Gatos y física

Por Colaborador Invitado, el 20 febrero, 2017. Categoría(s): Biología • Física

Conocido es el refrán que reza “siete vidas tiene un gato”. En otras latitudes tienen refranes similares, por ejemplo en Norteamérica un dicho similar atribuye a este felino hasta 9 vidas (aunque la versión turca las rebaja a “sólo” seis).

Lo que sí parece claro es que todas las culturas otorgan al gato un plus de supervivencia, sin duda, superior al de otros animales. El origen de estos dichos se halla en el hecho de que nos sorprende que los gatos puedan caer de lugares relativamente altos sin lastimarse, así como su extrema agilidad.

Si analizamos las lesiones que se producen estos felinos al caer de distintas alturas, vemos que hay un número significativo de casos en los que estos animales han salido indemnes, o con lesiones menores, al precipitarse desde grandes edificios. ¿Qué tiene el gato para mostrar esta rara habilidad?

En primer lugar hay que tener presente que los gatos han evolucionado para trepar a los árboles y para dar grandes saltos para capturar a sus presas, por lo tanto no es sorprendente que la naturaleza les haya dotado de mecanismos que minimicen las lesiones en caso de caída.

La habilidad innata para salvar alturas importantes
La habilidad innata para salvar alturas importantes

En un principio parecería lógico pensar que las lesiones tras precipitarse al vacío serán más graves conforme aumente la altura; sin embargo los estudios demuestran que los daños corporales son mayores en caídas desde los pisos 2-6 que aquellas de alturas superiores. Los datos indican que a partir del piso 6 se ponen en marcha una serie de mecanismos fisiológicos y físicos que protegen en cierta manera al animal.

Así se demostró en un estudio llevado a cabo en N. York en urgencias de una clínica veterinaria donde siguieron los casos de 132 gatos que cayeron de diferentes alturas. 17 de ellos murieron en el traslado al hospital o tuvieron que ser sacrificados dada la magnitud de las lesiones. De los restantes, 104 lograron sobrevivir.

Una razón para este ratio de supervivencia hay que encontrarla en el hecho de que el gato alcanza su velocidad máxima de caída (velocidad terminal) a partir del 5º piso, esta velocidad es de unos 90 Km/h, es decir, aunque caiga de un piso 8, 20 ó 32 no caerá a mayor velocidad.

A partir del piso 6 el número de lesiones disminuye Basado en los estudios de Waring y Demling así como los de Whitney y Mehlhoff
A partir del piso 6 el número de lesiones disminuye
Basado en los estudios de Waring y Demling así como los de Whitney y Mehlhoff

Una persona que cayese desde esa altura iría aumentando su velocidad de caída, necesitaría 32 pisos para alcanzar su velocidad máxima de caída, que es unos 180 Km/h, de ahí que el ratio de supervivencia de los gatos sea mucho mayor que el de los humanos cuando caen de grandes alturas. No es lo mismo pesar unos 4 Kg y caer a 90 Km/h que pesar 80 Kg y caer a 180 Km/h.

Mortalidad comparada entre humanos y gatos al caer de distintas alturas. Basado en los estudios de Waring y Demling así como los de Whitney y Mehlhoff
Mortalidad comparada entre humanos y gatos al caer de distintas alturas. Basado en los estudios de Waring y Demling así como los de Whitney y Mehlhoff

Por otra parte, los gatos, aunque caigan de una altura moderada, siempre caen de pie (reflejo de enderezamiento), ya que tienen la facilidad de rotar alrededor de su columna vertebral y situarse de tal suerte que lo primero que llegue al suelo –y amortigüe el golpe- sean sus patas.

Reflejo de enderezamiento.  Autor:  Etienne-Jules Mare
Reflejo de enderezamiento. Autor: Etienne-Jules Mare

Otros animales, por el contrario, no pueden controlar la posición del cuerpo durante la caída y no serán las patas lo primero que golpee el suelo sino otras zonas sin amortiguación y vitales como tórax o cabeza.

