Expediente Hipnos

Por Luigargo, el 21 septiembre, 2011. Categoría(s): Escepticismo • Neurociencia

Después de la estremecedora noticia sobre niños hipnotizados en Colombia por un supuesto mago, me quedo hipnotizado y perplejo ante la pantalla.

No hay mucho que decir al respecto tras un somero análisis. Tampoco hace falta mucho recorrido erudito para saber qué límites tiene esta conducta.

Ni siquiera Freud, que puede ser considerado un psicólogo de la conciencia, confíó, después de sus primeros experimentos, en la capacidad terapéutica de la hipnosis.

Un mago fue detenido en la localidad de Mocoa, en el departamento colombiano de Putumayo, después de que una treintena de estudiantes a los que hipnotizó tuvieran que ser ingresados en el hospital, ya que no se podían despertar.

Medios colombianos informaron que el supuesto mago llevó a cabo una sesión colectiva de hipnotismo en la Institución Educativa Ciudad Mocoa, tras la cual algunos de los jóvenes no pudieron recuperar la conciencia, por lo que tuvieron que ser hospitalizados

Según le explicó a BBC Mundo el coronel Carlos Hernández, del Departamento de Policía de Putumayo, el suceso tuvo lugar durante un acto lúdico en la escuela.

«Unos 30 ó 35 estudiantes entraron en estado de shock, por lo que tuvieron que ser llevados al hospital», dijo Hernández, quien aseguró que «todos los jóvenes ya fueron dados de alta».

«Algunos entraron en shock por la hipnosis y otros al ver el estado de sus compañeros», explicó. Hernández confirmó que el mago fue detenido y ya pasó a disposición de la Fiscalía departamental acusado del delito de lesiones personal.

BBC Mundo

¿Qué fue lo que realmente sucedió en Mocoa? Para la psiquiatra infantil Pilar Arroyabe, los síntomas descritos entre los jóvenes del Putumayo coinciden más con una crisis de ansiedad colectiva que con una hipnosis.

“Me parece raro lo que sucedió. Quizás ya venían sugestionados ante lo que iba a pasar, estaban emocionados y esto desencadenó ese estado”, afirmó la psiquiatra, quien aclaró valdría la pena investigar si no estuvieron en contacto con alguna sustancia.

Los estados de hipnosis, explica Arroyabe, no son lo que generalmente la gente cree. Más que efervescencia emocional producen momentos de conciencia más tranquilos en los que las personas son sugestionables.

Lilia Lasso, directora encargada de la sede regional del ICBF, asegura que los psicólogos de la institución que acompañaron la atención de los menores creen que se trató de una “histeria colectiva” más que de un caso de hipnosis que no se podía superar.

En un artículo sobre hipnosis publicado en How Stuff Works, un proyecto de divulgación de ciencia que hace parte de la cadena de medios Discovery, los autores afirman que esta práctica poco tiene que ver con esa idea popular ampliamente difundida en que una persona se convierte en una especie de zombi capaz de cumplir cualquier capricho de su hipnotizador.

Nuestra moderna comprensión de la hipnosis contradice esta concepción en varios puntos”, señala el documento refiriéndose a un estado de trance caracterizado por una extrema sugestionabilidad, relajación y alta imaginación. En realidad no es algo similar al sueño. Por el contrario los sujetos están alertas todo el tiempo. Es más comparable a esos instantes del día en los que «soñamos despiertos»

La hipnosis es un estado intermedio entre el sueño y la vigilia. Hasta donde sabemos empíricamente resulta un estado próximo a la relajación que dista mucho de servir para la acción. Quiero decir que todo lo que nos venden (sobre esto habría un capítulo entero en el túnel de las maguferías) sobre hipnosis para adelgazar, estudiar, mejorar en cualquier sentido, no son más que especulaciones sin base científica.

Recuerdo cuando se pusieron de moda los realitys de magos hipnotizadores en la televisión. Fraude denigrante. No se puede hipnotizar al azar, tampoco se puede hacer de improviso, si la persona no lo desea resulta imposible y además no se consigue que se comporten como marionetas. Todo eso era espectáculo preparado, como lo de los niños de Colombia resulta de la excesiva megasugestión por parte del entorno y de la sensibilidad e imaginación de la infancia. Lo próximo será el flautista de Hamelin recorriendo guarderías, ludotecas y parques públicos. O tal vez, se me ocurre, granjeros hipnotizando a sus cabras para que den más leche, padres aplicando el método para que sus hijos amen la lectura y el buen comportamiento. Para qué vamos a gastar en amnestésicos si saldría más barato pagar unos cursillos a las enfermeras para hipnotizarnos. Si la Seguridad Social no lo aplica al ahorro es que no funciona. Si no hemos conseguido que esto sirva para enamorar, lo demás es pura superchería. El espectáculo debe continuar.