Alerta magufo: De la bioneurodescodificación, corazones pensantes y otras hierbas

Por Colaborador Invitado, el 8 mayo, 2013. Categoría(s): Alerta Magufo


A continuación reproducimos la carta de un lector pidiendo consejo. Nos ha parecido tan acertada que le hemos pedido permiso para publicarla íntegramente, ya que creemos que puede servir de ayuda a otras personas que busquen información veraz y crítica sobre el señor Corbera y su «obra».

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Hace una semana terminé de leer «El mundo y sus demonios» de Carl Sagan. Hace dos días, una amiga cercana me habló de su asistencia a cursos de «Bioneurodescodificación» impartidos en varias partes de España. Tengo 31 años, soy ingeniero informático y me considero bastante versado en un buen número de ramas de la ciencia, por lo que no tardé mucho en visitar en Youtube alguna de las charlas de Enric Corbera (uno de sus máximos exponentes en la «divulgación»).

Mi asombro aparece aproximadamente en el minuto cuatro de este vídeo, cuando expone ante su auditorio la tesis de que el campo electromagnético terrestre está influenciado significativamente por el campo magnético generado por las neuronas de nuestro corazón y que, en los últimos años, éste ha disminuido porque nuestras actuaciones no son coherentes con nuestras actitudes (grosso modo).

Me siento incapaz de sintetizar mejor una cháchara de casi tres horas donde se insertan conceptos de psicología, ciencia y pseudociencia, en un batiburrillo bastante indigerible pero repleto de técnicas coercitivas comunes a este tipo de manifestaciones y una hábil forma de exponer. El público asiente a todo lo que dice el ponente, le ríe las gracias, repite el mantra «tomar conciencia» a intervalos de unos cinco minutos, y ve con buenos ojos que, desde el principio de la charla, el ponente deniegue cualquier pregunta porque, cito aproximadamente, «le interrumpe y de todas formas lo va a dejar todo totalmente claro, y si no lo entiende es que tiene interferencias [magnéticas]». Sigue con que la gente debería pensar menos con el cerebro (que es «tonto del culo», según él) y más con las recién descubiertas 40.000 neuronas del corazón. Un poco más de bla, bla, bla, y una bomba más: que las técnicas de biodescodificación (hipnosis, PNL…) pueden curar el cáncer. Todo esto aderezado con varios «¿me seguís, corazones?».

Probablemente no movería un dedo si mi amiga y su pareja no hubieran creído a pies juntillas la sarta de incoherencias, inexactitudes y razones veladas -pero obvias para todos los que piensen con el corazón-, repitiendo literalmente varios de los mantras centrales de las charlas. Pensaría que igual es una moda pasajera y que ya se les pasaría.

Probablemente si no hubiera leído «El mundo y sus demonios» justo hace una semana, habría pensado que, total, si ellos son más felices creyendo que la ciencia es otra creencia más, y además equivocada porque «no sabe que nosotros creamos nuestra realidad cuando la imaginamos», pues allá ellos, y que la selección natural haría el resto.

Probablemente no me hubiera preocupado personalmente si no hubiera comentado en la charla que el movimiento tiene el apoyo oficial de varias Universidades de Cuba (mencionan Doctor Miguel Enriquez y Victoria de Girona en la Habana) y Perú (donde se imparte como asignatura en varias carreras universitarias), y sus intentos de presión para que se oficialice a nivel nacional. Tengo fresco el anuncio de la asignatura de homeopatía en la Universidad de Sevilla.

Pero lo de curar el cáncer ha sido el principal detonante. De habladurías pasa a jugar con la vida de personas. Y además, propaga semejante atentado a la salud pública sin que aparentemente nadie levante una voz sobre el asunto. Quizá esté exagerando.

