Siendo un astrónomo que, primero como aficionado, luego como profesional, crecí en el Hemisferio Norte, cuando con 26 años pude disfrutar por primera vez de la espectacularidad de los cielos del Hemisferio Sur sencillamente lloré de emoción. Nunca jamás olvidaré esa primera visión en julio de 2003, perdido por el outback australiano, de la Vía Láctea partiendo el cielo negro como azabache en dos, con el Centro Galáctico en el cenit, y dos pequeñas nubecillas sobre el horizonte, flotando sobre nuestra Galaxia siguiendo las mismas leyes físicas que hacen que el Sol y todos sus planetas se muevan dentro de este pequeño universo-isla perdido en la inmensidad del Cosmos. Ha sido, y muchas veces lo he dicho, la visión más especial que he tenido del firmamento en toda mi vida.
Las Nubes de Magallanes son, de hecho, las protagonistas de la historia de hoy. Mi camino en la Astronomía, que me ha llevado a estudiar desde nebulosas cercanas a estrellas masivas del tipo Wolf-Rayet y supernovas del tipo Ia, pasando por galaxias con formación estelar cercanas y lejanas, me condujo hace unos años a participar en un programa de observación en el Telescopio Anglo-Australiano (donde trabajo como astrónomo de soporte desde 2011) en buscan de entender mejor la naturaleza de estos fantásticos laboratorios estelares que son las Nubes de Magallanes
Las Nubes de Magallanes son dos pequeñas galaxias “satélite” de la Vía Láctea. Son sólo visibles desde el Hemisferio Sur porque se sitúan muy cerca del Polo Sur Celeste. Se identifican con sus siglas en inglés “Gran Nube de Magallanes” (LMC, Large Magellanic Cloud) y “Pequeña Nube de Magallanes” (SMC, Small Magellanic Cloud). Recorrer ambos objetos con telescopio es una delicia: junto a la SMC aparece el brillante cúmulo globular 47 Tucanae, mientras que LMC alberga una de las regiones de formación estelar más intensa del Grupo Local de galaxias: 30 Dorado o la Nebulosa de la Tarántula. Fue también en la LMC donde explotó la famosa Supernova 1987A en febrero de 1987.
Las Nubes de Magallanes parecen dos objetos aislados pero en realidad ambos están íntimamente conectados. En 1963 se descubrió que existía un puente de material difuso conectando las dos galaxias enanas. Observaciones posteriores revelaron con bastante detalle la estructura de esta envoltura gaseosa, que recibió el nombre de “Puente de Magallanes” (1). El material de dicho puente ha sido arrancado de las galaxias enanas como consecuencia de interacciones entre ambas.
Sin embargo, aunque se habían detectado estrellas jóvenes creadas “in situ” dentro del gas difuso del Puente de Magallanes, no se habían detectado aún estrellas viejas “arrancadas” de alguna de las galaxias, tal y como predecían algunos modelos hidrodinámicos.
Es aquí donde entra en juego las nuevas observaciones: usando el Telescopio Anglo-Australiano (AAT, Observatorio de Siding Spring, Australia), de 3.9m de tamaño y gestionado por el Observatorio Astronómico Australiano (AAO), hemos confirmado, por primera vez, la existencia de estrellas viejas en el Puente de Magallanes.
El artículo científico detallando nuestro estudio se publicó en la revista científica especializada “Monthly Notices of the Royal Astronomical Society” a principios de noviembre, pero hoy tanto el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) como el Observatorio Astronómico Australiano (AAO) publicamos sendas notas de prensa al respecto.
La investigación ha estado liderada por mi colega Ricardo Carrera (INAF-Observatorio Astronómico de Pádova/Instituto de Astrofísica de Canarias), quien se puso en contacto conmigo para solicitar observaciones en nuestro telescopio. Para ello Ricardo usó el programa OPTICON del 7 programa marco de la Unión Europea que permite el acceso a instalaciones en la que participa un país europeo distinto al de origen de los investigadores. El AAT tiene convenio con OPTICON, típicamente se dan unas 5-7 noches al semestre a programas de observación gestionados por OPTICON.
Tras conseguir tiempo de observación en dos ocasiones (en 2015 y en 2016), usamos el instrumento 2dF en conjunción con el espectrógrafo AAOmega para conseguir datos de unas 1500 estrellas individuales en una zona concreta del Puente de Magallanes en busca de esas “estrellas errantes”.
Ya he hablado en otras ocasiones por aquí del robot 2dF, pionero en el mundo, y que permite observar simultáneamente 400 objetos en una región del cielo cuyo diámetro equivale al de 4 lunas llenas. Así, es posible obtener datos de alta calidad de un gran número de estrellas en sólo unas pocas noches.
Y dimos en la diana.
Las observaciones con 2dF revelaron que ciertas estrellas dentro de la región del cielo donde se halla el Puente de Magallanes se mueven de forma distinta a como lo hacen las estrellas de la Vía Láctea. No obstante, su movimiento coincide con el del Puente de Magallanes.
No sólo eso, los datos obtenidos combinando los instrumentos 2dF y AAOmega en el AAT han permitido estimar que la edad de estas “estrellas errantes” está comprendida entre los mil y los diez mil millones de años.
Pero el Puente de Magallanes se formó hace unos 200 millones de años, edad mucho más joven que la de las estrellas ahora detectadas en él, por lo que en realidad esas estrellas debieron ser arrancadas de alguna de las dos galaxias (o quizás de ambas). Como ya mencioné arriba, los modelos dinámicos que explican la formación del Puente de Magallanes ya habían predicho que el gas debería estar acompañado por una componente estelar, con estrellas mucho más viejas que el Puente de Magallanes. Pero han sido estas observaciones las que han confirmado, por primera vez, que esto es así.
