La pregunta Naukas 2014 – Mauricio-José Schwarz

Por El Nocturno, el 6 marzo, 2014. Categoría(s): Naukas

La pregunta Naukas 2014

¿Cuál será el avance o descubrimiento de la ciencia que más va a cambiar el mundo en los próximos años?

Podría elegir cualquier avance, en cualquier campo, y argumentar su relevancia. Y probablemente me equivocaría porque como dijo el jugador de béisbol Yogi Berra “El futuro ya no es lo que solía ser”. Pero elijo éste porque personal y subjetivamente es el que más me quita el aliento y me provoca mareos al pensar en lo que puede significar, en el dolor que puede evitar y en lo que puede cambiar para siempre la visión que hemos tenido en toda la historia de este colectivo de hoy 7 mil millones de primates (primate más, primate menos) que somos.

¿Cuál será el avance o descubrimiento de la ciencia que más va a cambiar el mundo en los próximos años? Espero que lo sean los avances en la genética para comprender el proceso evolutivo que va del último ancestro común universal a todos y cada uno de nosotros. Conforme más sepamos sobre nosotros, nuestro historial genético individual, las características de distintas poblaciones, nos veremos obligados a revisar muchos conceptos sociales y políticos, como ya está pasando entre algunas personas que tienen acceso a estos datos.

Esto significa repensar, ineludiblemente, ideas tradicionales sobre quiénes somos y cómo somos diferentes del vecino. Los datos, hoy, ya desafían muchos prejuicios que simplemente se están resquebrajando bajo el peso de la evidencia: las ideas de razas, de pueblos, de diferencias que son aceptadas tradicionalmente, nacionalismos y regionalismos, supuestas purezas y el porqué de ciertos rasgos que no son, como se quiso, producto de una herencia mendeliana simple.

Esto no puede sino generalizarse conforme la información se difunda más entre todos los seres humanos, conforme vaya aumentando lo que sabemos sobre nuestra carga genética y su evolución y al generalizarse la secuenciación de genomas individuales, si la tecnología permite seguir abatiendo su precio (el Proyecto Genoma Humano costó 100 millones de dólares, hoy se puede secuenciar el genoma de una persona por mil dólares, vieja meta).

De seguir esta tendencia, y no veo por qué se pudiera detener, tendremos motivos para asumir que los siete mil millones somos una sola tribu, y que los compartimientos estancos que nos pretendían dar identidad son inexistentes, imaginarios, que los argumentarios filosóficos especulativos pueden sustituirse por respuestas certeras. Esto tiene la potencialidad de cambiar a todas las personas, la forma en que ven a los demás, la forma en que se ven a sí mismos. Tiene la posibilidad de afectar profundamente nuestra visión ética respecto de nuestra especie y cada uno de sus integrantes. Y, como algunos liberales del siglo XIX querían, diferenciarnos sólo por nuestra moralidad y solidaridad.

Quizá soy demasiado optimista, pero el reciente incidente del supremacista blanco cuyo análisis genético demostró que un 14% de sus genes provenían del África subsahariana sustenta mi optimismo. Igual que el replanteamiento de la forma en que algunas sociedades tratan a las personas sexualmente diversas, o los movimientos en pro de los derechos de todo tipo de grupos en mayor o menor medida oprimidos, no sólo minoritarios, sino incluso mayoritarios como las mujeres.