Las bases físicas de la homeopática: el artículo Rey

Por Arturo Quirantes, el 5 diciembre, 2013. Categoría(s): Alerta Magufo

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Como físico, creía tener bien claras las bases científicas de la homepatía. Dichas bases se resumen en una palabra: nada. La teoría es inexistente, los datos experimentales no apoyan ningún efecto más allá del placebo, y los artículos favorables se publican en revistas de escasa fiabilidad. Imaginen mi sorpresa cuando me leo un reciente comunicado de Boiron sobre los mecanismos de acción de la homeopatía, en el que afirman tajantemente que la Física puede explicar la validez de la dilución casi infinita de los productos homeopáticos, y por tanto su eficacia:

«La investigación física estudia la organización estructural y las propiedades físico-químicas de las altas diluciones. Trabajos efectuados en termoluminiscencia demuestran una modificación de la estructura física de las diluciones de cloruro de litio y de cloruro de sodio en relación a las de su solvente. Así las propiedades de los medicamentos homeopáticos serían fruto de su estructura y no de su composición química

Lo que más me llamó la atención fue la referencia bibliográfica. Los pro-homeópatas suelen publicar en revistas pro-homeopáticas, donde cuentan con las simpatías del editor y no son tan picajosos con molestos detalles como seguir el método científico. En este caso la situación es muy distinta puesto que estamos hablando de Physica A, una publicación indexada, con un índice de impacto que la sitúa en la posición 28 de 83 dentro de su grupo (Physics, Multidisciplinary), revisión de pares, etc.

¿Significa eso que por fin hay un artículo científico serio, revisado por pares y publicado en una revista seria y de calidad, que apoya un posible mecanismo de actuación de la homeopatía?

En apariencia, hay mucha gente que lo piensa así. He recorrido un buen puñado de blogs en los que el autor critica a la homepatía por carecer de bases científicas, y de modo casi invariable aparece alguien blandiendo el artículo de Physica A.

Esto es algo muy serio. Ya no estaríamos hablando de un estudio clínico sin doble ciego, de efectos placebo o de discusiones «a mí me funciona.» Quizá los homeópatas nos han dado el argumento definitivo, y los escépticos como usted y yo debamos inclinar la cabeza y aceptar el hecho. Humildad ante todo.

No le veo inclinando la cabeza y pidiendo disculpas, querido lector. Hace bien. Si algo me han enseñado años de práctica leyendo (y escribiendo) artículos científicos es que no todo es lo que parece (¿recuerdan el caso del Informe Suizo?). Vista la importancia potencial del artículo de Louis Rey, y siguiendo la máxima de Sagan «afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias,» me puse las gafas críticas y examiné cuidadosamente el artículo de Rey en busca de explicaciones alternativas, posibles defectos experimentales, fallos en la teoría; en suma, cualquier cosa que pudiera deslucir las conclusiones.

Comencemos, si le parece, por el principio. En 2003, Louis Rey publicó un artículo titulado «Thermoluminiscence of ultra-high dilutions of lithium chloride and sodium chloride» (Physica A, Vol 323, pp. 67-74, 2003) en el que estudiaba diversas muestras mediante una técnica llamada termoluminiscencia. Esencialmente, se toma una muestra a muy baja temperatura y se la somete a una emisión de energía (rayos X o gamma). Conforme la muestra se calienta, la energía absorbida es liberada de nuevo en forma de luz, y la señal obtenida nos da información sobre la estructura de la muestra.

Rey usó esta técnica para examinar los llamados «puentes de hidrógeno,» un tipo de enlaces entre moléculas de agua. Utiliza para ello dos tipos de agua: el agua tradicional (H2O) y el agua pesada (D2O), donde el átomo de hidrógeno ha sido sustituido por uno de deuterio. Tras someterlas a termoluminiscencia, las muestras se van calentando lentamente. Aparecen un pico de irradiación cuando la temperatura alcanza los 120 kelvins (K) y otro a los 160-170K, los llamados «Pico 1» (Peak 1) y «Pico 2» (Peak 2). El autor asocia este último pico a la existencia de los puentes de hidrógeno.

