Diez argumentos en contra de la homeopatía (y otros diez a favor)

Por Arturo Quirantes, el 14 marzo, 2014. Categoría(s): Divulgación • Escepticismo

2014_03_12 remedios homeopáticos

Dicen que la política crea extraños compañeros de cama. Quien dice eso, es que no se ha pasado por Naukas últimamente.

Como consecuencia de una extraña serie de acontecimientos, este que firma ha acabado escribiendo un artículo conjunto con un amante de la homeopatía.

¿Cómo ha sido eso? Pues me invitó a cena con velas, y una cosa llevó a la otra…

La cuestión es que estoy participando en un concurso de Boiron llamado cierra la puerta a la gripe. En este momento estoy el primero de la clasificación (aunque, por si las moscas, seguid votando). Hace unos días dije que iba a rebatir el decálogo «10 razones para confiar en la homeopatía» de Boiron. Otro de los participantes, llamado Pablo Dietersohn, me desafió a hacerlo, y al final acordamos que haríamos un post conjunto. Yo explicaría mis razones, y él las suyas. Motivos sencillos, razonados y breves.

Jamás pensé que acabaría debatiendo en serio con un homeópata. Es lo divertido de meterte en camisas de once varas, que nunca sabes lo que vas a encontrar.

En principio, pensé en hacer una votación para que los lectores escojan, pero como me apuntaron algunos, la verdad se demuestra, no se vota. Además de eso, reconozco que una web como Naukas no es precisamente el lugar más neutral para algo así. En su lugar, hemos dejado que el lector, sencillamente, opine. Cada cual saque sus propias conclusiones.

Comenzamos.

Diez razones para confiar en la homeopatía

En contra: Arturo Quirantes Sierra, divulgador escéptico

A favor: Pablo Manuel Dietersohn, homeópata convencido

1)  EFICACIA

Los medicamentos homeopáticos son eficaces tanto para patologías agudas (gripe, tos, diarrea, crisis de migraña, etc) como crónicas o de difícil tratamiento (alergia, dermatitis, asma, ansiedad, etc). También es de gran utilidad en infecciones de repetición (garganta, oídos, urinarias, etc), e incluso como complemento de otras terapias en cuidados paliativos (control del dolor o estreñimiento y alivio de las náuseas…).

AQ: Los productos homeopáticos afirman ser especialmente eficaces en dolencias para las cuales el único tratamiento consiste en el alivio de los síntomas. En estos casos, la homeopatía tiene un campo fértil de actuación, ya que el paciente se va a curar de todos modos y el remedio homeopático, similar en apariencia al tradicional y de venta en farmacias, actúa como un eficaz placebo. En otros casos, la enfermedad es más compleja y de difícil curación. Es entonces cuando la homeopatía esgrime su carácter «complementario» (nunca sustitutivo), afirmando que puede ayudar al médico tradicional en su tarea.

Esta táctica es inteligente por dos razones. En primer lugar, al presentarse como un colaborador y no como un competidor, el médico homeópata puede ser tolerado por la profesión médica tradicional, e implícitamente se beneficia de su respetabilidad, sea útil su terapia o no. En caso de sanación, es posible que el paciente otorgue el mérito al medicamento homeopático, en cuyo caso la homeopatía habrá «demostrado» su eficacia en una dolencia grave. En segundo lugar, la homeopatía no cura enfermedades, y mucho menos dolencias graves. Si los pacientes aquejados de cáncer o problemas hepáticos abandonasen el tratamiento tradicional por el homeopático, ni siquiera los efectos del placebo podrían enmascarar el brusco aumento en la tasa de mortalidad y la consiguiente pérdida de credibilidad.

PD: Actuar contra los síntomas es una pieza fundamental de la práctica homeopática. Ojalá que pudiese curar la hepatitis o el Alzheimer, pero ya que tiene utilidad en enfermedades crónicas para paliar síntomas, útilícese. Se pueden complementar perfectamente con medicamentos alopáticos en los casos referidos, especialmente cuando la ciencia médica oficial tampoco tiene remedio y solamente caben los remedios paliativos (¿la gripe tiene cura alopática? ¿el cáncer? ¿la fibromialgia?).

