Carta de un jefe de sala de control de una central nuclear española

Por Colaborador Invitado, el 21 marzo, 2011. Categoría(s): Divulgación


El pasado sábado, un operador de reactor de una de las centrales nucleares operativas en España nos escribió para agradecernos la información que estábamos publicando sobre el accidente de Fuskushima, dada (y cito) “ la cantidad de barbaridades que se están diciendo estos días por todos los medios de comunicación: apocalipsis, explosiones nucleares, devastación, etc.”.

Tras hacer las verificaciones oportunas sobre su identidad (que no desvelaremos), le pedimos que se dirigiera a nuestros lectores para relatarles lo que podía sentir un trabajador de su cualificación al ver lo que está sucediendo en Fukushima. Felizmente accedió, y a nivel personal y sin representar oficialmente a institución alguna, no solo ha escrito la carta que reproducimos a continuación, sino que también se ha ofrecido a contestar a las dudas que podáis tener al respecto de su labor.

Vaya desde Naukas nuestro agradecimiento por su testimonio. Os dejamos con su carta:

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Queridos lectores de Naukas:

Trabajo en la Sala de Control de una de las centrales nucleares españolas desde hace más de una década. Tengo la Licencia de Supervisor emitida por el Consejo de Seguridad Nuclear. Mi puesto es el de Jefe de Sala de Control de uno de los turnos rotativos y mi trabajo consiste en dirigir y supervisar a los dos Operadores, el de Reactor y el de Turbina, así como a los auxiliares, en todas las maniobras, trabajos y emergencias que se puedan dar en la operación de la central.

Me considero preparado para ejercer mi trabajo y lo ejerzo con la misma tranquilidad que cualquier otro trabajador, y ello es fruto de muchos años de preparación y sacrificio. Nos seleccionan por ser ingenieros técnicos, por nuestra capacidad de aprendizaje y por un perfil psicológico adecuado para soportar situaciones de mucho estrés. Nos preparan durante tres años para ser Operador de Reactor (dos para el caso de Operador de Turbina), con exámenes donde el aprobado es un 8 sobre 10 en cada asignatura, hacemos más de 400 horas de simulador de alcance total y aprendemos constantemente de los errores propios y ajenos. Una vez adquirida experiencia en el puesto, nos preparan para obtener la Licencia de Supervisor emitida por el CSN, durante otro año y medio. Estudiamos física nuclear, resistencia de materiales, mecánica, electricidad, instrumentación, protección radiológica, factores humanos y legislación. Dedicamos una semana completa de cada siete a formarnos teórica y prácticamente mediante simuladores. No somos ni genios ni superdotados, simplemente personas muy bien preparadas que han trabajado mucho para conseguir su empleo.

Hace unos días se produjo en Japón un desastre natural de dimensiones colosales: un terremoto de grado 9 junto con un tsunami de 10 metros. La central nuclear de Fukushima resistió correctamente al terremoto, pero el tsunami que le siguió dejó inutilizados los sistemas de refrigeración de emergencia, lo que condujo al accidente que todos conocemos. Con este mensaje quiero expresar lo que siente una persona responsable de la operación de una central nuclear ante lo que está pasando en Japón y en todo el mundo.

En primer lugar, siento lo que cualquier persona con un mínimo de humanidad puede sentir ante tanta desgracia y desolación: tristeza. En segundo lugar, siento una enorme solidaridad por los compañeros japoneses que trabajan para hacer frente al accidente de Fukushima, especialmente a los que lo hacen desde las Salas de Control. Creo que pocas personas como nosotros pueden acercarse a comprender lo que les está ocurriendo. Si les pudiésemos preguntar, nos dirían que no se consideran héroes, puesto que lo que están haciendo es parte de su trabajo. Pasamos tanto tiempo entrenando este tipo de situaciones que, aunque parezca exagerado, estamos acostumbrados a ellas. Creedme, esta situación la han simulado multitud de veces y saben lo que están haciendo. Por supuesto eso no les quita mérito, porque una cosa es un entranamiento y la otra es la realidad. No son kamikazes, son profesionales.

El tercer sentimiento que tengo es el de impotencia ante la enorme cantidad de comentarios, opiniones y juicios realizados por personas que no conocen de lo que hablan, o peor todavía, que intentan manipular a la población aprovechando el accidente. El miedo es un excelente aliado para conseguir los objetivos y algunos saben muy bien cómo canalizarlo. Mucha gente está angustiada innecesariamente. Se ha hablado de apocalipsis, descontrol, hecatombe, pero nadie dice que todos los muertos y desaparecidos de Japón lo son por el terremoto y posterior tsunami, que ese apocalipsis nuclear no ha producido todavía ningún muerto (y ojalá no lo produzca). La evacuación de la población y la permanente información están siendo fundamentales para ello. Nadie habla de los fallecidos en las refinerías de petróleo y en cualquier otra instalación.

Todos nos miramos al ombligo y pensamos si eso nos puede pasar a nosotros, si nuestras centrales son seguras. Nadie se pregunta qué pasaría en Barcelona o en Valencia si llegara un tsunami de 10 metros, ni qué pasaría en un estado de fútbol con cien mil espectadores ante un terremoto. Lo que ha pasado en Fukushima refuerza todavía más mi seguridad de que trabajo en un lugar seguro. Sinceramente, y utilizando las estadísticas (algo que no hace la gente habitualmente), tengo muchas más posibilidades de tener un accidente en el coche viniendo a trabajar.

Estamos totalmente de acuerdo con una revisión de la seguridad de nuestras centrales, porque la revisamos cada día. Periódicamente se comprueban todos los sistemas de seguridad de la central. Trabajamos en un sector donde se aprende constantemente de los sucesos en otras instalaciones. Cuando pasa algo en cualquier central del mundo, emite un informe explicando en detalle qué les ha sucedido. Ese informe nos llega a todas las centrales, analizamos si ese problema es aplicable a nuestra instalación y en caso positivo, qué medidas de seguridad tenemos para evitarlo. Si no son suficientes, se desarrolla una modificación de diseño para hacer frente al hipotético problema. En cada parada de recarga se añaden decenas de modificaciones, muchas de ellas relacionadas con los citados informes.

Quiero tranquilizaros a todos: las centrales nucleares son seguras y están operadas por personas muy conscientes de lo que tienen entre manos, con un grado muy alto de preparación y de compromiso con la sociedad. No somos parte del “lobby nuclear”, somos profesionales que creemos en lo que hacemos. Os invito a que preguntéis lo que necesitéis saber en el apartado de comentarios, porque no tengo ningún problema en explicar lo que sea necesario, ya sea de lo que está ocurriendo en Japón o de cómo funciona una central nuclear. Eso sí, prefiero mantener el anonimato porque no tengo ningún interés en ser la imagen de nadie y no represento a ningún colectivo, simplemente a mí mismo.

Gracias por leerme.



Por Colaborador Invitado, publicado el 21 marzo, 2011
Categoría(s): Divulgación