Figura 1, Physica A

A continuación, Rey utiliza muestras de H2O y D2O que contienen cloruro de litio y cloruro de sodio en concentraciones variables, hasta llegar a una dilución tal que no debería quedar ni un ión en la muestra (Rey habla de 10-30 g/cm3). En ese grado de dilución, las tres muestras (D2O, D2O+cloruro de litio, D2O+cloruro de sodio) deberían ser D2O puro, y en consecuencia deberían mostrar las mismas señales de termoluminiscencia. Pero no lo hacen. Eso quiere decir que la adición de esas sustancias ha alterado la estructura del disolvente, y que incluso tras haberlas retirado de la disolución (por medio de una dilución extrema), sus efectos permanecen en el agua pesada pura. En cierto modo, las sustancias han dejado una especie de impronta en el patrón de puentes de hidrógeno, impronta que permanece.

Y eso es precisamente lo que afirma la homeopatía: que no se trata de la cantidad de moléculas diluidas, sino de su efecto en el disolvente. De ser cierto lo que ha publicado Rey, eso significaría que las refutaciones basadas en el número de Avogadro y lo absurdo de las diluciones casi infinitas no serían prueba científica de la inexistencia de efectos homeopáticos. Punto a favor de la homeopatía.

A no ser, claro, que el artículo tenga sorpresas escondidas. Que las tiene. Una lectura crítica me ha mostrado un número de irregularidades que, en su conjunto, reducen la validez del artículo de Rey a la nada. Estos son los mandamientos que el artículo de Louis Rey incumplió.

No mencionarás una teoría sin justificar por qué sirve

La tesis inicial de Rey pasa por la suposición de que las señales de termoluminiscencia de las muestras de agua se deben a la existencia de puentes de hidrógeno entre las moléculas de agua. Puesto que las muestras se congelan por debajo de la temperatura del nitrógeno liquido (casi -200ºC), se me hace muy cuesta arriba aceptar que la estructura de puentes de hidrógeno del agua líquida se conserva a esas temperaturas. Rey no hace el menor esfuerzo para justificar por qué sí se conserva. No solamente eso, sino que no justifica en absoluto la hipótesis de que los puentes de hidrógeno sean la única causa, o la causa principal de las señales. ¿No hay nada más que pueda producirlas?

Resulta que lo hay. El hielo tiene estructura cristalina, y dicha estructura puede contener imperfecciones: defectos de red, microburbujas. El propio Rey menciona en su artículo que «en ese mecanismo [la termoluminiscencia], las imperfecciones en la red juega un papel importante y se consideran el lugar donde aparecen los centros luminiscentes» Sin embargo, se centra en el pretendido papel de esos puentes de hidrógeno y se olvida de explicaciones alternativas. Todo lo explica mediante los puentes de hidrógeno.

Pero resulta que la estructura cristalina del hielo depende de la presión y de la temperatura, y los expertos distinguen diversos tipos. Resulta que, a la presión atmosférica, la temperatura a la que aparece el segundo pico de termoluminiscencia de Rey (-100ºC) es precisamente la temperatura a la que el llamado hielo Ic efectúa un cambio de fase y se convierte en hielo Ih (pueden verlo en la gráfica de este estupendo artículo en Naukas). Es decir, cambia de estructura. ¡No es de extrañar que aparezca un pico de señal tan claro!

No incluirás charlas de pasillo como referencias bibliográficas

Para el señor Rey, el «pico 2» es una señal que se debe a los puentes de hidrógeno, y sólo a los puentes de hidrógeno. La justificación viene dada en una de las seis referencias del artículo de Physica A. Debe ser algo importante. ¿Cuál es la fuente de esta hipótesis? ¿Algún artículo, conferencia, libro? No. La referencia 6 dice sencillamente: «J. Teixeira. Personal communication, 1998

La expresión «personal communication» es una fórmula elegante de decir «me lo dijo ese señor de allí.» En el mundo científico se prefieren referencias bibliográficas más serias, que cualquiera pueda consultar. «Personal communication» es algo menos sólido, pero se acepta en algunas circunstancias. Puede referirse a un trabajo de otro científico que aún está en desarrollo, algo que otro grupo esté considerando publicar o mostrar, trabajos cuyo éxito no esté todavía claro, una idea que un compañero me ha comentado en el último congreso científico y puede ser interesante; en definitiva, es una alusión a algo provisional. No es una fórmula que se utilice mucho, ya que los científicos prefieren poder consultar las referencias personalmente, y son reacios a aceptar los «me lo dijo ese señor» si hay otras opciones mejores.

