Soy el agua

Por Colaborador Invitado, el 8 agosto, 2017. Categoría(s): Divulgación • Física • Química

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Seguro que me conoces.

He estado contigo toda tu vida…  en cada arroyo, en cada costa, en cada lago que hayas visitado… en cada copa con la que hayas brindado… en cada fruta que hayas saboreado… en cada lágrima que hayas derramado… en cada gota de sudor que hayas transpirado… incluso, en el momento sublime de tu nacimiento, dejaste mi tibio regazo protector para aventurarte al mundo de los humanos.

Siempre junto a ti. Pura o combinada con otras sustancias, evidente o sutilmente discreta, visible a tus ojos o imperceptible a tu experiencia, siempre he estado… y siempre estaré presente a lo largo de toda tu vida.

Pero, así como me conoces y comprendes mi importancia, a veces olvidas el milagro de mi existencia…

Aunque pretendas ignorarlo, sin dudas, soy única.

¿No me crees? ¿Piensas que alardeo?

Tal vez no has tomado en cuenta algunas cosas… déjame recordártelas:

Comencemos por el principio… el principio de Todo.

En el mismísimo instante del Big-Bang fue creado el hidrógeno que forma parte de mi esencia.  Mientras que el oxígeno, mi segundo componente, necesitó de algunos millones de años para ser creado, en lo profundo de estrellas moribundas de las que ya no queda ni el recuerdo.

Cuando los abundantes átomos de hidrógeno encontraron algunos de oxígeno en la vastedad del universo, comenzaron a unirse y crearme… casi por casualidad, sin poder imaginar la inmensa tarea que tendría por delante mi existencia.

Y aquí estoy, en tu planeta… cuando tu estrella nació, y empezó a formar su sistema solar, yo ya paseaba por aquí, y lentamente empecé a dar forma a los ambientes para que la vida floreciera… hasta que llegaste tú, y por fin podemos tener esta charla.

Tan sorprendente es mi origen, que hasta es probable que algunos de los átomos que me constituyen provengan de alguna galaxia lejana. Tan antigua soy… tan universalmente ubicua.

Moja tus dedos… llévalos a tus labios…

Esa fresca sensación que percibes, es un regalo de las estrellas.

  • Soy simple hidrógeno y oxígeno… dos gases bastante comunes en el universo, pero que combinados en la proporción exacta, con el ángulo perfecto, logran que posea propiedades únicas y exquisitas que ninguna otra sustancia del universo puede lograr.

¿ya he captado tu atención?

Bien… ahora podemos seguir conversando.

Voy a intentar hacerte algunas preguntas, que podrías haberte hecho por ti mismo, pero que casi nadie se hace (por eso, nunca olvides aquello de que lo importante no son las respuestas… lo fundamental siempre son las preguntas):

  1. Si el oxígeno y el hidrógeno son gases, ¿porqué el agua es líquida en condiciones ambientales normales?
  1. ¿Por qué, incluso, es líquida cuando otras moléculas aún mas pesadas y grandes siguen siendo gases?
  1. ¿Por qué el agua puede estar en estado gaseoso, líquido o sólido, e incluso los tres estados al mismo tiempo, a una misma temperatura?
  1. ¿Por qué el hielo flota en el agua, cuando lo lógico es que debería hundirse?

Preguntas como esas te permitirían conocer mis secretos.

Podría darte ahora las respuestas a cada pregunta… pero solo te diré que, en gran medida, la respuesta final a esas preguntas está en la forma que tiene mi molécula… luego de que te cuente porqué es importante mi forma, iras descubriendo por ti solo las respuestas.

¿que cuál es esa forma?

En un diagrama muy simplificado, sería algo como esto:

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Simple, ¿verdad?… un átomo de oxígeno y dos de hidrógeno a la distancia exacta, en el ángulo correcto.

Y algo tan simple como eso, es capaz de formar las estructuras mas bellas de la naturaleza, como un delicado copo de nieve:

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Pero al mismo tiempo, esa conformación me permite lograr cosas insólitas, que casi ninguna otra sustancia puede lograr, y menos aún con estructuras tan simples como la mía.

Permíteme sorprenderte con esta frase:

  • “Si quieres ser admirado, ¡construye puentes!”

Precisamente ése es mi secreto: allí donde se encuentren dos o más de mis moléculas, construiremos puentes.

Los químicos humanos los llaman “puentes de hidrógeno” que se forman por simple atracción electrostática entre un átomo con carga negativa y otro con carga positiva (generalmente el hidrógeno). Como ya sabes, el oxígeno y el hidrógeno de mi molécula (gracias a mi particular estructura), forman un minúsculo dipolo eléctrico, y allí donde haya dos o más moléculas de agua… habrá una atracción irresistible que nos una, enlazándonos con invisibles puentes de fuerza electrostática.

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Gracias a eso, formamos estructuras hexagonales al congelarnos, permanecemos en estado líquido a temperaturas a las que otras moléculas más grandes son irremediablemente gaseosas… incluso gracias a esto mismo mis cristales de hielo pueden flotar sobre mi propia fase líquida, como casi ninguna otra sustancia puede hacerlo.

Seguramente te lo explicaron en la escuela:

  • Toda sustancia al enfriarse se contrae y al calentarse se dilata.

