Sobre el cambio de hora en España

Por El Navegante, el 3 noviembre, 2017. Categoría(s): Divulgación

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Los cambios de hora son un tema cada vez más polémico en España. Curiosamente, se escuchan y leen más protestas cuando se produce el cambio de hora de otoño. Y digo curiosamente porque, en realidad, si hiciéramos caso a los que dicen que no estamos en el huso horario que nos corresponde, nos tocaría permanecer en el horario de invierno todo el año…o incluso peor. En este artículo trataremos de mostrar qué cambios acarrearía el atender alguna de las protestas al respecto. Vayamos por partes.

Protesta tipo 1. ¡Queremos el horario de verano todo el año!

¿Qué sucedería si, como quieren algunos, no cambiáramos la hora en otoño? Cuando los días son más cortos, en diciembre y enero, con la hora actual, en las zonas peninsulares más al oeste, como Galicia, amanece alrededor de las 9 de la mañana. Si no hiciéramos el cambio de hora de finales de octubre, lo haría a las 10 de la mañana. No parece buena idea.

Protesta tipo 2. ¡No al cambio de hora! ¡Me altera el biorritmo!

Sin entrar en las alteraciones pasajeras que podamos sufrir con los cambios de hora, seguro que molestas, veamos qué sucede si no cambiásemos la hora. Como hemos visto en el primer caso, el permanecer en el horario de verano todo el año traería consigo un amanecer muy tardío en los meses invernales, sobre todo en el oeste. ¿Que sucedería si optáramos por extender el horario de invierno a todo el año? Se escuchan voces en el sector turístico que apuntan a que los anocheceres tardíos de verano mantienen a la gente en la calle y aumentan el consumo. Tampoco entramos en esas consideraciones. ¿Qué posible pega tendría un horario de invierno extendido a todo el año? Vayámonos a los días más largos y a un punto medio de la península. En junio y julio, amanece sobre las 6 de la mañana. Si nos mantuviésemos todo el año en el horario de invierno, lo haría una hora antes, a las 5 de la mañana. Unos 40 minutos antes en las zonas más al este. No parece descabellado hacer el cambio de hora y aprovechar esa hora extra de luz por la tarde, tal y como hacemos ahora. La luz diurna que hay mientras duermo no la aprovecho. La de la tarde si. Otra opción sería madrugar más en verano. No creo que haya mucha gente dispuesta a ello.

Protesta tipo 3. ¡Por culpa de que Franco era amigo de los alemanes, tenemos su huso horario y no el inglés!

Dejando de lado las razones políticas que ciertamente están en el origen de nuestro huso actual, vayámonos al horario inglés, una hora menos, a ver qué sucede. Una primera paradoja. Se dice que los ingleses si que lo hacen bien y que están como deben. Pero no reparamos en que lo que en realidad más molesta es el cambio de hora. Y ellos también lo hacen, como todos los europeos (directiva comunitaria, recordemos). Dejando esto al margen, veamos qué sucedería en los extremos con el huso horario inglés/portugués. En los días más largos, sucedería como en el caso de mantener horario de invierno todo el año. A las 5 de la mañana amanecería en un punto centrado en longitud en la península. Si además de seguir el horario inglés, no cambiásemos la hora, lo haría una hora antes aún, a las 4 de la mañana. ¿Y en los días más cortos? Tal y como estamos ahora, en zonas centradas como Bilbao anochece sobre las 6 de la tarde. Con una hora menos, lo haría a las 5 de la tarde. Perderíamos tiempo de ocio. Muchos aprovechan esa hora extra de luz para pasear o estar con los hijos en el parque. La conciliación. Como extra, encenderíamos la luz en casa una hora antes. Los situados más al este, alrededor de 40 minutos menos de luz. A las 16:15, casi de noche.

Conviene señalar también que a pesar de que estemos a una longitud similar a la inglesa, las cosas son bastante diferentes allí. Cuanto más al norte, mayor variación estacional en la duración del día. En ciudades como Estocolmo, por ejemplo, en verano apenas hay noche. En invierno, por el contrario, el Sol está sobre el horizonte unas pocas horas. En Gran Bretaña no llegan a esos extremos, pero los días son más largos que aquí en verano y más cortos en invierno. Algo a tener al menos en cuenta a la hora de comparar. De los ejemplos, como siempre, solo se cuenta la parte que favorece la opinión de quien los pone.

Protesta tipo 4. ¡Por culpa del huso horario no puedo conciliar!

Esta si que no. No confundamos husos con costumbres. La conciliación es tema de decisiones políticas que ayuden a ello o que cambiemos de costumbres en la dirección que creamos más conveniente. Es de locos que en este país los programas que acaparan mayores audiencias arranquen a partir de las 22:00 y acaben, en muchos casos, alrededor de la 1:30 de la madrugada. Nada tiene eso que ver con el huso horario. Recordemos que en invierno, que es cuando más televisión se consume, a las 6 de la tarde es de noche.

Protesta tipo 5. ¡Lo hacemos todo mal!¡Tendríamos que ir con el sol, como antes!

A partir de julio el Sol sale cada vez un poco más tarde. Hasta final de año. A partir de entonces, comienza a salir cada vez un poco antes. Hasta principios de verano, cuando se completa el ciclo. Ir variando la hora a la que nos levantamos, en función de la hora de salida del Sol no creo que sea una opción en una sociedad como la nuestra.

Concluyendo

En el tema del cambio de hora y del huso horario, cada uno tiene sus preferencias y es difícil llegar a un acuerdo. Son de entender las reclamaciones al respecto que llegan desde puntos como Galicia, con un amanecer muy tardío, sobre todo el invierno. Desde ese punto de vista, permanecer con el horario de verano todo el año no parece una opción. Irían aún a peor. También hay que tener en cuenta que establecer un mismo huso horario en un país con una extensión de 13º hace inevitable que los situados en los extremos se vean afectados en uno u otro sentido. Es razonable que los gallegos reclamen para sí el mismo horario que Portugal, que está en condiciones parecidas. Pero de hacer ese cambio, habría que analizar como afectaría eso en las zonas más al este (costa mediterránea y Baleares) , las más turísticas, y las posibles consecuencias que podría acarrear.

Independientemente de la discusión de si hacer las cosas tal y como las hacemos ahorra energía o no, lo que si parece que hacemos es adaptar las horas de luz al tiempo en el que la mayoría estamos despiertos. De una manera bastante equilibrada, sin perjudicar en demasía a quienes viven el los extremos. No parece mala idea.



Por El Navegante, publicado el 3 noviembre, 2017
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