Yo he visto pocos ejemplos de ello. Lo que nunca he visto es una «personal communication» efectuada cinco años antes de la publicación del propio artículo. Si algún colega me hace alguna comunicación personal y no se molesta en publicarla en cinco años, suele haber motivos para dudar de ella.

Déjeme que se lo repita bien clarito para que no se le pase por alto: la tesis central del artículo de Rey (que los puentes de hidrógeno imprimen su impronta incluso en dilución casi infinita, y que eso se puede medir experimentalmente) está justificada en base a una conversación que tuvo con otra persona cinco años antes.

Esa persona, por cierto, es José Teixeira, del Laboratorio Leon Brillouin del CNRS francés. He encontrado un artículo suyo de 2007 («Can water possibly have a memory? A sceptical view» Homeopathy vol. 96, pp. 158-162, 2007), en el que se muestra bastante escéptico acerca de la posibilidad de que el agua pueda retener una memoria de cualquier tipo:  «Este artículo resalta el hecho de que tal idea no es compatible con nuestro conocimiento del agua pura.» Con relación a la supuesta pureza del agua, Teixeira se muestra cauto y avisa: «es sorprendente que en publicaciones relativas a soluciones en dilución alta, se asuma ‘pureza’ química basándose en el propio procedimiento de dilución. De hecho, la mayoría de los estudios están lejos del ‘agua pura.’ »

Un consejo que a Rey le hubiera venido de perlas en 2003.

No convertirás un barrunto en una teoría

[ADVERTENCIA: Este punto fue omitido de la versión original por un fallo mío. Lo presento ahora, tal cual debía haber sido publicado. Sí aparece en la copia de este mismo artículo en mi blog]

La explicación del Pico 2 en base a los puentes de hidrógeno es algo que Rey comienza suponiendo «como una primera hipótesis» tras esa «personal communication» con Teixeira. Deseoso de ampliar información, conseguí contactar con el señor Teixeira, y lo que me ha revelado resulta muy interesante.

Me comenta que la idea de relacionar el Pico 2 con los puentes de hidrógeno vino en base a una analogía con el espectro de vibración que él había encontrado en mediciones de agua ultrafría mediante dispersión de neutrones. La idea es que la molécula de agua vibra de modo distinto según el número de enlaces que forme con moléculas cercanas.

¿Y cómo sabe Teixeira que esa sugerencia, válida para el agua bajo bombardeo de neutrones, sería aplicable al hielo a -200ºC sometido a rayos X o gamma? En realidad no lo sabe, y no lo tiene claro en absoluto: «Soy consciente de que hay un fuerte salto desde un modelo vibracional, usado en el estado líquido, a [su uso en] electrones excitados en el hielo… sería feliz si hubiese una buena interpretación.» De hecho, es el primer sorprendido por el hecho de que el D2O proporcione una seña muy diferente a la del H2O: «muy misterioso,» afirma.

Como ven, la «personal communication» fue tan sólo una posible interpretación basada en una analogía sugerida por un científico de otro campo distinto, y basada en que lo que sucede en el agua pudiera suceder también en el hielo. Un científico responsable hubiera tomado esa hipótesis con pinzas en lugar de asumirla como hecho probado. Rey no era, en este sentido, un científico responsable.

No marearás al público con gráficas inadecuadas

El agua pesada es rara, cara, y ciertamente no se utiliza en homeopatía. Se supone que el motivo que tuvo Rey para usarla es que el D2O presenta señales más claras e intensas. Veamos otra vez la gráfica:

Figura 1, Physica AVean cómo hay dos escalas verticales. La de la izquierda (que va de cero a 200) corresponde al deuterio D2O; la de la derecha (que va de cero a 4) es la del agua tradicional H2O. Ambas gráficas se han combinado en una imagen con el fin de a) ahorrar espacio y b) mostrar que en ambas muestras hay picos significativos. A partir de ahora, el autor solamente hablará de D2O, olvidando que el H2O tradicional siquiera existe.

