Los antidepresivos, los tranquilizantes y el PSA: una anécdota personal

Por Colaborador Invitado, el 22 mayo, 2012. Categoría(s): Medicina

A primeros de agosto de 2011 me diagnostican claustrofobia y depresión. Como  había tenido claustrofobia unos tres años antes, la médico de cabecera me puso el mismo tratamiento anterior: alprazolam y paroxetina.

El  alprazolam es un tranquilizante,  de efecto  rápido  del grupo de las benzodiacepinas, que se utiliza sobre todo para la ansiedad, fobias y trastornos de pánico.

La paroxetina es un antidepresivo del grupo de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) en las sinapsis de las células nerviosas del cerebro.

Una neurona o célula nerviosa se compone de un cuerpo celular y unas prolongaciones o neuritas entre las que se distinguen las pequeñas y, generalmente  abundantes y ramificadas, llamadas dendritas y una única y larga denominada cilindro eje o axón. Se denomina sinapsis al modo de comunicación de una neurona con otra  o con un músculo o glándula. La separación entre neuronas o espacio sináptico es de unos 20 nanómetros.

En el dibujo inferior se pueden ver una neurona típica y una sinapsis con sus características principales.

El impulso nervioso va de las dendritas al cuerpo de la neurona donde se interpreta y del cuerpo celular al axón. Este impulso nervioso se produce por despolarización de la membrana y es de naturaleza eléctrica. Sin embargo debido al espacio sináptico existente entre las neuronas la comunicación entre ellas o entre una neurona y un músculo o glándula se produce mediante sustancias químicas denominadas neurotransmisores. Estos se acumulan en vesículas en la parte terminal del axón o zona presináptica.

Cuando a esta zona llega el impulso nervioso (eléctrico)  hace que se abran los canales de calcio y  provoquen la unión de las vesículas con la membrana presináptica, la ruptura de las vesículas y la expulsión de sus neurotransmisores en el  espacio sináptico. En la dendrita (zona postsináptica) existen receptores para estos neurotransmisores. Su acoplamiento abre canales iónicos o de otro tipo que provocan la despolarización de la membrana de la dendrita y trasmiten el impulso eléctrico. Los neurotransmisores no captados pueden ser destruidos por enzimas, recaptados por la membrana presináptica, acoplarse en autorreceptores presinápticos, etc.

Los neurotransmisores son producidos en el soma o cuerpo celular de la neurona, o en la propia terminación psináptica del axón, a partir de precursores químicos aportados por la  alimentación y liberados por la sangre en el tejido nervioso. Los psicofármacos ( fármacos del cerebro) actúan modificando algún paso del metabolismo de los neurotransmisores, síntesis, transporte, almacenaje transmisión sináptica y destrucción o recuperación postsináptica.

Además de las sinapsis químicas, existen también las sinapsis eléctricas, en que la separación entre neuronas es de tan solo uno o dos nanómetros.

¿Como se llegó históricamente al empleo de los antidepresivos y tranquilizantes y al descubrimiento, funcionamiento y efecto de los neurotransmisores y del Sistema Nervioso?

Por dos caminos de investigación independientes, el neurológico y el químico.

Camino neurológico. Algunos hitos históricos.

Una de las ideas que tardaron en aceptarse fue que el cerebro era el centro de las funciones psíquicas.

En el papiro Smith, copiado hacia el 1600 a. de C. de un original anterior (2500-3000 a. de C.) se relacionan 17 lesiones de cerebro y médula con lesiones funcionales del cuerpo.

En la cultura occidental se suele considerar  a Alcmeon de Crotona (c.500 a.C.) como el primero que consideró el cerebro como el centro de la sensaciones y de la vida psíquica. Dijo que los órganos de los sentidos (vista, oído, olfato y gusto) estaban unidos al cerebro a través de vías de comunicación huecas (poros) por las cuales circulaban las sensaciones. Su obra “Sobre la naturaleza” se ha perdido.

En el Corpus Hippocraticum no se menciona a Alcmeón, sin embargo Max Wellmann dice que “El morbus sacro” fue escrito por algún discípulo de aquel.

Demócrito conocía los escritos de Alcmeon y tambíen consideraba el cerebro como centro de las sensaciones.Lo sorprendente es que Aristóteles que conocía bien las ideas de Alcmeon, volviera a situar en el corazón las sensaciones y el pensamiento.  Al cerebro lo consideraba un órgano refrigerador de la sangre.

Los médicos alejandrinos Herófilo y Erasístrato (alrededor  del siglo III a de C.) volvieron a situar las facultades psíquicas en el cerebro. La mayoría de sus escritos se han perdido.

