¿Para qué sirve un invitado?

Por Pablo Barrecheguren, el 29 noviembre, 2017. Categoría(s): Divulgación

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Una de las figuras más repetidas en los programas de entretenimiento son los invitados. Los hay de todos los colores y su función varía mucho según el programa: generalmente se usan como reclamos para la audiencia, aunque en ocasiones son el eje vertebrador del programa ya que son ellos los que aportan el contenido del programa al ser entrevistados.

Un ejemplo donde los invitados se utilizan como meros reclamos es el programa de la televisión pública: Órbita Laika. Un espacio de divulgación científica por donde han pasado para promocionar sus discos, obras, etc. todo tipo de músicos, actores… Este hecho es llamativo porque en otros programas culturales no se suele invitar al programa gente ajena a la temática del programa: en los literarios se entrevista a escritores, editores; en los de música van cantantes, compositores, etc. pero nunca invitan, por ejemplo, científicos a programas musicales.

En narrativa existe una regla que dice: todo lo que no mejora claramente un texto lo empeora. En la stand-up comedy se habla mucho del foco: de dónde centras la atención del público, que debe estar siempre sobre el contenido. En un programa de divulgación científica claramente el foco debe de estar sobre la ciencia y todo aquello que se salga del eso, debilita el producto final. Si queremos traer invitados a un programa sobre ciencia, tienen que ser científicos o profesionales relacionados porque cualquier otra persona debilita el contenido que el resto de colaboradores introduce: el invitado se convierte en un lastre. Un lastre para el contenido pero también para la audiencia porque, y aquí siento señalar una obviedad, un programa de ciencia atrae a gente interesada en la ciencia: ese es el público objetivo. Y si a estos espectadores les pones constantemente en medio de la ciencia a un artista promocionando su nueva actuación, pues a la larga el espectador se cansará. Y en el peor de los casos el invitado puede llegar a romper con el rigor científico, que es el pilar fundamental sobre el cual se sostienen estos programas.

Cosa que por cierto, ya ha pasado.

Lo irónico es que en Órbita Laika se producen simultáneamente el problema y su solución, porque al mismo que se entrevista a famosos se realiza una entrevista paralela online (aunque casi sin presencia en el propio programa) a divulgadores científicos de YouTube. Algunos, por cierto, con una presencia mediática y cantidad de seguidores de cientos de miles. Así que si el objetivo de traer a un invitado es ganar audiencia, también hay divulgadores científicos que pueden cumplir esta función. Pero aunque sea a gente con muchos menos seguidores, después de todo estamos en un programa financiado públicamente donde la calidad del producto debería primar sobre la propaganda, traer a científicos, divulgadores, etc. permite que el entrevistado se integre con naturalidad en el programa y le da valor al espacio más allá de su contenido científico: llevar a los programas gente desconocida pero con algo que contar es algo mucho más fresco que traer al famoso de serie que viene a hablar de su disco. Y además, apostar por este tipo de invitados mostraría que hay una confianza en que tanto la ciencia los científicos son figuras de interés público.

Después de todo, si escritores, políticos o raperos merecen un programa entero, ¿por qué no los científicos? ¿Acaso no puede haber científicos famosos? ¿Tenemos alguna tara cultural que hace que la gente piense que no podemos ser populares o mediáticos? Yo creo que sí que hay una: el estereotipo del científico como una persona rara, friki, poco carismática o social. Un prejuicio que estamos alimentando cada vez que en un programa científico hacemos que el foco gire en torno a personas que nada tienen que ver con la ciencia.



Por Pablo Barrecheguren, publicado el 29 noviembre, 2017
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