Mi gran amiga, la astrofísica Noelia Noël, investigadora de la Universidad de Surrey en Reino Unido y coautora del estudio, explica muy bien lo que está pasando: ”Una gran parte del gas y de las estrellas de las Nubes de Magallanes fue ‘arrancada’ por fuerzas de marea. Comparando con modelos dinámicos se puede concluir que esto ocurrió hace unos 200 millones de años, cuando las dos galaxias tuvieron un gran acercamiento entre ellas del cual nació el Puente de Magallanes”.
También he hablado de fuerzas de marea e interacciones en galaxias grandes y enanas en muchas ocasiones anteriores. ¡No en vano, todo esto fue parte de mi trabajo de tesis! No en las Nubes de Magallanes, sino en galaxias enanas con fuerte formación estelar donde aparecen los rasgos de estrellas muy jóvenes y masivas del tipo Wolf-Rayet (“Lobo Rayado”). Las fuerzas de marea que actúan sobre las galaxias son similares a las que causan las mareas en los océanos terrestres debido a la atracción gravitatoria de la Luna.
Pero aún hay más: los datos espectroscópicos obtenidos en el AAT también han servido para determinar la composición química de las estrellas detectadas dentro del Puente de Magallanes. Gracias a la combinación de la información sobre la composición de estas estrellas y su cinemática hemos podido determinar inequívocamente que las “estrellas errantes” que hemos encontrado se crearon en la Pequeña Nube de Magallanes hace más de mil millones de años.
Las interacciones y fusiones entre galaxias eran muy comunes en el Universo primitivo, pero en la actualidad todavía son frecuentes. Tal es así que la propia evolución de las galaxias está dominada por dichos encuentros. En realidad, las interacciones entre galaxias pueden distorsionar e incluso modificar radicalmente la morfología de los sistemas involucrados. Durante estos acercamientos existe intercambio de material entre ellas, creando regiones donde se forman nuevas estrellas y arrancando, a menudo, gas y estrellas. Por eso este hallazgo y el estudio detallado de lo que sucede en y alrededor de las Nubes de Magallanes es tan importante.
(1) No debe de confundirse el «Puente de Magallanes» conectando ambas galaxias enanas con la “Corriente de Magallanes”, que es la estructura de gas que conecta las Nubes de Magallanes con la Vía Láctea.
Notas de prensa:
- Nota de prensa del IAC
- Nota de prensa del AAO (en inglés)
Artículo científico: Carrera, R., Conn, C.B., Noël, N.E.D., Read, J.I. & López-Sánchez, Á.R. 2017, “The Magellanic Inter-Cloud Project (MAGIC) III: First spectroscopic evidence of a dwarf stripping a dwarf”, Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, Volume 471, Issue 4, 11 November 2017, Pages 4571–4578
Ángel López-Sánchez es astrónomo y comunicador científico en la Escuela de Ciencias Matemáticas y Físicas de la Universidad de Macquarie (MQ) con sede en Sydney, Australia. Es un reconocido experto en el estudio de cómo el gas se convierte en estrellas en galaxias cercanas y cómo esto afecta la evolución de las galaxias, particularmente el enriquecimiento químico. Dirige el programa «HI KOALA IFS Dwarf galaxy Survey» (Hi-KIDS), que utiliza el instrumento KOALA en el Telescopio Anglo-Australiano (AAT) de 3,9 m para diseccionar 100 galaxias enanas cercanas ricas en gas para comprender su historia y evolución. También brinda apoyo a los astrónomos visitantes del AAT. Es un miembro activo en grandes estudios de galaxias espectroscópicas y los próximos estudios de galaxias ópticas y de radio.
Tras recibir la licenciatura en Física Teórica en Granada en 2000 completó su Tesis Doctoral en Astrofísica en el prestigioso Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC, España) en diciembre de 2006. Se trasladó a Australia en 2007, cuando se incorporó al CSIRO «Astronomy and Space Science» para trabajar en el «Local Volumen HI Survey ”(LVHIS), que realizó observaciones radio-interferométricas de galaxias ricas en gas en el Australian Telescope Compact Array. En 2011 se unió al Australian Astronomical Observatory (AAO) y a la Universidad de Macquarie combinando soporte de instrumentación telescópica, investigación, conferencias y divulgación. En mayo de 2023 fue incorporado como investigador académico a tiempo completo en la Escuela de Ciencias Matemáticas y Físicas de la Universidad de Macquarie.
Es el actual presidente de la asociación de Investigadores Españoles en Australia-Pacífico (SRAP, Spanish Researchers in Australia-Pacific), entidad de la que es miembro fundador, y participa activamente en RAICEX (Red de Asociaciones de Investigadores Españoles en el Extranjero) dentro de la comisión de comunicación y en diplomacia científica. Es el vicepresidente de la Agrupación Astronómica de Córdoba (AAC), representante de la Red Andaluza de Astronomía (RAdA) y miembro de la Unión Astronómica Internacional (IAU), la Sociedad Española de Astronomía (SEA) y la Australian Astronomical Society (ASA).
Es miembro de la comisión ProAm (relaciones entre astrofísicos profesionales y astrónomos aficionados) de la SEA, de la que fue coordinador entre 2016 y 2020, y participa activamente en poner en contacto el mundo de la astrofísica profesional y de la astronomía aficionado. Es un apasionado astrónomo aficionado que utiliza su propio equipo para capturar la belleza del Cosmos.
Fue el primer astrofísico español en tener un blog de divulgación astronómica («El Lobo Rayado», en 2003) y es miembro fundador de la red Naukas, donde tiene el blog «Universo Rayado» desde 2015.