Rápidos y Furiosos

Por Colaborador Invitado, el 30 agosto, 2017. Categoría(s): Biología • Divulgación
Rápidos y Furiosos
Rápidos y Furiosos

Algunos lagartos de unas islas recientemente inventadas van a toda velocidad por la pista de la evolución y logran sin demasiados apremios un lugar en el podio de la adaptación. Rápidos y furiosos, cometermitas irreverentes son. Parecen decirle hasta al mismísimo Charles Darwin “cuando usted fue, este gecko ya volvió”.

Pertenecen a un genero y especie denominado por los científicos como Gymnodactylus amarali. Suelen tener entre 40 a 50 milímetros de largo promedio, viven en suelos rocosos y son frecuentes de encontrar en Brasil. En Goiás, estado del centro-oeste de ese país, algunos de ellos durante 1996 vieron como se borroneaban valles y algunos picos de montañas se transformaban en islas debido al agua de una nueva represa hidroeléctrica.

Aislados de sus congéneres cohabitaban en la catástrofe con otras especies de lagartos de mayor tamaño. Con la dificultad que estos últimos también se alimentaban de termitas. Pero no duraron mucho: Ameiva Ameiva fue la primera en lamentablemente desaparecer, para luego dar paso a cinco especies mas en el transcurso de diez años.

Vía libre

Con carriles o nichos libres, y sin competidores a la vista, se dedicaron entonces a evolucionar muy rápidamente. En un reciente artículo -publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences– una investigadora de la Universidad de Brasilia llamada Mariana Eloy de Amorim aportó un dato más que sorprendente. Ocurrió al comparar el tamaño de las cabezas de geckos aislados con los que habitan en tierra firme.

Aquellos que viven en las islas presentan de manera sistemática cabezas de mayor tamaño. Quizás desproporcionadas para un cuerpo que no registró variaciones entre ambos grupos. Para los científicos, la disponibilidad de termitas de mayor tamaño y las mayores recompensas calóricas tras su ingesta motivaron los cambios observados. Un gecko con cabeza mas grande -y boca adaptada para ingerir termitas de un centímetro-sumado a un cuerpo relativamente pequeño desde el punto de vista del gasto energético siempre paga menos en combustible.

Alrededor de solo quince años tardaron los lagartos insulares en adquirir una ventaja adaptativa. No es usted, ni su cronómetro, gran Charles. A menos que se entrometa un humano, la adquisición de un nuevo rasgo adaptativo generalmente suele ser un proceso lento y requiere del paso del tiempo y numerosas generaciones. Rápido y furioso se ve venir a un gecko. Igual bájele la bandera a cuadros.

Este artículo nos lo envía Fernando Fuentes. Nació en Argentina. Recorrió aulas de universidades y salas de hospitales tratando de emular a Hipócrates. También pasó algunas horas en un curso de periodismo científico en la Fundación Instituto Leloir, en la ciudad de Buenos Aires. Desde hace algunos años se dedica a la divulgación científica. Ha escrito numerosos artículos acerca de diversas temáticas científicas, siempre destinados al público en general. Publicó “Píldoras para No dormir” , una recopilación de artículos con tópicos de ciencia. Produce y conduce “El Tornillo de Arquímedes”, un programa de divulgación científica que se emite por una radio de Argentina. Puedes seguirle en twitter.

Referencias científicas y más información:

Mariana Eloy de Amorima, Thomas W. Schoenerb, Guilherme Ramalho Chagas Cataldi Santoroc, Anna Carolina Ramalho Linsa, Jonah Piovia-Scottd, and Reuber Albuquerque Brandãoa “Lizards on newly created islands independently and rapidly adapt in morphology and diet” Proceedings of the National Academy of Sciences vol. 114 no. 33, 8812–8816, doi: 10.1073/pnas.1709080114



Por Colaborador Invitado, publicado el 30 agosto, 2017
Categoría(s): Biología • Divulgación