Rechazamos la pretensión gratuita de que los médicos homeópatas «se benefician de la respetabilidad» de otros. La homeopatía es una terapéutica establecida hace más de doscientos años, con millares de médicos practicándola de forma habitual a centenares de millones de pacientes en todo el mundo. En países como India y México constituyen algo tan normal, que a veces «los otros médicos» son los complementarios. Respecto a que los pacientes de cáncer hacen mal abandonando el tratamiento moderno (quimioterapia, radioterapia, técnicas agresivas en grado sumo), no tengo más que mencionar la técnica Banerji, que yo mismo he visto en acción con resultados espectaculares, incluidos estudios clínicos.

2) SEGURIDAD

Uno de los principales motivos de utilización señalados por los usuarios es que, en general, no se han descrito efectos secundarios ni reacciones adversas relevantes relacionados con los medicamentos homeopáticos. Ésta es una de las razones por las que los medicamentos homeopáticos se recomiendan frecuentemente para bebés, niños, mujeres embarazadas y ancianos o personas que están siguiendo varios tratamientos.

AQ: Lo cierto es que sí se han descrito efectos secundarios adversos, en ocasiones muy graves. Las sustancias homeopáticas, a menudo tóxicas, son peligrosas y no siempre las dosis homeopáticas no son de dilución extrema, y pueden darse concentraciones lo bastante altas como para provocar síntomas e incluso la muerte, como sucedió en un caso registrado en Badajoz en 2004. Otros problemas son comunes a la manipulación de sustancias para el consumo humano. En diversas ocasiones, el Ministerio de Sanidad español ha ordenado la retirada de medicamentos homeopáticos por reacciones alérgicas graves, y ha emitido alertas sanitarias relacionadas con contaminaciones microbianas y problemas con la esterilidad en la planta de fabricación.

Hasta la fecha, los casos de efectos secundarios adversos derivados de los medicamentos homeopáticos no han sido estudiados de forma sistemática, y los laboratorios homeopáticos nunca han dado cuenta pública de ellos; pero existen, y pueden ser más frecuentes de lo que puede pensarse en un principio. Datos proporcionados por el Informe Bornhöft-Matthiessen (un informe redactado por homeópatas) indican tasas de efectos adversos superiores al 8% en algunos estudios.

PD: Es lamentable que haya habido efectos adversos en algunos casos poco numerosos, pero es común a cualquier actividad humana, y puede reducirse con controles sanitarios adecuados. Dicho eso, hay que prestar atención a los datos globales, no a la anécdota. Ni siquiera tengo que acudir a estadísticas para convencer al lector de la enorme cantidad de efectos secundarios graves de los medicamentos tradicionales (¿recuerda alguien la talidomida?).

En proporción al número de medicamentos en el mercado, la homeopatía sigue ganando de calle a cualquier otro tipo de farmacopea., y como dicen algunos escépticos, el «plural de anécdota no es datos.» Los preparados homeopáticos se preparan a base de materia medica conocida, con altos grados de potenciación (dilución), en tanto que la farmacopea química no sabe qué resultados va a dar en el ser humano, de ahí la enorme cantidad de pruebas clínicas que se les exige.

3) RAPIDEZ

En el caso de afecciones agudas como estados gripales, tos, cólicos del lactante, dolor asociado a la dentición… es necesario un alivio rápido, recomendándose, por lo tanto, que se inicie el tratamiento en cuanto aparezcan las primeras sensaciones de malestar para ayudar al organismo a reaccionar lo antes posible.  En el caso de las patologías crónicas o más graves, tanto los tratamientos homeopáticos como los convencionales, son más largos. En las enfermedades crónicas, la homeopatía es de gran utilidad, usada generalmente como complemento a los tratamientos convencionales, para ayudar a reequilibrar el organismo y disminuir o espaciar las crisis o las recaídas.

AQ: Quite el lector la palabra «homeopatía» del párrafo anterior, y descubrirá una gran verdad de la medicina: el alivio será rápido salvo en los casos en que no lo sean. Tratar una afección aguda en cuanto aparezcan los síntomas, es decir, en cuanto seamos conscientes de su existencia, es una práctica lógica y natural; y es evidente que una dolencia crónica, por definición, es más larga y requerirá un tratamiento más prolongado. Otra cuestión es que la homeopatía sirva  en ninguno de los dos casos.

PD: No vislumbro el problema. La homeopatía consigue un alivio rápido y se recomienda tomar en cuanto aparezcan los primeros síntomas, exactamente igual que lo que afirman los medicamentos tradicionales. Si con ello mi oponente está reconociendo implícitamente que la farmacia química y la homeopática actúan en régimen de igualdad, mi enhorabuena señor, ha descubierto algo que los homeópatas sabemos desde hace dos siglos.

