El extraño caso de la menopausia y su (casi) ausencia en los animales

Por Colaborador Invitado, el 6 noviembre, 2017. Categoría(s): Biología • Divulgación
La menopausia es una característica fisiológica sólo presente en dos especies: la humana y las orcas (su presencia en otras especies no está plenamente demostrada). Fuente: Commons Wiki
La menopausia es una característica fisiológica sólo presente en dos especies: la humana y las orcas (su presencia en otras especies no está plenamente demostrada). Fuente: Commons Wiki

Conforme envejecen, todos los animales experimentan un deterioro de la capacidad reproductiva. Tener descendencia supone una inversión energética muy alta tanto para engendrar como para alimentar y proteger a la prole. Resulta por tanto lógico pensar que evolutivamente tienen mayores probabilidades de éxito en esta tarea los progenitores jóvenes. No obstante, prácticamente todos los animales conservan su capacidad procreadora hasta muy avanzada edad, cuando la senectud vence al vigor y tener hijos se convierte en misión poco menos que imposible.

Ahora bien, el caso de las hembras de la especie humana es realmente paradójico ya que pierden la posibilidad de reproducirse cuando aún tienen por delante décadas de vida. Supone sin duda una excepción muy notable, y ciertamente enigmática. A priori, no parece que tenga mucho sentido, evolutivamente hablando, dejar de procrear y tener aún muchos años de vida disponibles. La evolución asienta sus principios en la capacidad de diseminar la carga genética propia en la descendencia. Vivir y no multiplicarse es una contradicción desde el punto de vista evolutivo. ¿Por qué entonces las mujeres han evolucionado para interrumpir su ciclo reproductivo tan pronto?, ¿se da esta peculiaridad en alguna otra especie?.

Comencemos definiendo la menopausia: según el diccionario de la R.A.E, ésta consiste en el cese natural y definitivo de la menstruación. Desde un punto de vista fisiológico, podemos completar esta definición apuntando que este proceso supone una brusca reducción de los niveles de hormonas esteroides ováricas como consecuencia de la depleción de los oocitos y recesión del tejido folicular circundante.

Este fenómeno tan sólo se da en dos especies: la humana y las orcas (algunos autores apuntan a otra especie de ballena y a otros primates, pero ninguna de estas hipótesis ha podido probarse con rotundidad). ¿Por qué en estas dos especies?, ¿qué pueden tener en común?.

Las causas de esta rareza fisiológica han dado lugar a un debate entre expertos, debate aún activo, pero en el que, poco a poco, se va arrojando alguna luz.

Años que las hembras de distintas especies presentan incapacidad para reproducirse sobre el total de años vividos. Fuente: Gráfica elaborada por el autor en base a bibliografía usada para la elaboración de este artículo
Años que las hembras de distintas especies presentan incapacidad para reproducirse sobre el total de años vividos. Fuente: Gráfica elaborada por el autor en base a bibliografía usada para la elaboración de este artículo

Una explicación posible, según algunos expertos, radicaría en la preferencia de los varones humanos por mujeres jóvenes frente a las más maduras. Esta preferencia haría inservible la capacidad reproductiva en edades más avanzadas y podría haber supuesto una adaptación a esta circunstancia. Ahora bien; esta inclinación no se observa en las orcas, por tanto, puede que haya influido en el devenir de la menopausia en las mujeres pero parece lógico pensar que exista otro nexo común entre ambas especies que explique mejor el fenómeno.

Lo que sí tienen en común la especie humana con las orcas es que, en ambas, conforme avanza la edad de las hembras, éstas tienen un mayor grado de parentesco con el resto de individuos (especialmente machos) con los que conviven. En la mayor parte de los grupos humanos primitivos, son las mujeres las que abandonan su tribu de origen y asientan su nueva residencia con los parientes del varón con quien se emparejan. Un ejemplo para ilustrar este punto lo podemos encontrar en la realeza y las princesas que abandonaban sus familias para unirse a los monarcas con los que se casaban. Al llegar a su nuevo hogar el grado de parentesco que tienen con el grupo es cero. Sin embargo; conforme tienen hijos varones (las féminas partirán como hicieron ellas) y nietos, su grado de parentesco con el grupo va en aumento.

Grado de aumento de parentesco conforme aumenta la edad en las orcas. En rojo grado de parentesco con las hembras de la manada (cambia muy poco). En azul, grado de parentesco con los machos (aumento muy marcado). En los humanos es similar en aquellas sociedades en que las mujeres abandonan su tribu para unirse al de su pareja. Fuente: ver bibliografía 1.
Grado de aumento de parentesco conforme aumenta la edad en las orcas. En rojo grado de parentesco con las hembras de la manada (cambia muy poco). En azul, grado de parentesco con los machos (aumento muy marcado). En los humanos es similar en aquellas sociedades en que las mujeres abandonan su tribu para unirse al de su pareja. Fuente: ver bibliografía 1.