Para intentar justificar que el «Peak 2» es el correspondiente a los puentes de hidrógeno, el autor incluye una gráfica similar para una sustancia llamada formamida. Según el autor, «se sabe que presenta fuertes enlaces de hidrógeno,» pero no dice en qué grado son más fuertes ni nos da referencia bibliográfica alguna, solamente una gráfica.

Figura 2, Physica A

El problema es que esta gráfica no apoya la tesis de los puentes de hidrógeno. En realidad, no nos dice nada. El motivo es la escala en el eje vertical. No sabemos si la «luz emitida» por la formamida y por el agua tienen la misma escala de intensidad final, ni en qué unidades o condiciones se han medido. De hecho, ni siquiera sabemos la concentración de la formamida. No tenemos forma de comparar ambas gráficas salvo cualitativamente.

No jugarás con los botones de intensidad

Sigamos con los factores de escala. La gráfica relativa al agua (ligera y pesada) está hecha bajo una irradiación de 10 kGr (kilograys), y la de la formamida está a 30 kGr. Como nos recuerda el propio autor (nos incluye una gráfica), la señal medida depende de la irradiación inicial. Y lo hace de manera complicada y no lineal; es decir, duplicar la dosis de rayos gamma no necesariamente duplica la señal obtenida. El autor bien que se aprovecha de ello: pasar de 10 a 30 kGr aumenta la altura del Pico 2 de ambas agua (ligera y pesada), ¡pero reduce la altura del Pico 1!

Fíjense en la sutileza. Al comienzo, quiere vendernos la hipótesis de que el pico 2 está relacionado con los puentes de hidrógeno, así que escoge un nivel de irradiación en el que ese pico 2 da una señal elevada y clara. Luego dice que añadir cloruro de litio disminuye ese pico. Ahora lo mejor es escoger una intensidad tal que el pico 2 ya sea débil de por sí. Y por eso nos vamos a 32 kGr, donde las tornas se cambian y el pico 2 aparece más débil que el 1. Luego añade un poco de cloruro de litio, y el pico 2 desaparece. ¿Explicación? El cloruro de litio «se sabe que suprime los puentes de hidrógeno.» Nuevamente se le olvida dar datos numéricos, referencias bibliográficas ni nada que no sea creer en su palabra. Y ya que hablamos de palabra, ni una sola sobre por qué ha escogido esas irradiaciones.

La dilución escogida hasta este punto ha sido pequeña, pero ahora el autor se va a poner serio. Toma diluciones 15CH, que en teoría no deberían contener ni un sólo ión de sal. La cantidad de luz emitida parece depender de lo que hayamos diluido antes: la muestra que tenía cloruro de litio muestra casi cuatro veces menos señal que la muestra de agua pesada pura. Pero ahora cambia tanto la intensidad inicial (tan sólo 0,4 kGy) como el tipo de irradiación, pasando de los rayos X a los gamma. Bonita manera de impedir la comparación entre gráficas. Y nuevamente nos quedamos sin saber si las diferencias se deben al efecto homeopático de las sales, o sencillamente a la aparición de otros efectos (defectos en el hielo, por ejemplo).

El autor incluso afirma que la caída en la señal es mayor en el caso del cloruro de litio respecto al caso del cloruro de sodio, y que el motivo es que el cloruro de litio suprime mejor los puentes de hidrógeno. ¿Por qué? «Por el mayor tamaño del ión de litio,» afirma. A ver que yo recuerde: hidrógeno, litio, sodio, potasio… Si no me engaña la memoria, el sodio está debajo del litio en la tabla periódica. Eso significa que tiene mayor masa y número atómicos… y en consecuencia mayor tamaño. Fail.

Estoy asombrado, pero no demasiado. Estoy seguro de que si el cloruro de sodio hubiera bajado más la señal que el cloruro de litio, el autor habría encontrado alguna otra explicación.

