Los que hemos leído a Bernardo Atxaga sabemos que en contra de la creencia popular, las vacas no son tan tontas. Puede que efectivamente no vuelen, ni creo que la evolución las lleve a adoptar esta estrategia de huida en un futuro cercano, pero si hemos de compararlas con las palomas al menos «supuestamente» tienen un punto en común: saben orientarse mediante el campo magnético de la Tierra.

No tenemos mucha idea de cómo lo logran, pero a juzgar por las observaciones de unos científicos alemanes que revisaban fotografías aéreas, las vacan se acuestan a descansar alineando su cuerpo según el eje norte-sur, y saben también buscar el norte cuando salen a pastar.

Si tenéis ganas de indagar en el misterio os recomiendo leer en Nature The mystery of the magnetic cows en el que como veis, otros científicos muestran su escepticismo con la noticia.

Esta curiosidad, que me ha dejado pasmado como a un toro enamorado de la luna, la he encontrado en las 27 preguntas más curiosas de la revista Quo.