La magia del Doctor Extraño

Por superfilosofia, el 29 noviembre, 2012. Categoría(s): Divulgación

Dentro del universo marvelita hay un mago que brilla sobre cualquier otro, de hecho, consiguió alzarse con el título de gran hechicero, título, que hasta entonces, ostentaba su maestro.

Las habilidades que tiene el Doctor Extraño nos van a permitir reflexionar sobre cómo es el mundo. El Doctor Extraño es capaz de conectar con otras dimensiones, de manejar y hablar con los espíritus, es un maestro de la magia capaz de materializar objetos de la nada, etc. En resumen, el mundo del Doctor Extraño es un mundo dualista, la cuestión que nos planteamos es ¿y nuestro mundo? ¿es dualista?

El dualismo ha sido una de las concepciones filosóficas que más han influido en la sociedad a lo largo de los tiempos, sin ir más lejos, prácticamente todas las religiones, incluidas las abrahámicas, son dualistas. Si queremos encontrar cual ha sido el filósofo al que debemos esta concepción del mundo, entonces tendremos que detenernos en René Descartes. René no ha sido el único en defender esta concepción del mundo, pero sí que quizás sea uno de los más relevante de todos ellos. El problema que lleva a Descartes a plantearse el dualismo es uno de los problemas más difíciles de resolver, el problema del cuerpo y la mente.

Para Descartes el universo es dualista, estaría compuesto de dos sustancias, la material y la mental. Lo primero que tenemos que aborda es el concepto de sustancia. Una sustancia se caracteriza por sus propiedades pero es más que el simple agregado de esas propiedades, es la cosa que ostenta dichas propiedades(1). Para Descartes, por un lado tenemos el cuerpo, que sería una sustancia, en este caso esa sustancia sería la materia. Por otro lado tendríamos una segunda sustancia, la mental. Fijemos que según la definición de sustancia que hemos expuesto, la mente no sería un simple conglomerado de pensamientos sino aquello que piensa, según este punto de vista estaríamos hechos de dos sustancias, el cuerpo material y la mente inmaterial. Esta postura ontológica se la conoce como «dualismo de las sustancias».

Este dualismo, como ya hemos mencionado, es el pilar de las religiones. En las religiones abrahámicas el ser humano está compuesto precisamente de esas dos sustancias que hemos expuesto, la diferencia es que a la mental se la llama, espíritu, alma etc. Dentro de este marco de referencia se abre la posibilidad a que haya personas descarnadas, es decir, mentes o espíritus sin cuerpo. A fin de cuentas, recordemos que la mente sería una sustancia inmaterial que es la que piensa, aquí pensar se está usando en términos generales, podemos incluir, el recordar, el amar, el odiar, el resolver ecuaciones etc., es decir, todo lo que solemos identificar como una persona sería esa sustancia inmaterial, llamesmole mente o alma, el resto, esto es, el cuerpo, simplemente sería un vehículo del alma. Merece la pena resaltar lo fácil y sencillo que nos resulta pensar en estos términos dualistas, es suficiente darse un paseo por obras de ficción para ver lo natural que nos resulta creer que somos una sustancia inmaterial dentro de otra material. Las aventuras del Doctor Extraño son un buen ejemplo de ello.

Obviamente esta postura dualista no está exenta de problemas y dificultades, las cuales no son precisamente menores. Probablemente la crítica más demoledora hacia esta postura ontológica la realizó, Gilbert Ryle. Este filósofo llegó a caricaturizar esta postura con el sobrenombre de «el fantasma en la máquina». Para Ryle este dualismo es sencillamente un error categorial, dejemos que sea el propio Ryle, quien con unos sencillos ejemplos nos explique en que consiste esto de un error categorial:

En primer lugar indicaré, con una serie de ejemplos, lo que significa la frase error categorial.