No tomarás el nombre de Nature en vano

En 1998, Rey llegó a publicar en la mismísima revista Nature. Para los no entendidos, Nature es como el New York Times de la ciencia. Si algo sale allí, automáticamente se le presupone un aura de seriedad y rigor; así que si Rey tiene allí un artículo, debe ser algo serio ¿verdad? ¡Error! Presumir de que has salido en el New York Times mola, pero  eso depende mucho de si apareces en la portada, en las necrológicas, en los sucesos o en un anuncio de fertilizantes.

Lo que publicó Rey en Nature fue una columna en la sección «products of science.» Rey se limitó a describir una aplicación de la termoluminiscencia para analizar la estructura de líquidos. Imagino que si los de Nature hubieran sabido que estaban dando pábulo a la homeopatía se lo habrían pensado dos veces. Rey fue cauteloso y se limitó a sugerir posibles aplicaciones que pueden «ayudar a discriminar las soluciones de partida y, tal vez, ayudar a entender sus estructuras particulares

La columna incluyó dos figuras. Examínelas cuidadosamente y juguemos a las siete diferencias:

¿Han visto las diferencias? Yo tampoco. ¡Son la misma figura!
¿Han visto las diferencias? Yo tampoco. ¡Son la misma figura!

No seas tan parco, o tan parcial, describiendo tus materiales

Es habitual mencionar al suministrador del material de laboratorio. De ese modo se proporciona al lector la máxima información de lo que se ha hecho o cómo. Mencionar a un fabricante, un suministrador o un modelo de aparato particular en ningún modo se considera como una adhesión o un reconocimiento de sus cualidades. En ese sentido, destaca la descripción del instrumental de termoluminiscencia empleado  por Rey: cero. Nada. Ni una palabra. Ni siquiera nos indica dónde se efectuaron las mediciones, ya que el artículo no muestra filiación profesional alguna, tan sólo una dirección de Lausana, Suiza.

Esto en sí es una carencia, pero no invalida el artículo. Lo comento porque me resulta curioso el contraste con la preocupación del autor por recordarnos quién le trajo las muestras: «nosotros preparamos, por cortesía de BOIRON LABORATORIES, diluciones ultra-altas…» Por la descripción, parece que Boiron les proporcionó las sales y el autor las diluyó él mismo. Pero ¿realmente es Boiron el único suministrador de cloruro de sodio y litio que podían haber encontrado? Llámenme picajoso si quieren, pero me recuerda a esos «anuncios» de programas de televisión del tipo «Este jueves a las 24:00 horas, en Milímetros Cúbicos, estaremos en el campeonato de Montecarlo; hablaremos con Pepe Corredor; y evaluaremos el nuevo Ford Pocus, un coche asombroso y perfectamente bien equipado que combina maniobrabilidad y altas prestaciones para conseguir una experiencia de conducción única al conductor, todo por un precio razonable, con un bajo consumo y nivel de emisiones que roza lo increíble, y no se nota que nos han pagado por decir esto, ahí va, se me ha escapado, borra esto luego, Paco»

No dirás que tus resultados son reproducibles si no lo son

En un párrafo del artículo, Rey proclama entusiasmado que ciertos resultados resultaron ser «reproducibles en el curso de muchos experimentos diferentes idénticos.» Creo que con ese «diferentes idénticos» se refiere a medir múltiples veces las muestras en idénticas condiciones. Ahora bien, ¿se midieron siempre las mismas muestras, o se usaron muestras diferentes? ¿Cómo se promediaron las medidas? El autor no lo dice, ni indica cuántas veces se realizaron esas mediciones. Si estamos ante la misma muestra medida una y otra vez, su entusiasmo parece el de un niño que mide diez veces una mesa y siempre obtiene el mismo resultado.

En un intento por buscar reproducibilidad, el autor incluye datos de «un segundo conjunto de experimentos,» hechos al parecer en otro lugar por no se sabe quién (no queda claro si es el propio autor o no). En ese segundo conjunto se muestran los dos picos (para diferentes temperaturas), y ahora el pico 1 del deuterio es mucho más pequeño que el pico 2, a pesar de que para la irradiación usada (19 kGr) deberían ser prácticamente iguales. La señal del agua pesada con cloruro de litio es algo menor que la del agua pesada pura, cuando antes era de poco más que la mitad. El pico 1 ahora aparece en una gráfica, desaparece en otra. En suma, ni es reproducible ni el autor da facilidades para hacer comparaciones.