4) SATISFACCIÓN

Una de cada tres personas en España ha utilizado medicamentos homeopáticos en alguna ocasión, sobre todo para patologías como estados gripales, estrés o problemas alérgicos. El 99% de los usuarios regulares de homeopatía se muestra satisfecho o muy satisfecho con este método terapéutico y el 98% aconsejaría su utilización a familiares y amigos. Además, en un estudio reciente, el 74% de los entrevistados (usuarios o no) declaraban que les gustaría recibir asesoramiento de su médico sobre homeopatía. A nivel mundial existen más de 300 millones de pacientes que confían en la homeopatía para el cuidado de su salud y en Francia, por ejemplo, el 66% de la población ha utilizado medicamentos homeopáticos en alguna ocasión.

AQ: Que algo sea popular no lo convierte en cierto. Los usuarios de la homeopatía se deciden por la opinión de terceros: el médico, el amigo, el cuñado o el conocido que dice que le funciona. No suele tratarse de una decisión informada basada en el método científico.

La práctica médica homeopática actúa de forma mucho más amigable que la tradicional. El homeópata puede dedicar mucho más tiempo a su paciente, muestra preocupación por su bienestar y se muestra mucho más empático. Todo ello crea un estado de complicidad entre médico y paciente: éste siente que hay alguien que realmente se interesa por su salud, y aquél ve cómo su empatía se ve recompensada por una sanación (sea real o ficticia). El resultado del proceso es un paciente que tiene una muy alta opinión de la homeopatía. Si toma el remedio homeopático y se cura de su dolencia, será gracias a la homeopatía; si no se cura, será a pesar de la homeopatía. Una persona convencida de las ventajas de la homeopatía refuerza su creencia cada vez que la utilice; y más allá de cierto punto, se trata de una cuestión de fe.

PD: A menos que se demuestre que los médicos homeópatas someten a sus pacientes a un «lavado de cerebro» para programarlos y convertirlos en miembros de una secta, el paciente es libre de acudir, tratarse y decidir. El paciente de homeopatía toma su decisión libremente, sea cual sea su motivación, y creo que ridiculizarlo porque «se lo sugiere su cuñado» es una argumento poco honrado e indigno de verdaderos pensadores objetivos.

La satisfacción de los pacientes es un hecho incontestable, y pese a quien pese supera ampliamente a la de otras terapias sean alternativas o no. Su uso está extendido en todo tipo de países, incluidos aquellos que, como España, no lo incluyen en sus Sistemas Sanitarios nacionales. No puedo ni imaginarme el grado de aceptación que tendrá cuando, como en Suiza, esté cubierto por el sistema de salud y pueda recetarse. Está bien, de acuerdo, en realidad, sí que puedo imaginármelo.

5) RECOMENDADO

En la actualidad, en España, más de 10.000 médicos prescriben habitual u ocasionalmente medicamentos homeopáticos en su práctica diaria, sobre todo pediatras y médicos generales y de familia, y cada vez más universidades, colegios profesionales y sociedades médicas integran formación sobre homeopatía en sus programas y congresos científicos. Medicina solo hay una, y los tratamientos homeopáticos constituyen un enriquecimiento de las herramientas terapéuticas a disposición de los profesionales ya que pueden conseguirse sinergias en su utilización junto a los tratamientos convencionales. Se estima que en todo el mundo existen más de 248.000 médicos especializados en homeopatía.

AQ: En efecto, medicina sólo hay una: la que cura. En palabras del cómico Tim Minchin: «¿sabes cómo llaman a la medicina alternativa cuando prueban que funciona? Medicina» La homeopatía no ha demostrado tal cualidad hasta la fecha, y sus simpatizantes lo ponen de manifiesto al calificarla de «complementaria.» Los estudios universitarios sobre homeopatía están siendo cada vez más criticados por los estudiantes y médicos, hasta el punto de que la Universidad de Zaragoza tuvo que retirar en mayo de 2013 sus títulos de posgrado sobre homeopatía.

