Hace tan sólo unos momentos (el artículo se encontraba hasta hace unos minutos embargado) el Observatorio Europeo Austral (ESO, European Southern Observatory) ha dado a conocer un “experimento” con el cual pretendía demostrar la existencia de vida… en la Tierra. Sí, puede sonar un poco raro, y de hecho enfocar un telescopio como el VLT (que en realidad son cuatro telescopios con espejo primario de 8 metros) hacia la Luna debe ser un “chuchazo” de luz impresionante.
Imagínense: se analiza la luz que vemos de la Luna, que proviene de la luz reflejada de la Tierra (que, a su vez, proviene del Sol). Es decir, que lo que hacen es analizar nuestro reflejo, ya que nuestro satélite hace de espejo.
La idea era aplicar de una manera novedosa una técnica ya existente para, una vez encontremos planetas más allá del Sistema Solar (los denominados exoplanetas) similares a la Tierra, podamos determinar si hay vida en ellos. Por supuesto, la tecnología tendrá que avanzar mucho para que podamos hacer esto con total fiabilidad (actualmente se ha conseguido determinar la presencia de algunos elementos, como el potasio, en las atmósferas de algunos planetas gigantes gaseosos).
Analizando la luz reflejada por la Luna los investigadores “descubrieron” que en nuestra atmósfera se dan ciertas combinaciones de gases que delatan la presencia de vida orgánica. Tal y como se afirma en la nota de ESO, en nuestra atmósfera “los principales gases biológicos que se producen son el oxígeno, el ozono, el metano y el dióxido de carbono”, pero estos gases pueden estar ahí sin que implique la existencia de vida.
Esto me recordó que, en las misiones enviadas a Marte no se busca “vida” en sí misma, sino que se estudia el ambiente, intentando determinar su habitabilidad en el pasado. Al parecer, una vez que la vida deja de existir, deja pocos rastros: por ejemplo, el metano puede desaparecer de una atmósfera en unos pocos cientos de años si no se repone por una fuente activa. La desaparición de la vida puede implicar la desaparición de todo rastro de su paso por el planeta… (corramos un tupido velo).
Lo realmente interesante de este estudio realizado con el VLT es que el equipo ha analizado el brillo de la Tierra aplicando la técnica de la espectropolarimetría. Y es que la luz reflejada por un planeta se polariza, mientras que la de la estrella no. Así puede distinguirse de algún modo la potente luz que emite la estrella del débil reflejo que nos llega del objeto planetario. La polarización implica que el campo magnético y el campo eléctrico de la luz “vibran” en una dirección determinada. La espectropolarimetría analiza tanto el espectro electromagnético como la polarización. Esto podría abrir las puertas a una futura técnica que se utilizaría con el fin de saber si el exoplaneta que estamos observando cuenta con océanos o con vegetación. Lo de que haya vida inteligente ya es otra historia.
Nota de prensa de ESO: http://www.eso.org/public/spain/news/eso1210/
Artículo científico y equipo de investigación:
Sterzik, M., Bagnulo, S., & Palle, E. (2012). Biosignatures as revealed by spectropolarimetry of Earthshine Nature, 483 (7387), 64-66 DOI: 10.1038/nature10778
El equipo está compuesto por Michael F. Sterzik (ESO, Chile), Stefano Bagnulo (Observatorio de Armagh, Irlanda del Norte, Reino Unido) y Enric Palle (Instituto de Astrofísica de Canarias, Tenerife, España)
Natalia Ruiz Zelmanovitch (París, 1972) se dedica a la divulgación de la ciencia. Se licenció en Traducción e Interpretación (Francés/Inglés) por la Universidad de Granada y es Experta en Planificación y Gestión Cultural y Experta en Comunicación Social y Divulgación de la Ciencia. Ha trabajado en radio y televisión. Sus labores en comunicación científica se han desarrollado en el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), el Centro de Astrobiología, CSIC-INTA (programa Consolider del Gran Telescopio Canarias (GTC) y programa AstroMadrid), el Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid (CSIC) (programa Consolider ASTROMOL y NANOCOSMOS_ERC) y el Instituto de Física Fundamental (CSIC). Es miembro de la ESO Science Outreach Network en España. Ha colaborado en programas de radio como «Galaxias y Centellas» (Radio Autonómica de Canarias), «El canto del grillo” (RNE) y «Carne Cruda Radio». Cuando puede, elabora audiovisuales de divulgación científica. Es miembro de la Asociación Española de Comunicación Científica (AECC). Tiene una cuentofilia febril (http://www.cuentofilia.com/) y desde que descubrió la astrocopla vive sin vivir en sí misma. Y le encanta «El enigma Agustina».