Además, los gatos tienen una gran superficie corporal en proporción a su peso, lo que aumenta las posibilidades de supervivencia. Un dato importante que hay que tener presente es que hasta alcanzar la velocidad terminal los gatos están en estado de tensión y tienden a tener sus miembros rígidos mientras que una vez superada esa velocidad su sistema vestibular deja de estar tan estimulado y el animal extiende sus miembros de tal manera que su cuerpo actúa, hasta cierto punto, como un paracaídas, minimizando así el impacto. No hay que olvidar que sus patas son muy musculosas y capaces de absorber en gran medida el impacto de una caída, también hay que tener presente que los miembros anteriores del gato no están unidos al tronco mediante el hueso clavicular, siendo por ello más extensibles y flexibles. Por otra parte, su columna vertebral cuenta con más vertebras que las nuestras confiriéndole esta singularidad anatómica mayor flexibilidad.

Al impactar contra el suelo el animal tendrá pues las patas flexionadas –tal y como hacen los paracaidistas que flexionan muslos y caderas antes de tocar tierra- de este modo la fuerza del choque se disipa en gran medida en los tejidos blandos.

Otros animales del mismo peso del gato, como pueden ser perros pequeños, sufren traumatismos mucho mayores que los gatos al caer desde pisos elevados. Y es que los felinos tienen, como hemos visto, algunas particularidades anatómicas y fisiológicas que les dotan de una ventaja para jugársela en las alturas.

Pero no es sólo en este ejemplo donde los gatos usan la física a su favor:

Un estudio llevado a cabo por el MIT (Massachusetts Institute of Technology) y publicados por la prestigiosa revista Science en 2010 demuestra que el modo de beber de los gatos es todo un desafío a la ley de gravitación universal. Los gatos, al beber, acercan su lengua a la superficie del líquido de un modo muy particular ya que curvan la misma y sitúan su punta apuntando hacia el gato (vista de perfil sería como una “J”), de modo que la parte superior de la lengua es la única que toca el líquido. Cuando se produce el contacto, la lengua cambia velozmente de posición de modo que la tendencia del líquido a adherirse (a mojar) la lengua es superior que la de la gravedad de modo que se forma una columna de líquido entre la superficie del mismo y la lengua del gato. El gato entonces cierra la boca y captura el líquido en su interior, manteniendo así los labios y hocico secos. Son unos bebedores muy limpios y elegantes.

Puede verse claramente en este vídeo de Youtube:

[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=NTCxZWYlWC0[/youtube]

Los perros por su parte usan sus lenguas a modo de cuchara, por ello sí se mojan hocico y labios al beber –y lo ponen todo perdido muchas veces-. Otros animales como los caballos, cerdos o rumiantes beben por succión. Pueden hacerlo porque tienen carrillos que se lo permite, su ausencia, en los carnívoros, les obliga a utilizar otras tácticas tal y como hemos visto.

Este artículo nos lo envía Juan Pascual (podéis seguirlo en twitter @JuanPascual4 o linkedn). Me licencié en veterinaria hace unos cuantos años en Zaragoza y he desarrollado mi vida profesional en el mundo de la sanidad animal, de ahí mi interés en divulgar lo que los animales aportan a nuestro mundo actual. Soy un apasionado de la ciencia. Creo que es fundamental transmitir el conocimiento científico de una manera sencilla para que los jóvenes se enganchen pronto y para que la sociedad conozca más y mejor lo mucho que la ciencia aporta a nuestro bienestar. Viajar es otra de mis pasiones junto con la literatura, que no deja de ser otro modo de viajar.

Bibliografía:

  1. Feline Physics: Why Cats Can Survive Falls From Great Heights
  2. Cats can survive falls from high places. Canadian veterinary medical association. November 2012.
  3. Who, What, Why: How do cats survive falls from great heights. BBC news. March 2012.
  4. Diamond, J. Why cats have nine lives. Nature, vol 332. April, 1988
  5. Brehm, Denise. The surprising physics of cat drinking. MIT news. Nov 2010
  6. Tortie, Maggie. Science of cat lapping. Anipal Times. 2011
  7. Whitney and C.J. Mehlhoff. High-rise syndrom in cats. J. Am. Vet. Med.Assoc.191, 1399-1403; 1987


Por Colaborador Invitado, publicado el 20 febrero, 2017
Categoría(s): Biología • Física