Creatividad científica y edad: deja la teoría para los más jóvenes

Por Juan Ignacio Pérez, el 26 diciembre, 2011. Categoría(s): Divulgación
El joven Albert Einstein

Dos de los más grandes físicos, Dirac y Einstein, pensaban que con 30 años de edad un físico estaba acabado. Existía y existe la opinión, bastante generalizada, de que la creatividad, al menos en ciencia y sobre todo en física, es cosa de jóvenes. Los análisis realizados en el pasado habían mostrado que los científicos galardonados con el Nobel de física habían realizado sus contribuciones más relevantes a edades más tempranas que los ganadores del premio de química o que el de fisiología y medicina.

Pero quizás las cosas no sean exactamente así. Un estudio sobre los científicos galardonados con el premio Nobel en las tres disciplinas mencionadas a lo largo del siglo XX (entre 1901 y 2008, para ser exactos) ha permitido alcanzar conclusiones que solo en cierto grado se compadecen con las suposiciones antes dichas.

Efectivamente, a lo largo de ese periodo, quienes ganaron el Nobel de física realizaron su contribución más relevante a una edad (37) ligeramente inferior a la de quienes obtuvieron el de química o el de fisiología (40). La diferencia, aunque significativa, es ciertamente modesta. Sin embargo, en lo relativo a  ese mismo criterio (edad a la que se había hecho la contribución merecedora del premio), sí hay grandes diferencias entre unas épocas y otras. A comienzo del siglo XX la edad a la que realizan esa contribución los galardonados con el premio era de 37 años en física y de 50 al final del periodo estudiado; en el de química pasa de 36 a 46; y en el de fisiología y medicina, de 40 a 45. Son diferencias muy importantes y, como veremos, obedecen seguramente a razones concretas.

En los tres campos considerados no son raras las grandes contribuciones realizadas por científicos jóvenes en los primeros años del siglo XX. En esa época, entre el 60% (físicos) y el 69% (químicos) de los premios Nobel de ciencia realizaron su contribución merecedora del galardón antes de los 40 años de edad, y alrededor de un 20% (para los tres campos) la realizaron antes de los 30. Sin embargo, a finales del siglo XX casi ninguno obtuvo el premio por aportaciones realizadas antes de los 30 años de edad; y antes de los 40 solo lo obtuvo el 19% de los físicos y ningún químico.

Pero además de esas tendencias generales, también se produce un fenómeno especial que solo afecta al cámpo de la Física, y que consiste en un aumento, a lo largo del primer cuarto de siglo, del porcentaje de científicos que realizan su gran contribución a edades jóvenes. En torno a un 30% de los ganadores del Nobel en la década de los veinte habían realizado su gran contribución con menos de 30 años, y en la de los treinta, alrededor de un 75% la habían hecho antes de los 40 años. A partir de esas fechas, las contribuciones por las que se otorgaron los premios fueron realizadas por científicos cada vez más mayores. Es precisamente el gran número de ganadores jóvenes del Nobel de física en el periodo 1920-1935 lo que marca la diferencia de esta disciplina con respecto a la química y a la fisiología.

Muy probablemente, el desarrollo de la mecánica cuántica, un nuevo campo del conocimiento que se inicia con Planck en 1900 y que se prolonga durante el primer cuarto del siglo XX, fue el causante de esa preponderancia de jóvenes físicos de gran nivel entre los galardonados cono el premio. Personajes como Heisenberg, Pauli y Dirac realizaron sus contribuciones merecedoras del Nobel antes de cumplir los 30 años. Y al respecto, es importante reparar en que ese primer cuarto de siglo fue un periodo de tiempo que se caracterizó por la prevalencia del trabajo abstracto-deductivo y por la obsolescencia del conocimiento anterior.

Otro elemento que debe tenerse en cuenta a la hora de valorar el que los grandes científicos realicen sus contribuciones más relevantes a edades cada vez más avanzadas es el del tiempo requerido para acumular el conocimiento básico de un campo del saber. Y dada la gran expansión que han experimentado las disciplinas científicas, cabe pensar que ese tiempo quizás ha venido siendo cada vez más prolongado.