Finalmente Galeno en el siglo II expuso su teoría sobre el cerebro y los nervios, basada sobre los descubrimientos de los alejandrinos, que perduró durante toda la Edad Media y parte del  Renacimiento.

El cerebro era el centro de la vida sensitiva y el cerebelo de la vida motora.

Los nervios eran huecos y tenían doble función, sensitiva y motora.

Los espíritus animales producidos en el cerebro (en los ventrículos) se movían por los nervios y producían las sensaciones.

Descubrió el nervio que inerva la laringe y provoca la fonación. También   comprobó que al seccionar la médula de animales por distintos puntos se afectaban diferentes funciones corporales.

En 1791 Luigi Galvani observó que ancas de rana que tenía colgadas sobre ganchos de cobre en un balcón de hierro se contraían como si estuvieran vivas. A partir de esta observación y de otras pruebas que realizó llego a la conclusión de que los nervios son recorridos en toda su extensión por una corriente eléctrica que llega hasta las terminaciones nerviosas que están en contacto con el órgano-receptor  provocando en éste una respuesta. Por ejemplo, Galvani comprobó que si  aplicaba una corriente eléctrica sobre el nervio motor de una pata de rana, la pata se flexionaba sobre el muslo.

En 1838 el botánico Matthias Schleiden afirmó que los vegetales son agregados de células .Al año siguiente Theodor Schwann dijo que existe un principio general de construcción para todas las producciones orgánicas y este principio es la producción celular.

Virchow desarrolló estas ideas y creo la teoría celular basada en dos dogmas fundamentales:

El cuerpo humano esta constituido por células.

Toda célula procede de otra célula (omnis cellula e cellula).

Publicó sus ideas en una serie de  veinte capítulos  publicados en forma de libro en 1858:”Patología celular basada sobre Histología  patológica y fisiológica”

Ramón y Cajal  hizo una serie de descubrimientos entre los años 1888 y 1892 que se conocen como doctrina o teoría de la neurona:

La neurona es la unidad estructural y funcional del sistema nervioso.

Las neuronas son unidades discretas, que no forman tejidos ni están unidas entre ellas como sostenía la teoría reticular defendida por Camilo Golgi.

La polarización dinámica de las neuronas hace que la excitación nerviosa se propague desde las dendritas al cuerpo celular y de éste al axón.

La dendrita  fue llamada así por William  His en 1889. Valdeyer en 1891 denominó la neurona y, en 1897 Sherrington la sinapsis.

Ramón y Cajal y Camilo  Golgi recibieron el Premio Nobel de M edicina en 1906 por sus trabajos sobre el sistema nervioso. Los dos habían estudiado el sistema nervioso utilizando las mismas técnicas (Golgi  había inventado la tinción argéntea y Cajal la había perfeccionado) y similares herramientas  y habían llegado a conclusiones opuestas.La razón de esta discrepancia es que los microscopios ópticos no podían observar las sinapsis que tienen unos 20 nanómetros de espesor.

No se pudo ver la hendidura sináptica hasta el invento del microscopio electrónico. La primera microfotografía de una sinapsis se publicó en 1955 por Palay  y  Palade.

En 1921 Otto Loewi  demuestra que la comunicación entre la neurona motora y el órgano efector se realiza mediante una sustancia química. En 1936 recibió el Premio Nobel de Medicina junto con Henry Dale  por sus descubrimientos de la excitación y transmisión química de los impulsos nerviosos.

En 1954 la farmacóloga británica Marthe Vogh  descubre el primer neurotransmisor cerebral, la noradrenalina.

En el siglo XX y en lo que va del XXI se han realizado multitud de descubrimientos sobre el sistema nervioso.

Sin embargo, a  pesar de los extraordinarios progresos de la neurología, los descubrimientos de los medicamentos antipsicóticos en la década de 1950  fueron consecuencia del progreso de la química. Antes de analizar este segundo camino de investigación, volvamos a mi historia.

Entre los múltiples efectos del alprazolam y la paroxetina me voy a fijar en dos: el aumento en la necesidad de orinar y una sensación difícil de definir , mezcla de angustia, dolor, náusea, atenazamiento  en la boca del estómago (epigastrio).

A partir de su consumo pasé de levantarme a orinar una vez o ninguna por la noche a dos o tres veces. Como los tomé juntos no sé la contribución de cada uno. Si leemos el prospecto cualquiera de los dos puede provocarlo.

La sensación en la boca del estómago me la producía sin duda ninguna la paroxetina. Solo sentía alivio cuando por la tarde, después de tomar media o una pastilla de alprazolam y saltándome la recomendación, la acompañaba con una o dos copas de cerveza o vino.