En lo que respecta a cifras, hay que tomarlas con cautela ya que proceden de la multinacional farmacéutica Boiron. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, España contaba con unos 223.500 médicos en 2010, y los datos de la OMS para el período 2000-2009 arrojan un total aproximado de 8.750.000 médicos en todo el mundo. Eso significa que, si aceptamos como válidos los datos de los homeópatas, menos de un 5% de los médicos ha prescrito alguna vez algún producto homeopático en España, y algo más de un 2,8% en todo el mundo. Se muestre como se muestre, la práctica de la homeopatía médica sigue siendo minoritaria; y eso incluyendo los médicos que alguna vez han recetado homeopatía, no los que lo hacen de modo habitual.

PD: Si sólo un 2,8% de la población médica son oncólogos y yo tengo la ventaja de no sufrir un cáncer, ¿debo ridiculizar a la oncología por tener un escaso respaldo popular? En absoluto. La homeopatía funciona dondequiera que se usa, y las cifras barajadas son muy altas si se recuerda que esta terapia se encuentra seriamente obstaculizada en muchos países del mundo. Inclúyase en el Sistema Nacional de Salud, y hablaremos de cifras.

De acuerdo con la anotación de que la medicina alternativa que funciona se llame medicina. Les recuerdo a todos que la homeopatía no es una medicina alternativa, sino complementaria, pero tan medicina como las demás, y fue fundada cuando la «medicina oficial» no era más que un conjunto de personalidades egocéntricas que no sabían lo que era el método científico. Existen titulaciones universitarias, centros de estudio, está reconocido como acto médico por la Organización Médica Colegial de España y por la WHO, y el reciente borrador de Orden Ministerial publicado por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad es una manifestación del deseo gubernamental por apoyarla en este país.

Por cierto, señor profesor, me ha decepcionado su comentario «la Universidad de Zaragoza tuvo que retirar en mayo de 2013 sus títulos de posgrado sobre homeopatía.» Creo que usted sabe perfectamente que esos cursos siguen impartiéndose (no como posgrado, sino como cursos de formación). Veo que usted ya lo sabe. ¿No hubiera sido más honrado por su parte decirlo todo en lugar de solamente la parte que le interesa?

6) AYUDA A POTENCIAR LA RESPUESTA NATURAL DEL ORGANISMO

Esta terapéutica tiene como principio fundamental trabajar estimulando las reacciones propias del organismo, potenciando su respuesta natural y apoyándose en su capacidad para combatir las agresiones externas. Por eso, se habla de una terapéutica no agresiva, porque se considera que no actúa contra un síntoma para suprimirlo, sino que estimula las posibilidades naturales del organismo, orientándolo hacia una respuesta adaptada a la agresión o desorden. La homeopatía, en definitiva, invita a escuchar al propio organismo y procura su bienestar de forma respetuosa, desde las primeras sensaciones de malestar.

AQ: Samuel Hahnemann, padre fundador de la homeopatía, afirmó que eliminar los síntomas es lo que convierte la enfermedad en salud: «en una palabra, la totalidad de los síntomas debe ser la principal y verdaderamente  única cosa de que el médico debe ocuparse en cada caso de enfermedad y removerla por medio de su arte, de modo que transforme en salud la enfermedad » [Organon, párrafo 7]. Otros párrafos de sus escritos inciden en el mismo mecanismo: eliminar los síntomas para restablecer el equilibrio del organismo.

En lo que respecta a las demás afirmaciones, son aplicables a multitud de terapias médicas científicas. ¿Qué es una vacuna sino una forma de estimular las defensas propias del organismo? ¿Acaso las terapias clínicas habituales no procuran el bienestar del paciente? Toda esa palabrería no es más que una forma moderna de intentar justificar el principio de «fuerza vital» o «energía vital» que en la actualidad está en desuso.

PD: Usted no entiende lo que es la homeopatía, lamento decírselo, y se lanza al «cherry picking» de frases sacadas de contexto. Leer a Hahnemann no lo convierte en entendido, del mismo modo que leer a Einstein no me convierte a mí en un físico cuántico.

Hahnemann enfatiza la lucha contra los síntomas, pero solamente como manifestaciones de la energía vital (llámese ahora como se quiera) interior al paciente, y es el reequilibrio de dicha energía vital lo que devuelve al paciente la salud. La base de la homeopatía es el reconocimiento de que quien cura realmente no es el médico con sus medicinas, sino el propio cuerpo enfermo. Pregunte a cualquier médico, y compruebe cuántos de ellos están de acuerdo con esa afirmación.

La homeopatía, por otro lado, es una terapéutica no agresiva, cuyas diluciones (de las que se carcajean tantos escépticos que hablan del número de Avogadro sin saber de lo que hablan) están diseñadas para minimizar el efecto del medicamento sobre el organismo. Compárenlo a la agresividad de los tratamientos químico-radiológicos del cáncer, o los antirretrovirales del HIV.

