¿Cuál es el hecho más fascinante del Universo?
Quien suscribe es sujeto habitualmente de chistes sobre que si tal o cual cosa no existe, incluido él mismo. Y tiene su razón de ser el que esto sea así: artículos, conferencias y debates sobre el método científico (que no existe), el yo como sustancia (que no existe), la verdad absoluta (que no existe), entre otros temas, me hacen merecedor de ello.
Sin embargo, lo más fascinante del universo no es la inexistencia de lo que creemos que existe como referente de nuestra vida o nuestro pensamiento y cómo nuestro lenguaje lo asume como algo natural, de sentido común. Eso sería demasiado antropocéntrico. No, lo más fascinante es que cuando buceamos en la sustancia última del universo, conforme profundizamos, la materia se va desvaneciendo progresivamente hasta quedar reducida a un montón de relaciones y estructuras matemáticas. Sin corporeidad alguna. De esto tratamos en La desmaterialización del universo y en Platónicos, digitales y pansiquistas.
Pero, ¿por qué algo que parte de las limitaciones de la razón humana puede describir el universo con tanta eficacia? ¿Por qué algo tan antropogénico funciona? Eso es lo verdaderamente fascinante. Si lo meditas un momento verás que no existe nada comparable salvo, tal vez, ¿por qué existe algo en vez de nada?
Químico. Trabajo en Euskampus Fundazioa con la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU, para la que edito el Cuaderno de Cultura Científica y Mapping Ignorance. Escribo cosas para el Donostia International Physics Center y el Basque Center for Applied Mathematics.