La psique, o la mente o la conciencia tiene una idiosincrasia especial. Cuando tienes un daño físico en un órgano generalmente te duele ese órgano, sin embargo cuando te duele” el alma” lo sientes en  la boca del estómago o se te hace un nudo en la garganta o se te oprime el pecho. Lo lógico sería sentirlo en el cerebro.

No me hagáis mucho caso, porque mi psique está un poco tocada.

En teoría, el malestar en la boca del estómago va disminuyendo con el tiempo, sin embargo, yo seguía igual. Alguien me aconsejó que tomara omeprazol, pero yo que por mi afición a la nutrición conozco los peligros de las interacciones de los alimentos o hierbas con los medicamentos (por  ejemplo el pomelo o la hierba de san Juan) y  también de los medicamentos entre si, consulto el prospecto de omeprazol y veo que puede aumentar los efectos de las benzodiacepinas, con lo que decido esperar a la visita médica. Me atiende otra médica (no estaba mi doctora)  y me aconseja que pruebe con excitalopram. Empiezo con 10 miligramos y a los cuatro días me desaparece el malestar del epigastrio. Poco después me vuelvo a sentir mal y vuelvo a mi doctora. Me sube el excitalopram a una pastilla de 20 mg y me receta omeprazol. Pronto empiezo a sentir un dolor  en el estómago, diferente al que me produce el  escitalopram y decido tomar el omeprazol un día sí y dos no.

El 10 de octubre me decido a coger el autobús y voy a ver a un psiquiatra particular.

Paso por un pasillo estrecho a un salón. Cuando se va la persona que está esperando, me acerco a una ventana, aparto las cortinas y me encuentro con un gran paredón de ladrillo. ¡Parece que este psiquiatra es partidario de la técnica de inmersión!

Su despacho, sin embargo, tiene un gran ventanal y me encuentro a gusto. Le comento que su salón es un poco claustrofóbico y me dice que nadie se ha quejado, con lo que deduzco que yo debo estar muy mal, y eso que hoy tengo un día bueno.

– La otra ventana del salón da a un patio muy bonito -me comenta-

– Con la otra no lo intenté

Le cuento lo que me pasa y lo que estoy tomando. Me  dice que los médicos de cabecera saben poco de esto. Me aconseja que tome imipramina retard 75 mg. Le pregunto si tiene efectos secundarios y me contesta que muy pocos y que además me puedo seguir tomando las dos cañas habituales.

– La imipramina es un medicamento menos purificado que los actuales y te servirá para la depresión y la agorafobia, ahora ésta comprende la claustrofobia

– Ya lo sé, y es curioso porque a mí me da miedo entrar en casa y a muchos agorafóbicos les da miedo salir de ella

– A veces me vienen representantes de farmacéuticas con un nuevo producto y me dicen: tiene el 80 % de efectividad de la imipramina. Yo les contesto: para que quiero el 80 si ya tengo el 100.

Le comento que me ha dicho la doctora que el escitalopram es el que cura y el alprazolam es sintomático. Me dice que todos son sintomáticos. Le pregunto si no me faltará algún neurotransmisor y me dice que no, que yo no tengo ningún trastorno. Achaca mis problemas en parte a no saber pensar. Me comenta que es algo que debería ser obligatorio en la escuela. Estoy completamente de acuerdo.

– Si  no tengo ningún problema químico y me dan un ISRS y me siento mejor, ¿como se explica esto?

– Porque te bloquea las emociones

– Entonces, ¿por qué los psicóticos se curan con los neurolépticos?

– Porque ellos si tienen un trastorno químico

Le cuento que estoy haciendo relajación y visualización y también MDR y EFT por mi cuenta y me dice que hay cientos de métodos válidos. Posteriormente me entero que el MDR y la EFT no han demostrado su validez científicamente. Es curioso porque no creo que haya ningún centro privado que no los emplee.

– Cuando estoy con la crisis, siento miedo del infierno. ¿Es posible que sea por el miedo que nos infundió la religión de pequeños? Yo tengo claro que las religiones y el infierno son inventos de los hombres, pero respecto a Dios siempre queda la duda. ¿Se me quitará ese miedo?

–  Respecto a las religiones estoy de acuerdo contigo. Cuando mejores seguro que se te quitan esos miedos.

Me dice que un tratamiento psicoterapéutico sería largo y no cree que yo esté dispuesto a seguirlo. Me recomienda un libro y hacer algún curso de relajación y otras técnicas.

