, una conferencia de prensa.

Ambos científicos fueron incapaces de publicar el trabajo sobre su reactor en ninguna revista revisada por pares, por lo que fundaron su propia revista online llamada Journal of Nuclear Physics. Se defienden argumentando que han tenido que hacerlo así porque no cuentan con una teoría que respalde a los hechos.

Amparados en la protección de su patente de comercialización, ambos científicos omiten cualquier descripción cuantitativa sobre los radio-isótopos de cobre generados, los detectores empleados para descubrirlos, ni dan por supuesto ninguna indicación para que el experimento pueda ser replicado por investigadores independientes.

La propia patente a la que hacen referencia ha sido parcialmente rechazada precisamente por ser contraria a las leyes de la física y a las teorías científicas generalmente aceptadas.

A la reunión asistió un representante de una firma energética griega interesada en encargar una unidad de 20kW. Los italianos afirman que este es el interés más importante que pretenden despertar. Ya que no pueden convencer a la comunidad científica, convencerán con hechos al mercado. En su opinión, si la tecnología es válida, operativa y vendible, a nadie le importará las teorías, hipótesis o conjeturas en que se base el desarrollo.

En vista de todo lo cual, y os juro que estoy deseando equivocarme y que algún día alguien de con la tecla adecuada y podamos generar energía limpia y barata, mi natural escepticismo me empuja a creer que Pons y Fleischmann pronto tendrán compañía en el podio del descrédito.

Me enteré gracias al lector Simón Conesa, que me envió este enlace a Physorg.

Más información, igualmente escéptica, en Francis the mule.