Sólo quizá, pero la alternativa me parece peligrosa. Todo esto se ha juntado para moverme a hacer la petición a profesionales con más talento (y con más acceso al talento), recursos y poder de difusión para tratar el tema y poner sobre aviso al mayor número de gente posible sobre este burdo (y tristemente efectivo) intento de manipulación de masas. Huelga decir que, con los tiempos que corren y ayudados por una base científica pobre o nula, hay mucha gente propensa a querer creer que puede controlar la realidad e incluso problemas como el cáncer aprendiendo una serie de principios.

No quiero que se me entienda mal: partes de lo que dice son efectivamente ciertas, entendiendo como ciertas «contrastables por medios oficiales de la ciencia moderna», como la reciente epigenética, o la evolución del geomagnetismo terrestre a lo largo de los últimos siglos. Partes de lo que dice parecen efectivamente recomendables (como mantener una actitud positiva ante la vida). Pero las explica con argumentos exóticos, las amalgama y mezcla de forma aberrante y las usa como pretexto para introducir o explicar conceptos realmente peligrosos.

Tampoco es que santifique a la ciencia. Entiendo que la ciencia es una metodología imperfecta practicada por gente imperfecta que trata de extraer el máximo de conocimiento a partir de la mejora consecutiva de los modelos propuestos para entender y predecir la realidad, y que queda muchísimo por hacer y explorar; máxime, en el campo de la medicina. No soy un dogmático de lo que diga una cierta autoridad y soy cauteloso sobre cualquier artículo hasta que esté plenamente refrendado por la mayoría de grupos de científicos. También considero imprescindible a corto, medio y largo plazo para el desarrollo de la especie que los fundamentos de la ciencia y su metodología de depuración de errores sean más difundidos entre la población. Al menos, antes de que esta gente disperse los fundamentos de «su» ciencia y dentro de un par de décadas tenga que asistir a un médico que me recete agua diluida rodeada de imanes.

Como colofón, en alguno de los vídeos** se puede ver cómo se manipula a la audiencia mostrando un artículo científico (en la época probablemente lo era) del periódico El País de 1982 acerca de Albert Popp, uno de los muchos «científicos» que toman como base para sus demostraciones «científicas»***.

En resumen, este asunto es algo que me queda grande; a pequeña escala, me temo que he perdido a esos amigos, que se muestran altamente reticentes a cualquier intento de exposición de ideas que no cuadre con sus nuevos preceptos. Por eso considero que sería muy recomendable centrar el «Agenda Setting» de tantos focos de divulgación masiva como fuera posible, sobre un artículo desmontando (y no es excesivamente difícil en la parte teórica incluso con conocimientos básicos, pero sí en la social) este entramado de engaño sistemático.

Mi deseo sería el que alguno de (o todos) los medios con los que contacto con este mismo texto (actualmente dos de mis referencias en castellano para la consulta del «estado del arte» de la ciencia y la tecnología, El País y Muy Interesante, y una página web que he encontrado por casualidad buscando más información sobre el tema, Naukas.com), alguno de los medios, decía, pudiera llevar a cabo un artículo de investigación en profundidad en el que se expusiera de forma profesional (y fácil de entender para el público general) por qué el movimiento de la Biodecodificación (ahora rebautizada como Bioneuroemoción, si no he entendido mal) es un fraude, y se pueda contribuir a frenar en la medida de lo posible su popularización o la extensión de movimientos similares.

Si no tienen ningún tipo de interés en el artículo, agradecería una respuesta (aunque corta) en dicho sentido. También quiero pedir disculpas (más por ser políticamente correcto que por sentirlo honestamente) por la longitud del correo. Considero que expreso la información mínima necesaria para exponer la gravedad del asunto. En cualquier caso, muchas gracias por vuestra atención, y reciban un cordial saludo.

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Recibimos este correo de Emilio Molina Cazorla, natural de Castellón, ingeniero superior en informática y licenciado en Comunicación Audiovisual, ambas en la Universitat Jaume I de Castellón. Actualmente codirige la empresa de desarrollo de videojuegos «Ninja Fever».



Por Colaborador Invitado, publicado el 8 mayo, 2013
Categoría(s): Alerta Magufo