En el caso de las orcas, las hembras no dejan el grupo, pero tanto machos como hembras copulan con individuos que no pertenecen a su manada, por lo tanto, al nacer, una orca hembra tendrá un grado de parentesco con el grupo limitado a su madre y, potencialmente, algún hermanastro. Conforme madura tendrá hijos que permanecerán en el grupo, así como sus nietos y su grado de parentesco con el resto de la manada aumentará.

Así pues, resulta que este parece ser el secreto de la aparición de la menopausia: animales con una larga expectativa de vida y con un contexto demográfico en el que conforme las hembras envejecen desarrollan un grado de parentesco mayor con el resto de componentes del grupo con el que conviven.

Lo anteriormente expuesto explicaría la clave que determina la aparición de la menopausia, nos queda por ver cuál es la utilidad de esta singularidad fisiológica.

La teoría más aceptada es la que se denomina la hipótesis de la abuela. Según esta tesis evitar gestaciones y crianzas simultáneas de madres e hijas supone que los vástagos de estas últimas reciban más cuidados, favorece que las crías reciban más alimento ya que mientras las madres las atienden, las abuelas pueden abastecerlas de alimentos que favorecerán el desarrollo y, por tanto, la probabilidad de supervivencia de sus nietos. Además, tener hijos en edades muy avanzadas conlleva el riesgo de malos partos, pérdida de embriones y, en definitiva, un coste biológico que puede resultar excesivo, especialmente en especies como los humanos u orcas que cuidan a sus descendientes durante muchos años.

Veamos qué datos aportan distintos autores para dar soporte a esta hipótesis:

Ya hemos aludido al hecho de que una hembra ya madura tiene mayor riesgo de tener abortos o malos partos, por lo tanto, compensa que sean las jóvenes las que procreen.

Además, resulta contraproducente que madre e hijas compitan para procrear. En el caso de las ballenas asesinas cuando madre e hija tienen descendencia de modo simultáneo, los hijos de las orcas de la generación más vieja tienen una mortalidad 1.67 mayor que las crías de la generación más joven.

Por otra parte, las hembras viejas son más eficaces consiguiendo alimento para el grupo y, teniendo en cuenta que las crías tardan años en crecer y que la cría requiere un esfuerzo energético que se traduce en una necesidad de un 42% más de alimento resulta en un efecto disuasorio a la procreación simultánea de hembras viejas y jóvenes teniendo las primeras un rol importante en el abastecimiento de nutrientes y las segundas en la reproducción.

descendencia orcas

Figuras 4 y 5: Cuando madres e hijas procrean de modo simultáneo, los descendientes de la generación más vieja tienen 1.7 veces mayor probabilidad de morir antes de llegar a adultos que los hijos de la generación más joven. Fuente: ver bibliografía punto 1.
Figuras 4 y 5: Cuando madres e hijas procrean de modo simultáneo, los descendientes de la generación más vieja tienen 1.7 veces mayor probabilidad de morir antes de llegar a adultos que los hijos de la generación más joven. Fuente: ver bibliografía punto 1.

 En el caso de los humanos, aunque no hay consenso entre los autores, hay indicios que señalan a que el hecho de que las abuelas ayuden a sus hijas a tener más alimento mientras crían se traduce en un mayor peso de la descendencia, así como a un menor intervalo entre partos en las mujeres jóvenes, contribuyendo así de manera indirecta a una mayor capacidad reproductora de la familia. Esto sin contar el valor social y cultural que tiene transmitir la experiencia acumulada a las generaciones más jóvenes.

 

Este artículo nos lo envía Juan Pascual (podéis seguirlo en twitter @JuanPascual4 o linkedn). Me licencié en veterinaria hace unos cuantos años en Zaragoza y he desarrollado mi vida profesional en el mundo de la sanidad animal, de ahí mi interés en divulgar lo que los animales aportan a nuestro mundo actual. Soy un apasionado de la ciencia. Creo que es fundamental transmitir el conocimiento científico de una manera sencilla para que los jóvenes se enganchen pronto y para que la sociedad conozca más y mejor lo mucho que la ciencia aporta a nuestro bienestar. Viajar es otra de mis pasiones junto con la literatura, que no deja de ser otro modo de viajar.

Puedes leer todos sus artículos en Naukas en este enlace.

Bibliografía:

  1. Croft et al., Reproductive conflict and the evolution of menopause in kiler whales, Current Biology 27, 298-304, Jan 2017.
  2. Takahashi M, Singh RS and Stone J (2017) A theory for the origin of human menopause. Front. Genet. 7:222.
  3. Morton RA, Stone JR, Singh RS (2013) Mate choice and the origin of menopause. PLoS Comput Biol 9 (6)
  4. Kachel, AF, Premo LS, Hublin JJ, Grandmothering and natural selection. Proceedings of the royal society, August 2010
  5. Walker, ML, Herndon JG, Menopause in nonhuman primates?. Biology of reproduction 79, 398-406. May 2008
  6. Johnstone, RA, Cant, MA. The evolution of menopause in cetaceans and humans: the role of demography. Proceedings of the royal society, 2010

 



Por Colaborador Invitado, publicado el 6 noviembre, 2017
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