No usarás el método o sustancia que te proporcione mejores resultados

Los experimentadores tienden a escoger sustancias que proporcionen un efecto máximo, y de esa forma el artículo queda más exitoso. Vale, eso lo hemos hecho todos. Pero lo que no está bien es basar toda una teoría en un solo dato.

Rey tomó muestras de agua y agua pesada. Casi de inmediato, se olvidó del agua ligera. Se quedó con el agua pesada por una sencilla razón: da una señal mucho mayor que el agua ligera. Prácticamente no hizo ningún intento por ver qué pasa con el agua ligera, a pesar de que los productos homeopáticos nunca usan agua pesada.

Es evidente que Rey quiere demostrar su tesis, y si lo que quiere es demostrar que puede haber un efecto tipo homeopático en la dilución extrema, pues vale; que sirva para dar carta de naturaleza científica a la homeopatía es otra cosa muy distinta. El autor diseñó sus experimentos, escogió las muestras y ajustó las irradiaciones con el objetivo específico de llegar a una conclusión preconcebida, dejando de lado todo lo que pudiera refutarla o anularla: ni pruebas sistemáticas a varias irradiaciones, ni el uso de otras sustancias diferentes, ni pruebas ciegas donde haya que «predecir» qué tipo de sales se disolvieron, ni acceso a literatura científica, ni estudio de errores, ni teorías alternativas, ni comprobación de otras posibles explicaciones. Se limitó a buscar lo que quería encontrar.

Como contraste, el artículo «Thermoluminiscence in Ultra-High Dilution Research,» publicado en 2006 por un grupo de investigadores holandeses en el Journal of Alternative and Complementary Medicine, parece un dechado de seriedad científica. Como mínimo, son lo bastante honrados como para describir someramente el problema de tomar diferentes valores de irradiación, pasar directamente de molestarse con el agua ligera, hacer un intento de experimento ciego, describir el instrumental científico; en definitiva, todo un mundo de diferencia.

Tampoco crean que este artículo demuestra la validez de la dilución extrema. Los diferentes experimentos muestra fuertes diferencias entre una medición experimental y otra, incluso utilizando las mismas muestras, y sus resultados muestran que las diferencias apreciadas por Rey entre D2O pura y D2O con dilución extrema de cloruro de litio «no son estadísticamente significativas.» Sí encontraron diferencias apreciables en los resultados de diversas muestras almacenadas durante intervalos de tiempo diferente y enfriados a velocidades distintas, lo que les hace concluir que quizá la energía irradiada a una muestra dada se vaya disipando con el tiempo en un entorno de bajas temperaturas; o quizá la sucusión (agitación violenta) de la muestra estabiliza la estructura física del agua pesada. Quizá haya una relación con el contenido de oxígeno.  En cuanto a la naturaleza del fenónemo, dicen que «permanece inexplicado.» Una conclusión, cuando menos, honrada. Eso hay que reconocerlo.

Si no sabes, no te metas

Parece que el propio Rey vio por quién doblaban las campanas y aceptó el tirón de orejas de sus críticos. En un artículo suyo de 2007 en la revista HomeopathyCan low-temperature thermoluminiscence cast light on the nature of ultra-high dilutions?«) reconoció que «las intensidades relativas y formas [de los dos picos de señal] varían con la dosis de radiación y también con la naturaleza del haz radiante» (traducción: se acabó jugar con el truco de cambiar la irradiación a conveniencia, que ya se han dado cuenta).

