El Problema del Tranvía ó… “¿Mato al gordo?”

Por Colaborador Invitado, el 3 marzo, 2015. Categoría(s): Divulgación

03 Tranvia

“El problema del tranvía” es un famoso dilema ético, propuesto por primera vez en 1967 por la filósofa Philippa Foot (1920-2010), que realizó importantes trabajos de actualización de la ética de Aristóteles para el contexto contemporáneo. Y si bien la forma clásica de este experimento mental ha sido materia de estudio ético-filosófico, ha cobrado mucha más relevancia también en varias ramas de la ciencia, como la neurofisiología o la inteligencia artificial, además de las nuevas relaciones que desarrollamos día con día con la tecnología, y en particular la tecnología militar.

El problema es así:

Hay un tranvía avanzando sin control, y directamente enfrente de él hay cinco personas atadas a la vía, que morirán sin remedio si el tranvía las aplasta. Hay un interruptor que permitiría que el tranvía fuera desviado a una vía alterna, pero en esa vía hay una persona también atada. El problema es: ¿usas el interruptor o no?

En este escenario, la mayoría de la gente responde que sí, que usaría el interruptor para cambiar una vida por cinco. Esta posición es llamada “utilitaria”.

La variación más interesante de este problema es llamada “Variación del Hombre Gordo”, que introduce un escenario más complejo:

La situación es parecida, con el tranvía sin control y las cinco personas atadas a la vía. Pero esta vez, te encuentras en un puente sobre las vías, y estás junto a un hombre gordo. Sabes que si lanzas al hombre a las vías, su cuerpo puede detener el tranvía y salvar a los cinco. Desde luego, muere en el proceso. ¿Lo arrojas?

Ante esta circunstancia, la gente ya no está dispuesta a arrojar al hombre para salvar a los cinco, y el utilitarismo se cambia por lo que se llama “posición deontológica”, que es basarse en valores para tomar la decisión, en lugar del sólo pensamiento racional y frío.

Algunas variaciones incluyen un detalle crucial: ¿quién está en las vías? Esto por supuesto cambia radicalmente la respuesta, si sucede que la persona sola es conocida, y las cinco son extraños.

El problema y sus variaciones, en especial el problema del Hombre Gordo, han sido analizados desde multitud de puntos de vista.

El primero, el clásico, apunta hacia el análisis de la “coherencia de valores”; esta es una especialidad de la ética muy útil en el estudio del comportamiento del hombre dentro de organizaciones o bien dentro del contexto político. La coherencia de valores investiga hasta qué punto los “valores declarados”, o admitidos teóricamente por el individuo, se distorsionan en cuanto son puestos en situaciones más y más complejas, ambiguas y extremas. Uno de los marcos en el cual se investiga es en el moderno debate acerca de la tortura y el famoso escenario de la “Bomba de Tiempo”. Si el lector quiere hacer una evaluación de su propia coherencia de valores, lo puede hacer en este excelente sitio de experimentos mentales, que incluyen preguntas preparativas así como análisis posteriores y comparaciones contra las respuestas promedio: Los porqués de las respuestas divergentes en ambos escenarios tienen muchas vertientes.

www.philosophyexperiments.com/fatman/

En la neurociencia moderna, se ha usado el dilema para observar la actividad cerebral por medio de RM (resonancia magnética), y se ha hallado que las respuestas en donde la respuesta utilitaria predomina, hace que el cerebro use regiones diferentes que cuando predominan las respuestas emotivas o de valores. Algunos neurofisiólogos como Josh Greene han sugerido que los dilemas morales tienen una base fisiológica, en la que regiones diferentes del cerebro actúan en conflicto.

Otra aplicación moderna del problema es en la moderna tecnología bélica. Algunos filósofos han sugerido que la respuesta es un problema de proximidad: la reticencia de arrojar al hombre, en contraste con la prontitud para usar el interruptor, es resultado de la intermediación de la tecnología, que pone una “barrera” entre el acto y su resultado. Esto puede verse más y más en la moderna tecnología de drones –por medio de los cuales se llega al extremo de separación entre acto y consecuencia– y que está siendo investigado intensamente por la sicología y la neurociencia. La deshumanización del enemigo en la guerra –no darle rostro y a veces ni siquiera estatus de ser humano– ha pasado a ser problema de los propagandistas, a un resultado de las nuevas técnicas.

Finalmente, las decisiones “estándares” que la gente toma es los tests referidos en el enlace de más arriba, son evaluadas en grandes cantidades y usadas en el desarrollo de inteligencias artificiales para la naciente industria de vehículos autónomos, en las que no es difícil imaginar escenarios peligrosos, y en las que la máquina eventualmente puede tomar decisiones “humanas”, en el sentido de que puedan ser generalmente aceptadas en el caso de escoger el menor de dos males.

Este artículo nos lo envía Alfonso Araujo, ingeniero y actualmente profesor de economía contemporánea en la Universidad de Hangzhou en China. Puedes visitar su blog “El mundo es extraño

Referencias y más información:

Reiner, Peter B. The trolley problem and the evolution of war. Neuroethics Canada: The Blog of the National Core for Neuroethics. Julio 11, 2011.

https://neuroethicscanada.wordpress.com/2011/07/11/the-trolley-problem-and-the-evolution-of-war/

Coste,Rick. A Solution to the Trolley Problem. PhilosophyWalk.com. Diciembre 12, 2013.

http://philosophywalk.com/solution-trolley-problem/



Por Colaborador Invitado, publicado el 3 marzo, 2015
Categoría(s): Divulgación