Vuelvo a la “cárcel” de Canillejas y continúo arrastrándome entre las plazas de Eurípides y la de los Yonquis (plaza Céfiro) y pateando las calles. Tengo acatisia, solo estoy “menos mal” andando o tumbado. Distintas causas producen los mismos efectos. Es difícil saber si son los medicamentos o la propia ansiedad lo que me la provoca.

Mi empatía y mi percepción de las desgracias aumenta. Me identifico con el perro al que se le doblan las patas traseras, su dueño lo pone en pie y a los pocos pasos se le vuelven a caer. Me meto en la piel del señor de la silla de ruedas, de la niña que grita y del viejo que no puede sentarse sin ayuda. Es un sentimiento inútil, porque no ayuda al otro, y a mí me atormenta.

Por fin el día 26 de octubre tengo cita con el psiquiatra de la Seguridad Social . Me sube la dosis. Le comento que tengo miedo de engancharme al alprazolam y me dice que no me preocupe, que estoy tomando la dosis de un niño. Me comenta que si  no me recupero habría que probar con la venlafaxina.  Le cuento la recomendación de la imipramina y me dice que tiene muchos efectos secundarios.

Cuando me sube el excitalopram  a 30 miligramos (con opción a subir más), le comento  que en el prospecto no recomiendan subir de 20. Me dice que los americanos son unos exagerados. Me pide cita para la psicóloga y me dice que enviará los informes al médico de cabecera. Mi relación con el psiquiatra ha terminado.

Me he hecho un análisis y tengo 4.1 de PSA (antígeno prostático específico).

Tacto rectal bien. Me dice el  urólogo que si dentro de 4 meses me ha subido me tendrá que hacer una biopsia. Me manda un ecografía.

Me da una hojita “Consejos higiénicos para el cuidado de la próstata”. Leo: Su problema, más que una enfermedad, es una consecuencia de la evolución lógica a través de los años del  varón”.

¿Evolución lógica? No creo que tenga lógica ninguna. La hiperplasia de próstata y el aumento de PSA sería lógico si aumentara también la producción de semen con los años, pero no parece ser el caso. También es verdad que con los años crecen los pabellones auriculares y no mejora, que sepamos, la audición.

Me surge una pregunta, y ésta ya en serio. La hipertensión se ha considerado durante mucho tiempo que aumentaba con el envejecimiento, como una consecuencia inevitable de éste, hasta que se descubrieron varias sociedades con consumo de sal  bajo y que eran normotensas toda la vida. ¿Podría ocurrir lo mismo con la HBP?  El hecho de que no todo el mundo la desarrolle parece apoyar esta idea. Me resulta raro que entre los mamíferos solo la desarrollen el hombre y el perro.

Me ha sorprendido una frase del blog pacotraver.wordpress.com  escrita en el post psicofármacos: el estado de la cuestión (I). “Pues efectivamente estos primitivos neurolépticos eran demasiado sedantes, llevaban a los pacientes hacia la hipotensión, la hipertrofia prostática…”

Volveré sobre este asunto, más adelante, con algunas observaciones personales.

Había en la hojita de consejos, dos que me parecían curiosos:

“Mantenga relaciones sexuales regularmente de una forma relajada” .

¿Lo de forma relajada quiere decir sin excitarse? cuando uno está tomando antidepresivos y tranquilizantes que son una “joya” para el sexo, y tiene la moral por los suelos y la libido ídem  el consejito tiene miga.

El siguiente consejo tampoco tiene desperdicio:

“No piense en su próstata. La ansiedad puede originar síntomas psicosomáticos”.

¿Más todavía?

No es que yo piense constantemente en la próstata, es que la próstata no se olvida de mí, me empuja  a ir al baño y me dificulta la tarea.

La ecografía bien y el PSA mal, pero  esto  será tema del siguiente post.

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Este artículo participa en los Premios Nikola Tesla de divulgación científica y nos lo envía Julián González González. Técnico de Sistemas Informáticos y Comunicaciones.

Bibliografía:

  • GARCÍA BARRENO, Pedro, El legado de Hipócrates, Espasa-Calpe, S.A.,2008,Madrid
  • THUILLIER, Jean, El nuevo rostro de la locura, Editorial Planeta, S.A.,1981,Madrid
  • MEYER,Philippe, La revolución de los medicamentos, Espasa-Calpe, S.A.,Madrid,1986
  • BRAILOWSKY, Simón, Las sustancias de los sueños, Fondo de Cultura Económica, Mexico, 1955


Por Colaborador Invitado, publicado el 22 mayo, 2012
Categoría(s): Medicina