Algunos vicios tardan en morir. Para justificar el uso de cloruro de litio en lugar de cloruro de sodio, afirma que «se sabe que tiene un impacto en los enlaces de hidrógeno y los suprime.» ¿Referencia? «Ourisson G, personal communication, 2000.» Luego, empeñado en demostrar que el Pico 2 se debe a los puentes de hidrógeno, afirma con rotundidad que «esos resultados han sido recientemente confirmados por otro grupo de investigación.» ¿Referencia? El artículo sobre los holandeses del año anterior. ¿Qué dicen en ese artículo? Pues esto: «se ha sugerido que el Pico 2 podría estar conectado con la red de puentes de hidrógenos del hielo.» ¿Referencia? El artículo de Rey de Physica A. Básicamente ¡se está autocitando a través de un tercero! Y para rematar la faena, afirma haber encontrado resultados «particularmente interesantes» en otras diluciones. ¿Referencia? «Rey L, Muchitsch I. Resultados recientes no publicados, 2007» Ahora está citando los datos que tiene en un cajón de su despacho. Sólo le faltó citar a Hahnemann hablándole en sueños.

A la vista de los resultados obtenidos, Rey sugiere ahora que las nanoburbujas que aparecen durante el proceso de sucusión (de agitación, para entendernos) permiten «transferir» las propiedades homeopáticas («el mensaje» lo llama él) a diluciones más altas. Para intentar demostrarlo, realizó las sucusiones en atmósferas estándar, de oxígeno, y en el vacío. Resulta que el Pico 2 se redujo cuando se encontraban en condiciones de vacío. Esto indica, en su opinión, que «este método podría abrir nuevas perspectivas en nuestra comprensión del proceso de preparación homeopático

Por mi parte, creo más probable que la mera existencia de las nanoburbujas pueden influir en el proceso de congelación de la muestra, creando burbujas en el hielo y defectos que producen fuertes señales en los análisis de termoluminiscencia. Que también aparezcan señales en el vació no es de extrañar, ya que el agua es un magnífico disolvente y antes incluso de la sucusión llevará disueltas diversas sustancias, incluido aire. Es una explicación más sencilla que no contradice nuestros conocimientos existentes de ciencia. Y el señor Rey ni la menciona.

Todos estos mandamientos, y otros más, se resumen en dos: no pasarás por encima del criterio de la comunidad científica; y si intentas hacerlo, sobre tu cabeza caiga

En estos momentos, el Ministerio de Sanidad está preparando una vía para legalizar más de 19.000 productos homeopáticos (me niego a llamarlos medicamentos) que, en virtud a una laguna legal, han estado en una especie de limbo desde hace casi veinte años: ni han sido evaluados por la Agencia Española del Medicamento ni ha pagado tasa alguna al Estado. Ahora, ese Estado le está preparando una vía fácil para registrarlos con una gran ventaja económica para los laboratorios homeopáticos. Poco importa la polémica de 2011, cuando un Informe encargado por el propio Gobierno no halló ventajas clínicas para la homeopatía. Ahora vuelven a la carga con una propuesta que le proporcionará una fuente de ingresos (muy inferior a la que marca la actual normativa, pero menos da una piedra) y les dará a las industrias homeopáticas credibilidad y un estatus similar al de los productos farmacéuticos.

El artículo de Louis Rey en Physica A es, supuestamente, lo mejor y más riguroso en el campo de las bases físicas de la homeopatía, y se cita por todos lados como «prueba» de que la homeopatía podría tener base científica seria en sus fundamentos. A la vista de lo que os he mostrado aquí, no es un artículo que demuestre nada. Las pruebas clínicas, probadas hasta la saciedad, ya dieron su veredicto hace años. Eso deja como único argumento el de autoridad, el «esto se hace porque lo digo yo

«Por encima de controversias y rechazo por parte del colectivo científico, los medicamentos referidos tienen la condición de homeopáticos reconocida en la legislación y es deseable acabar con la situación transitoria en la que se encuentran

O dicho en román paladino: nos la pela que la homeopatía valga o no, nosotros vamos a legislarla y vamos a sacarle pasta. Pues bien, señores, el rechazo científico existe. Podrán pasar por encima de él, pero no desaparecerá por ello. Y al contrario que otras creencias, lo bueno de la ciencia es que funciona creas en ella o no. No os dejéis engañar.



Por Arturo Quirantes, publicado el 5 diciembre, 2013
Categoría(s): Alerta Magufo