A un extranjero que visita Oxford o Cambridge por primera vez, se le muestran los colleges, bibliotecas, campos de deportes, museos, departamentos científicos y oficinas administrativas. Pero luego pregunta;¿Dónde está la universidad? He visto dónde viven los miembros de los colleges, dónde trabaja el registrador, dónde hacen experimentos científicos, pero aún no he visto la universidad donde residen y trabajan sus miembros. Se le tiene que explicar, entonces, que la universidad no es otra institución paralela o una especie de homólogo de los colleges, laboratorios y oficinas. La universidad es la manera en que todo lo que ha visto se encuentra organizado. Cuando se ven edificios y se comprende su coordinación, puede decirse que se ha visto la universidad. Su error parte de la inocente suposición de que es correcto hablar del Christ Church, la Bodleian Library, el Ashmolean Museum y de la universidad, como si la universidad hiciera referencia a un miembro adicional de la clase de la que son miembros los otros elementos. Erróneamente se ha asignado a la universidad la misma categoría a la que pertenecen aquéllos[…]

[…] De manera similar Juan Pérez puede ser pariente, amigo o enemigo de José González, pero no puede serlo del contribuyente medio. En cierto tipo de discusiones, Juan Pérez puede hablar con sentido del contribuyente medio, pero se desconcertará cuando tenga que explicar por qué no lo encuentra en al calle, como suele encontrar a José González.[…]

[…]En tanto que Juan Pérez siga creyendo que el contribuyente medio es un ciudadano más, se inclinará a pensar que es un ser inmaterial, un fantasma que está en todos lados y en ninguno.

Gilbert Ryle

El propósito destructivo que persigo con estas consideraciones es mostrar que la teoría de la doble vida tiene origen en un conjunto de profundos errores categoriales. La representación de una persona como si fuera un fantasma misteriosamente oculto en una máquina deriva de este hecho.

Más allá de caer en un error categorial, esta ontología dualista presenta otros problemas. En el primero de ellos ya pensó el propio Descartes. La cuestión es ¿cómo es posible que lo inmaterial interactúe con lo material? Esto es de vital importancia, nuestra mente tiene que interactuar con nuestro cuerpo de alguna manera, de no ser así, por mucho que pensáramos en levantar el brazo, éste jamás se movería. Descartes señalo la glándula pineal como el lugar donde ocurre dicha interacción, pero aun dando por bueno esto, indicar donde sucede algo no es explicar cómo sucede.

En efecto, la interacción entre lo material y lo inmaterial se presenta imposible. Hasta donde sabemos la materia está compuesta de partículas y dichas partículas interaccionan unas con otras intercambiando otras partículas, todas estas partículas tiene determinadas propiedades, dependiendo de estas propiedades actuaran de una forma u otra frente a otras partículas. Para que lo inmaterial pudiera actuar sobre lo material debería adquirir las propiedades ante las cuales lo material reacciona, es decir, lo inmaterial debería tener propiedades materiales.  Aquí aparecen al menos dos opciones, una sería que lo inmaterial en realidad sería algo material, dicho de otro modo, la sustancia inmaterial no existiría, o que lo inmaterial se convirtiera en material cada vez que ambas sustancias interaccionan. Esto, claro está, no hace sino añadir cuestiones más complicadas y que no parecen tener respuesta, ¿cómo es posible que lo inmaterial se convierta en material?

No obstante,  podemos pensar: «el universo no sólo está hecho de partículas sino también de energía», pero al pensar así estamos incurriendo en un error categorial.  La energía no existe en el mismo sentido en el que existen las partículas, de forma similar a como la universidad no existe en el mismo sentido en el que existen los colleges, por seguir con el ejemplo de Ryle.

Podemos decir, de forma somera y muy aproximada que la energía es una propiedad de los objetos, podemos decir, mira ese coche que se mueve a determinada velocidad tiene una energía cinética de tanto. Pero no tiene sentido hablar de energías desligadas de los objetos, si recurrimos a la masa, el ejemplo queda más claro. Nadie afirmaría que la masa existe independientemente de los objetos, podemos señalar y decir, mira esa silla tiene una masa de X, ese árbol tiene una masa de X, ese planeta tiene una masa de X, esa partícula tiene una masa de X, etc., pero no podemos señalar y decir mira una masa. Con la energía sucede lo mismo, a fin de cuentas, como ya nos enseño Albert Einstein, la masa y la energía vienen a ser más o menos lo mismo. Quizá alguien este pensando ¿y la luz? ¿acaso la luz no es energía? No, la luz son fotones, esto es, partículas, y dichas partículas tiene una determinada energía. Resumiendo, lo que hay en el universo son partículas que interaccionan unas contras y todas esas partículas tendrán una masa y una energía. La energía no es una sustancia inmaterial sino una propiedad más de la materia.

Estas reflexiones nos hacen dudar de que el mundo sea dualista. Quizás existan esas dos sustancias, pero parece difícil, por no decir imposible, que puedan interactuar la una con la otra. Podemos reflexionar sobre la posibilidad de la existencia de una sustancia inmaterial desde el punto de vista de la información.