7) TRATAMIENTO PERSONALIZADO

En los tratamientos homeopáticos, sobre todo en patologías crónicas o de difícil tratamiento, se busca frecuentemente restablecer de forma global el equilibrio del paciente, abordando la enfermedad desde una perspectiva biopsicosocial: se estudia la enfermedad en el contexto vital de cada persona, siendo el paciente y su forma de enfermar el centro del estudio, y no sólo su enfermedad. Por eso, además de los síntomas característicos de la enfermedad, se tendrán en cuenta también la constitución del paciente, otros problemas de salud que haya tenido, y los síntomas y las reacciones personales ante la misma para establecer, en muchos casos, un tratamiento personalizado.

AQ: Esa es la teoría según Hahnemann. En la práctica, el número de remedios homeopáticos para una dolencia dada son muy limitados, y el cliente de la homeopatía que acude al farmacéutico se lleva un «preparado» estándar fabricado en un laboratorio. Dadas las diluciones extremas de dichos productos, reflexionar sobre si es mejor una «potencia» (léase dilución) 15 CH o 30 CH es como dudar si hay que matar una mosca un millón de veces o dos millones. El «tratamiento personalizado» no tiene más propósito que mostrar un efecto empático del médico al paciente, que junto con el efecto placebo habitual es el verdadero responsable de cualquier curación o alivio de síntomas.

PD: Es el médico el que escoge el tipo y potencia del remedio, en función de los síntomas y el pasado del paciente. No crean ustedes que el profesional de la homeopatía se limita a echar mano del remedio en boga, si acaso eso es la práctica habitual del médico «oficial.» Los cuales deberían pensar más en el paciente, y menos en correr para poder cumplir su cupo de pacientes del día. Cuando dichos médicos ofrezcan al paciente un tratamiento personalizado, integral y holístico-empático durante una hora (o el tiempo que requiera el estado del paciente), hablamos. Y no lo digo porque no me lleve bien con ellos. Al contrario, me gustaría ver que la medicina alopática pudiese ofrecer un tratamiento así al paciente. Si no puede hacerlo, ¿por qué se critica a la medicina homeopática, que sí puede?

8) PARA TODO TIPO DE PACIENTES

Otra de las ventajas de los medicamentos homeopáticos es que están frecuentemente recomendados para mujeres embarazadas, niños e incluso bebés y pacientes polimedicados ya que, en general, no se han descrito reacciones adversas ni efectos secundarios relevantes relacionados con su toma. Su forma farmacéutica más habitual son los gránulos y los glóbulos, pequeñas esferas de sabor dulce que facilitan la toma del medicamento sobre todo en niños y bebés.

AQ: Esto no es más que una repetición del punto 2. No aporta nada en absoluto, salvo para recordarnos que los niños aceptan mejor los medicamentos si son de sabor dulce y aspecto agradable.

PD: Yo, por el contrario, opino que este epígrafe tiene un significado pleno. Nos transmite la idea de que los medicamentos homeopáticos pueden utilizarse de modo habitual, como una aspirina o un frenadol, y que puede por tanto formar parte integral de nuestros botiquines de casa. No está contraindicados, carecen de efectos secundarios y son seguros (dejando aparte los «datos» anecdóticos). Por eso los escépticos pueden suicidarse homeopáticamente año tras año, sin peligro alguno. ¡No lo intenten con un medicamento alopático!

9) EVIDENCIA CIENTÍFICA

La homeopatía ha utilizado desde sus orígenes el método científico para el estudio de los medicamentos, aunque la adaptación de la metodología de sus estudios a la medicina convencional, es relativamente reciente (finales del siglo XX). No obstante, existen ya números trabajos de calidad publicados en revistas científicas y el número aumenta cada año. En concreto, hasta la fecha, se han publicado 163 estudios, aleatorizados y controlados, de diferentes patologías, 29 revisiones sistemáticas en enfermedades específicas y 5 meta-análisis. Existen resultados positivos favorables a la homeopatía en indicaciones como las alergias y las infecciones respiratorias del tracto superior, diarrea infantil, gripe, enfermedades reumáticas, rinitis alergia estacional, enfermedades reumatológicas, vértigo, fibromialgia y síndrome de fatiga crónica.