Dilatarse significa aumentar de volumen, en consecuencia tener una densidad menor… es por eso que los globos aerostáticos se elevan por el aire al calentar su contenido aéreo con los mecheros: aire mas caliente es aire menos denso, luego el globo “flota” en el aire frío circundante.

Pero en mi caso, este principio general de la física no puede con mis trucos, y logro resistirme parcialmente a su mandato:

Como toda sustancia, a medida que me enfrío, me contraigo y aumento mi densidad, pero al llegar cerca de los 4 ºC de temperatura, mis puentes hidrógeno empiezan a rebelarse y cuanto más me enfrío, dejo de contraerme e incluso me expando levemente… y logro un truco sorprendente: mi hielo (al ser menos denso que el agua líquida) flota.

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Ninguna otra sustancia líquida habitual en la naturaleza logra hacerlo; todas se hunden irremediablemente al congelarse, excepto yo… y gracias a eso, es posible la vida en los lagos y mares de las zonas más heladas de tu planeta.

¿No ves la relación? piénsalo de este modo:

SI el agua de los mares árticos o antárticos se hundiera al congelarse, poco a poco toda el agua se congelaría gradualmente, ya que siempre habría agua líquida en la superficie para congelarse… y en un océano congelado, es imposible la vida.

Pero si se forma una capa de hielo en la superficie, este mismo hielo ofrece una barrera que evita que el agua inferior esté en contacto con la atmósfera gélida de las regiones polares, protegiéndola de un mayor congelamiento. Por lo tanto, toda el agua (de mayor densidad, pero líquida) que queda debajo sigue sosteniendo la vida de la diversa flora y fauna que habitan los mares… las focas, los pingüinos, el plancton, las ballenas, el kril… toda una inmensa diversidad biológica sobrevive al invierno en las regiones polares, gracias a mi truco.

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Otro de mis trucos favoritos es menos conocido… pero no por eso menos importante: la autoionización.

Ya conoces mi capacidad para disolver muchas cosas… la sal, el azúcar, el detergente para lavar tus platos, los colorantes para teñir tus ropas… en fin, de todo. Por algo me llaman “solvente universal”: sirvo para diluir casi cualquier cosa que te imagines, siempre, claro que sea “polar”, es decir, tenga una estructura formando un dipolo eléctrico como la mía.

Pero ciertas sustancias se resisten y no puedo disolverlas… pues a ellas, ¡las rompo!

Para hacerlo, me divido y me convierto en una sustancia iónica, una parte toda positiva y otra toda negativa.

 

 

Por un lado formo un ion hidronio (H3O+) y por otro un ion hidroxilo (OH)

Y así, logro algo que pocos pueden… puedo ser un ácido y un álcali al mismo tiempo. Ahora puedo hidrolizar a otras moléculas… bah, romperlas, en lenguaje llano.

  • Muchas de las reacciones enzimáticas con sustancias orgánicas complejas que hacen posible tu biología (y por lo tanto tu vida), son posibles gracias a este pequeño “truco” que tengo escondido.

Si… ya lo sé. No me agradezcas.

¿Quieres mas trucos?

Bueno, a presiones y temperaturas bajas, es posible que no exista en estado líquido y por lo tanto, pase del estado sólido (hielo) al estado gaseoso (vapor) sin pasar por el estado líquido intermedio. Eso permite ciertos procesos como la liofilización, (también lo has escuchado como “sublimación”) que se usa en la conservación de tus alimentos, en la fabricación de muchas de tus medicinas, o para fabricar materiales sofisticados como el aerogel

Pero si pretendes vanagloriarte de tu tecnología moderna… espera: los antiguos pueblos precolombinos ya conocían mi secreto y usaban la sublimación para conservar sus reservas de papa antes que los europeos descubrieran América… más de mil años antes.

Como ves, estoy presente en tu vida en muchos aspectos que desconocías…

Soy más importante de lo que pensabas, y mucho mas valiosa para tu planeta de lo que pudieras sospechar.

Por lo tanto, déjame pedirte un favor: Consérvame.

Protégeme de los desaprensivos que me malgastan y contaminan. Permíteme servirte en todas las formas, incluso dándote la vida misma, pero sé respetuoso de mis debilidades. Cada vez que un contaminante me toca (por aquella virtud mía de disolverlo todo), quedará disuelto en mí por mucho tiempo y te será extremadamente difícil o costoso volver a purificarme.

La Madre Naturaleza ha imaginado un ciclo virtuoso que me mantiene limpia y pura para el uso de todos los seres que habitan tu planeta… pero tú, humano, tienes la capacidad de comprenderlo y el poder de preservarlo o destruirlo. De ti depende que tus nietos, y los nietos de tus nietos, sigan viviendo en un mundo de aguas claras y frescas…

Si alguna vez dudas en hacerlo, solo recuerda… soy un regalo de las estrellas.

 

Este artículo nos lo envía Daniel Hazeldine. Ingeniero químico de profesión, docente por vocación, divulgador por pasión.Vive y hace docencia en un colegio técnico en una pequeña ciudad del interior de Argentina. Podéis visitar su blog Curioseantes y seguir sus actualizaciones en su twitter @curioseantes.

Puedes leer todos los artículos de la peculiar y personal serie “Soy…” de Daniel en este enlace.



Por Colaborador Invitado, publicado el 8 agosto, 2017
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