Los autores del estudio idearon un modo sencillo de valorar en qué medida esos dos factores, -el carácter teórico o experimental de las contribuciones y el tiempo requerido para adquirir el necesario bagaje de conocimientos básicos en cada disciplina-, inciden en la edad a la que se realiza la contribución científica por la que se otorga el Nobel.

Por un lado, clasificaron los trabajos en dos grupos, en función del carácter más teórico o más empírico de la contribución y, por el otro, identificaron la edad a la que cada galardonado había alcanzado su máximo grado académico (el de doctor en el 98% de los casos), ya que consideraron esa edad como un indicador adecuado del tiempo necesario para adquirir los conocimientos básicos propios del campo científico. Y mediante un simple procedimiento de regresión lineal comprobaron que, efectivamente, los científicos cuyas contribuciones tenían una importante componente teórica realizaban su contribución más relevante 4,34 años antes (en promedio) que aquellos cuyo trabajo había tenido una mayor componente experimental. Y también comprobaron que por cada año de más que necesitaba un científico para alcanzar el grado de doctor, se prolongaba en 0,3 años la edad media a la que realizaba su gran contribución.

Después de realizado ese análisis, trataron de contrastar las conclusiones obtenidas a partir de ese procedimiento de regresión de lineal mediante otro tipo de comprobaciones independientes. De ese modo observaron que, efectivamente, las épocas en que había más contribuciones de carácter teórico eran aquellas en las que habían sido galardonados con el Nobel científicos cuya contribución había sido realizada en su juventud; y eso resulta especialmente evidente en el caso de la Física, campo en el que en la dácada de los 30 casi la mitad de las contribuciones fueron teóricas. Y también comprobaron que a lo largo de todo el siglo XX se fue prolongando progresivamente el tiempo necesario para que los ganadores del premio obtuviesen el título de doctor.

En síntesis, tenemos, por un lado, la prolongación del periodo de aprendizaje y adquisición de conocimientos básicos de una disciplina, prolongación que conlleva un retraso del momento en que los científicos realizan su contribución más relevante. Y por el otro, los trabajos con una mayor componente teórica se realizan a edades más tempranas. Al parecer este es un fenómeno acorde con lo que ocurre en otros contextos, en los que se ha observado que las contribuciones de carácter más abstracto y deductivo suelen realizarse a edades más tempranas que aquellas de carácter más inductivo y más basadas en conocimiento acumulado con anterioridad. Esa distinción es, además, consistente con un fenómeno conocido, como es el hecho de que las innovaciones más importantes en la historia de las matemáticas, que es la disciplina más abstracta y más basada en el método deductivo, han sido realizadas en numerosas ocasiones por personas muy jóvenes.

Así pues, y atendiendo al aspecto práctico de la cuestión, si eres un científico que ya ha superado la treintena, no desesperes, estás a tiempo de hacer tu gran contribución, esa que te abrirá las puertas del Nobel. Eso sí, procura dedicarte a cuestiones de carácter práctico o experimental; deja los asuntos teóricos para los más jóvenes.

Anexo: La relación que expresa la dependencia de la edad a la que se realiza la contribución merecedora del Nobel con respecto a la edad a la que se alcanza el grado de doctor y el carácter teórico/experimental de la contribución se muestra a continuación (entre paréntesis figuran los errores estándar de las estimaciones):

Edad contr. = 31,927 (2,812) + 0,304 (0,106) Edad doct. -4,434 (0,936) Contr. teórica

Las edades son variables cuantitativas (años); y el carácter de la contribución (Contr. teórica) es una variable categórica, que toma valor 1 cuando es teórica y valor 0 cuando es experimental.

Referencia: Benjamin F. Jones y Bruce A. Weinberg (2011): Age dynamics in scientific creativity PNAS 108: 18910-18914.



Por Juan Ignacio Pérez, publicado el 26 diciembre, 2011
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