Reduccionismo agresivo

Por Pablo Rodríguez, el 24 septiembre, 2013. Categoría(s): Física

jupiterA menudo escuchamos que la ciencia es reduccionista como si esto fuese algo negativo; son muchos los que acusan a la ciencia de intentar explicarlo todo, y lo que según ellos es peor, de lograrlo en gran cantidad de ocasiones.

Es éste un tema que suele levantar enconados debates. Sin embargo, el propósito de éste artículo no es ahondar en la “herida”, si se quiere llamar así, sino algo mucho más modesto: compartir un par de citas curiosas.

El premio Nobel de física Richard P. Feynman contaba que en cierta ocasión un poeta le acusó, como representante del mundo científico, de haber eliminado la belleza de las estrellas al convertirlas en simples bolas de gas.  La respuesta de Feynman fue brillantísima:

Yo también puedo admirar las estrellas, y sentir su belleza. Pero, ¿veo más o veo menos? La inmensidad del universo espolea mi imaginación; me veo subido en ésta especie de carrusel, dónde mi pequeño ojo es capaz de captar luz emitida hace millones de años (…) No desvirtúa para nada el misterio el saber un poquito más. Cuánto más maravillosa es la verdad que cualquier cosa que hubiera podido imaginar un artista del pasado. ¿Por qué no hablan de ello los poetas?, ¿qué clase de hombres son aquellos poetas que pueden hablar de Júpiter como si fuera un hombre, pero la idea de una inmensa bola de metano y amoniaco les hace callar? [1]

Ésta hermosa cita siempre me recuerda a una anécdota que viví en el instituto. Nuestro profesor de química nos dijo lo siguiente:

Cuando creéis que estáis tocando algo, lo que sentís es realmente una interacción electromagnética entre los átomos de vuestros dedos y los del objeto tocado. Los átomos no chocan entre sí como si fuesen pelotas, nada de eso tiene sentido a escala microscópica. Pero no os dejéis cegar por los detalles: si los átomos de un puño interaccionasen violentamente con los átomos de una cara, el resultado no sería menos doloroso que un puñetazo.

Si bien mi profesor nunca fue honrado con un premio Nobel, su frase fue lo suficientemente elocuente e impactante como para que hoy, más de una década después, la recuerde casi palabra por palabra. Seguro que él estaría orgulloso de saber que alguien, aunque sea un humilde divulgador como yo, le cita en la misma página que a Richard Feynman.

[1] Traducción libre.



Por Pablo Rodríguez, publicado el 24 septiembre, 2013
Categoría(s): Física