No recuerdo ningún momento o persona especial que me hiciera decantarme por las ciencias. Me gustaban y ya está. Decir otra cosa sería reinventar mi pasado a base de suponer recuerdos. Al principio me gustó la física, pero me dominaba ella a mí y eso no mola. Y luego tocó dar química y me gustó aún más. Sí que recuerdo una noche en que estaba haciendo de canguro mientras preparaba un examen de química de Secundaria. Tocaba estudiar los orbitales y de repente lo entendí y me pareció maravilloso comprobar que el modelo se correspondía con las propiedades de la molécula de agua y la del amoníaco. Fue un flechazo. Es posible que fuera allí cuando decidí estudiar Química. Aunque todos los años, incluidos los de la carrera, estuve dudando si había escogido la mejor opción. Por ejemplo: me atraía mucho más la Bioquímica, pero entonces solo se podía acceder a ella haciendo dos años de Química, Biología, Medicina o Veterinaria. Química era la única en la que no tenía que diseccionar cosas vivas, así que ganó peso. Y cuando acabé segundo me di cuenta de lo equivocada que estaba: ¡me molaba más la química, mucho más que la bioquímica!

Más o menos al decidir estudiar Química, ya tenía claro que quería dedicarme a la investigación, creo [y esto es solo una hipótesis] que el hecho de haber conocido a mi bisabuela con Alzheimer hizo que esta enfermedad me intrigara muy especialmente. Ahora, aunque no es mi rama de investigación, me produce mucha más inquietud porque la padece mi abuela.

Mis ganas de divulgar nacen de querer explicar a las personas no científicas de mi entorno aquello que estaba estudiando en la carrera. De eso y de encontrar absurdo tener una funda de colchón de iones y que me contestaran: “es que tú no sabes de esto”. ¡¿Cómo que no?! ¿Y a qué dedico entonces mis horas de estudio?

Ni Sagan, ni Asimov, ni Neil de Grasse Tyson. Cuando me abrí el blog en 2011, empecé a seguir los blogs de Carlos Chordá y Daniel Marín, y en ellos conocí los de Dani Torregrosa, Scientia, César Tomé, Carlos Romá, Óscar Huertas, Rosa Porcel (y tantos y tantos más que me dejo por el camino) y de ahí di el salto a plataformas como Hablando de Ciencia y Naukas. Así que estas dos serían mi respuesta a la pregunta: ¡gracias Hablando de Ciencia y Naukas! Vuestra labor me ha ilusionado muchísimas veces a continuar haciendo ciencia, me habéis inspirado y enseñado cantidad de cosas, he encontrado grandes amigos y si he llegado hasta aquí ha sido también gracias a vosotros.