Para transmitir información o almacenarla se necesita un soporte físico, sin dicho soporte la transmisión o almacenamiento de la información es imposible. Un ejemplo es la transmisión de información por radio. Todos hemos oído hablar de las modulaciones de AM y FM, en este tipo de transmisión, la información se codifica mediante variaciones en la amplitud de la onda electromagnética (AM), o mediante variaciones en la frecuencia de dicha onda (FM).

Recordad que aunque ahora estemos hablando de ondas, según la mecánica cuántica, toda onda es al mismo tiempo una partícula, así pues, seguimos teniendo partículas, si usamos la terminología de las ondas, es porque en este caso resulta más sencillo entender el ejemplo desde esa perspectiva. Podemos pensar también en la información que está corriendo por los circuitos del ordenado, la cual está codificada en las corrientes eléctricas, si hay electrones se interpreta como un «1», si no hay, como «0», esto, claro está, es un simple convenio, puede hacerse la revés si se quiere.

Otro ejemplo, en los discos duros de los ordenadores la información se almacena en dichos discos creando series de hendiduras que representan cadenas de unos y ceros. Y si pensamos en  nuestra capacidad de hablar, la información se transmite mediante ondas de presión. Siempre que queremos transmitir o almacenar información necesitamos un soporte físico con cierta estructura, de tal manera que podamos introducir modificaciones en esa estructura que representen los símbolos que queramos transmitir, dichos símbolos, pueden ser cadenas de unos y ceros, o las palabras que transmitimos mediante ondas de presión cuando hablamos.

¿A dónde nos lleva todo esto? Hagamos un pequeño experimento mental para averiguarlo. Imaginemos que tenemos delante un frigorífico, lo abrimos, y en la cubitera, en uno de los cubitos de hielo, tallamos con un punzón una letra, por ejemplo la «H», si cerramos el frigorífico y lo abrimos pasado un tiempo seguiremos viendo la H tallada en el cubito de hielo, pero ¿qué pasa si sacamos la cubitera y esperamos a que los cubitos de hielo se deshagan? Entonces nos resultará imposible observar la letra «H», ahora bien, dentro de la cubitera seguiremos teniendo lo mismo, un montón de moléculas de agua (H2O), la diferencia estriba en que al congelar el agua las moléculas de la misma se alinean de determinada forma creando la estructura del hielo, estructura que podemos modificar, en este caso, con un punzón para almacenar información en el mismo.

Doctor Extraño

Al dejar que se deshaga el hielo la estructura desaparece y nos quedamos con una sopa de moléculas en la que es imposible modificar su estructura de alguna manera para almacenar la información. Dicho de otra forma, para almacenar o transmitir información necesitamos un soporte físico, es decir, material, por lo tanto aunque una sustancia inmaterial pudiera interactuar con otra material de alguna forma, sería imposible que la sustancia inmaterial contuviera o comunicará algún tipo de información.

Y este problema es demoledor para la concepción dualista, a fin de cuentas, si pienso en levantar el brazo, estoy manejando cierta cantidad de información, información que por lo que hemos visto no puede ser ni almacena ni transmitida por una sustancia inmaterial, por lo tanto, el mero hecho de que piense en levantar el brazo, y que de hecho, lo levante, es una demostración palpable de que no somos entes dualistas, no parece que estemos hechos de dos sustancias.

El mundo del Doctor Extraño es un mundo dualista, donde las fuerzas del bien y del mal no paran de combatir. La magia, los espíritus, el misticismo, etc. están al orden del día, es un mundo de fantasía como tantos otros que nos permiten normalmente soñar y evadirnos de la realidad, pero que también nos brindan la opción de pensar sobre si nuestro mundo es cómo el que aparece en esas historias. No parece que así sea, y esto pone sobre la mesa la fantástica imaginación de los creadores de dichas historias, gracias a su imaginación, sus lectores podemos disfrutar de otros mundos y reflexionar sobre la naturaleza del nuestro.

Para pensar más:
(1) – Dualism (Standford Encyclopedia of Philosophy)
(2) – El concepto de lo mental (Gylbert Ryle)
(3) – Meditaciones y el Discurso del método (René Descartes)
(4) – 50 Cosas que hay que saber de filosofía
(5) – A little history of philosophy



Por superfilosofia, publicado el 29 noviembre, 2012
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