El doctor Joseph Buchanan es un científico del siglo XXI que trabaja en un proyecto para el ejército cuyo propósito consiste en fabricar un arma superavanzada. Cuando finalmente lo logra, su hazaña trae consigo desafortunados efectos secundarios: unos extraños fenómenos atmosféricos acompañados por fisuras espacio-temporales.
De regreso a su casa, Buchanan se ve sorprendido por una de estas fisuras y es trasladado, junto con su coche computerizado, a la Suiza de 1817. Nada más llegar y ante la atónita mirada de los lugareños, entra en una posada donde conoce inesperadamente a Victor Frankenstein, el personaje de la célebre novela de Mary Shelley. Incomprensiblemente, parece ser que los viajes temporales provocados por sus experimentos también han conseguido mezclar realidad con ficción.
En efecto, en la Ginebra de principios del siglo XIX no solamente conviven el doctor Frankenstein con la autora de una de las obras más inmortales de la literatura universal, considerada por muchos como la primera novela de ciencia ficción propiamente dicha, sino que, asimismo, se encuentran presentes lord Byron y el futuro esposo de Mary, el poeta Percy Shelley. Igualmente, la Criatura parece estar desencadenando el terror por toda la comarca, incluso antes de que Mary Shelley concluya su propia obra (la primera edición de Frankenstein o el moderno Prometeo se publicó en enero de 1818, meses después de la época en que transcurre la acción de la película).
La película, dirigida por el grandérrimo Roger Corman, está basada en una novela homónima de uno de los mayores talentos contemporáneos, nada menos que Brian W. Aldiss. Un aceptable y entretenido film menor sobre viajes en el tiempo, horror gótico, salpicado de tres o cuatro escenas “gore” y un final, cuando menos, sorprendente.
Ah, y no os perdáis a John Hurt (El hombre elefante y Alien) en el papel de Joseph Buchanan y Raúl Julia (La familia Addams) como Victor Frankenstein. Los ojos y las manos de la Criatura son para tener pesadillas…
Certifrikación: 6/10
Doctor en física y profesor titular de física aplicada en la universidad de Oviedo, donde trabaja desde 1990. Ha investigado en el campo de las guías ópticas y solitones ópticos en medios no lineales. Divulgador por vocación, ha colaborado con distintos medios, como las revistas QUO y Redes para la Ciencia o el suplemento Ciencia del diario El Correo. Desde el año 2004 imparte la asignatura «Física en la Ciencia Ficción» en la que intenta llevar la física a todos los estudiantes de la universidad a base de analizar los aspectos científicos que se muestran en el cine, los cómics y la literatura de ciencia ficción. Ha publicado dos libros de divulgación: «La guerra de dos mundos» (2008) y «Einstein versus Predator» (2011).