AQ: Respuesta breve: no, no la hay. Respuesta más elaborada: la mayoría de los estudios reclaman «éxito» siempre que hay cualquier tipo de ventaja, siquiera leve, frente a un placebo, y en su mayor parte se publican en revistas favorables a la homeopatía. Los meta-estudios se han pronunciado una y otra vez sobre la escasa calidad metodológica de esos estudios y en general se han mostrado muy críticos con relación a la efectividad de la homeopatía (ver p. ej. este enlace). Los resultados positivos no existen (ver enlace para infecciones respiratorias) o bien son dudosos. Resulta sintomático que las dolencias citadas, o bien no pueden curarse, o bien son enfermedades cuya causa no se conoce; en ambos casos, solamente se pueden tratar los síntomas.

PD: Los escépticos actúan como esos burócratas insufribles que te rechazan la documentación porque, por mucho que traigas, siempre falta un papelito o un sello oficial. Piden estudios, y se los damos; piden ensayos clínicos de alta calidad, y los proporcionamos; piden artículos en revistas con peer-review, y los publicamos; piden meta-análisis, y los mostramos; y a pesar de todo, nunca están satisfechos. Son ciegos no porque no vean, sino porque se niegan a ver. ¿Cuándo reconocerán que se equivocaron con la homeopatía? La evidencia existe.

Podemos examinar artículo por artículo, metaestudio por metaestudio, y dedicar toda una vida a ello. No importa, seguirán sin declararse vencidos. Dirán que no hay mecanismo físico o químico conocido (¡como si al médico homeopático le correspondiese encontrarlo!). La evidencia deja claro quién miente y quien no, quién actúa según el método científico y quién lo evade. No pasa nada, reconozcan que se equivocaron y sigamos adelante. Hay pacientes que sanar, dolor que mitigar, personas que aliviar. Nosotros ya estamos en ello. ¿Y ustedes?

10) LEGISLACIÓN SOBRE EL MEDICAMENTO

La legislación que regula los medicamentos homeopáticos es común a todos los medicamentos y tiene como objetivo, entre otros, garantizar la seguridad del paciente. Por eso, como todos los medicamentos, los homeopáticos son de venta exclusiva en farmacias. Además, la regulación de la fabricación industrial de los medicamentos homeopáticos aplica las mismas exigencias que para cualquier otro medicamento.

AQ: Correcto en lo relativo a la fabricación industrial, no en la regulación en general. Los medicamentos homeopáticos con indicación terapéutica sí siguen el mismo proceso que los demás medicamentos, incluyendo pruebas de impacto ambiental y resultados de pruebas clínicas y farmacéuticas. Ningún medicamento homeopático ha cumplido este requisito nunca.

Hay un segundo tipo de medicamentos homeopáticos, los que carecen de indicación terapéutica. Para ellos existe un procedimiento de registro simplificado, en el que no tiene que demostrar su eficacia. Las empresas farmacéuticas nunca han presentado ninguno de estos medicamentos a registro. Con una excepción: el medicamento Lycopodium, de Laboratorios DHU, que fue autorizado en abril de 2012. Los más de 19.000 medicamentos homeopáticos restantes sin indicación terapéutica (ni el Ministerio de Sanidad sabe su número exacto) continúan sin ser registrados, sin pagar tasas al Estado y sin estar legalmente autorizados.

PD: La homeopatía ha cumplido siempre todas las normativas legales aplicables, y aun así no es aceptada por las autoridades gubernamentales. Nunca ha habido una vía adecuada para la regularización de los medicamentos homeopáticos, y hasta ahora el Gobierno solamente se ha guiado por criterios recaudatorios. Eso no lo digo yo: lo reconocen las propias autoridades sanitarias encargadas de esa regularización.

¿Quieren conocer la verdadera razón de que a la homeopatía nunca se le haya dado una oportunidad leal? Dos palabras: Big Pharma.

 

EPÍLOGO

Por decisión propia, nos hemos abstenido de extender el debate, limitándonos a un esquema sencillo de réplica-contrarréplica: Quirantes escribió sus motivos, se los pasó a Dietersohn, y este dio los suyos. No hubo debate posterior ni cambio de argumentos.

He aquí los artículo de los autores que optan al premio «Cierra la Puerta a la Gripe» de Boiron:

Homeopatía para un mundo saludable (Pablo Dietersohn, blog)

Homeopatía y el decálogo de la salud (Arturo Quirantes, blog)