The Quiet Earth, 1985

Por Sergio L. Palacios, el 7 enero, 2013. Categoría(s): Certifrikadas

Zac Hobson se despierta aturdido una mañana cualquiera. Todo se encuentra en silencio absoluto. Mira por la ventana y no ve movimiento alguno, no se escucha ni el más leve sonido humano. La gente ha desaparecido.

Dicho así, El único superviviente (The Quiet Earth, 1985) parece una versión cinematográfica más de la novela de Richard Matheson Soy leyenda (I Am Legend, 1954). ¿Quién no recuerda al apolíneo Charlton Heston o al reconvertido Will Smith, ambos rodeados y perseguidos por criaturas vampíricas fanáticas y enloquecidas?

Pero no, no se crean ustedes que El único superviviente es una más de ellas. Muy al contrario, las similitudes son contadas y, sobre todo, la idea central en la que se basa la trama es mucho más original. No se trata ahora de una plaga o un virus ni cualquier enfermedad contagiosa. En esta ocasión, la causa de la desaparición de prácticamente toda la humanidad se encuentra en un experimento ultrasecreto conocido por el nombre en clave flashlight; y Zac Hobson trabajaba en él.

Al parecer, “el efecto”, que así es como Zac denomina al experimento flashlight, no ha matado a las personas, pues sus cadáveres no aparecen por ningún lado. Simplemente, han desaparecido o han sido enviadas a un lugar que nunca queda claro en el film. Tan sólo han sobrevivido quienes estaban a punto de… bueno, eso será mejor que lo sepan viendo esta entretenida película neozelandesa.

El caso es que el susodicho “efecto” ha provocado cambios en algunas constantes físicas universales, como la carga del electrón, la partícula con carga eléctrica negativa presente en la corteza atómica. Este cambio en el valor de la carga del electrón ha provocado que el Sol experimente unas extrañas oscilaciones en su luminosidad que son las que desencadenan periódicamente “el efecto”.

Zac descubre que una de esas oscilaciones se acerca y decide actuar. Conduciendo un tráiler cargado con explosivos se dirige al centro de investigación espacial donde trabajaba en el proyecto flashlight y…

EPÍLOGO: Cuando descubrí esta pequeña joya del cine de ciencia ficción de bajo presupuesto, no me esperaba en absoluto nada parecido en cuanto a originalidad. La deliberada ocultación de las explicaciones científicas, el final abierto a múltiples interpretaciones que no les he querido desvelar y alguna que otra escena absolutamente irreverente que ha hecho mis delicias al ver la película, constituyen de por sí razones más que suficientes para no dejarla escapar. Espero que la disfruten, al menos como yo la he disfrutado.

Certifrikación: 7/10



Por Sergio L. Palacios, publicado el 7 enero, 2013
Categoría(s): Certifrikadas