Eunice Newton Foote y los inicios de la ciencia del clima

Por Ecos del futuro, el 8 marzo, 2018. Categoría(s): Ecología • Geología • Historia • Personajes

El 19 de julio de 1848 se celebraba en Seneca Falls (New York) la primera convención sobre los derechos de la mujer. Asistieron unas 300 personas, entre hombres y mujeres. En el segundo día, el 20 de julio, 68 mujeres y 32 hombres aprobaron la Declaración de Sentimientos, un texto considerado como fundacional del feminismo en cuanto a movimiento social, e inspirado en la Declaración de Independencia de Estados Unidos.

Elizabeth Cady Stanton pidiendo el fin de la discriminación contra las mujeres en la Convención de Seneca Falls el 20 de julio de 1848.
Elizabeth Cady Stanton pidiendo el fin de la discriminación de las mujeres en la Convención de Seneca Falls el 20 de julio de 1848.

La lucha por los derechos de la mujer tuvo su germen en las primeras movilizaciones femeninas en contra de la esclavitud, quizás porque las mujeres se sintieron de alguna manera identificadas con la situación de los esclavos. Prueba de ello es la introducción de la lista de derechos arrebatados a su género en la Declaración: “La historia de la humanidad es la historia de las repetidas vejaciones y usurpaciones perpetradas por el hombre contra la mujer, con el objetivo directo de establecer una tiranía absoluta sobre ella”. Entre los asistentes y firmantes de la Declaración se encontraban el matrimonio Elisha y Eunice Foote, residentes en Seneca Falls. Eunice era una de las cinco mujeres encargadas de la publicación de las actas de la convención.

Our roll of honor, firmantes de la "Declaration of Sentiments" Set Forth by the First Woman's Rights Convention held at Seneca Falls, New York July 19-20, 1848.. Manuscript Division. Library of Congress.
Our roll of honor, firmantes de la «Declaration of Sentiments».  Seneca Falls, New York July 19-20, 1848. Manuscript Division. Library of Congress. Fuente.

Los Foote eran una pareja de inventores interesados en la ciencia. Elisha era matemático y abogado especializado en legislación de patentes, lo que le promocionaría a comisionado de la oficina de patentes entre 1866 y 1869. Eso permitió al matrimonio patentar una serie de inventos como el “relleno de suela de botas y zapatos” a nombre de Eunice, o una cosechadora, una secadora y un máquina de encuadernado creadas por Elisha.

Retrato de Elisha Foote durante su cargo en la Oficina de Patentes. Desgraciadamente no se ha encontrado un retrato de Eunice. Fuente.
Retrato de Elisha Foote durante su cargo de Comisionado en la Oficina de Patentes. Desafortunadamente, todavía no se ha encontrado un retrato de Eunice. Fuente.

Elisha escribió también un libro de cálculo y entró como miembro de la Asociación Americana para el Avance de las Ciencias (AAAS), lo que le facilitó a Eunice presentar en 1856 el resultado de sus estudios sobre el calentamiento que provocan los rayos solares al atravesar diferentes gases. Empezó a experimentar con dos cilindros de unos 76 cm de largo y 10 cm de diámetro calentados al sol con diferentes contenidos de gases, descubriendo que el aire rarificado en un cilindro se calentaba menos que el aire a presión normal y que, por el contrario, el aire húmedo se calentaba más. Y algo más interesante aún; en sus propias palabras, “el mayor efecto lo he encontrado en el gas ácido carbónico».

En la realización de dichos experimentos, es probable que Eunice tuviese en mente el debate sobre las causas del clima cálido del Devónico tardío y el inicio del Carbonífero, hace unos 360 millones de años. Durante las dos décadas anteriores, el médico, botánico y filopaleontólogo Adolphe Theodore Brongniart había inferido un clima húmedo y cálido a partir de la vegetación presente en el registro fósil de ese periodo geológico. Un clima cálido en el pasado parecía respaldar la idea, adelantada por el conde de Buffon, del enfriamiento progresivo de la Tierra desde un estado inicial incandescente. Pero Eunice cayó en la cuenta de que en dicho periodo la atmósfera albergaba un alto contenido en CO2 (unas 600 ppmv) concluyendo del resultado de sus experimentos, y en sus propias palabras, que “una atmósfera de ese gas podría darle a nuestra Tierra una elevada temperatura; y como algunos suponen, en algún periodo de su historia, el aire estuvo mezclado en éste en una proporción mayor que la actual, con lo que debería haber resultado necesariamente un incremento de la temperatura provocada por su propia acción y por el aumento del peso del aire”

Representación artística del carbonífero según The Paleobear
Representación artística del Carbonífero por The Paleobear

No tenía nada de particular en la época una mujer interesada en ciencia, pero sí era menos típico una dedicada a la experimentación y la observación. Eunice, sin embargo, tenía un referente muy cercano, la astrónoma Maria Mitchell, descubridora de un cometa y comprometida con el movimiento antiesclavista y con el acceso de la mujer a los estudios superiores. Mitchell fue nombrada miembro de la Academia Americana de las Ciencias y las Artes el mismo año de la convención de Seneca Falls, convirtiéndose en la primera mujer que ingresaba en la institución. Dos años más tarde se convertiría en la primera astrónoma profesional en entrar en la AAAS.

Pero el hecho de que la AAAS ya contara con alguna mujer entre sus miembros, no mejoró las posibilidades de Eunice de presentar una comunicación en el XXIII Congreso de 1856, celebrado el 23 de agosto. La disposición a admitir mujeres en la Asociación no impedía que la discriminación fuese tan obvia como que se utilizasen los términos “socio” y “profesional” para los hombres pero las mujeres fuesen sólo “miembras”. Y lo que resultaba aún más revelador: Elisha pudo presentar su comunicación, que versaba también sobre propiedades de los gases, pero el físico Joseph Henry tuvo que suplantar a Eunice en la presentación de la suya, que ni siquiera aparecería publicada en las actas. El prefacio de Joseph Henry intentó (al estilo de la época) denunciar esta situación: “La ciencia no es de ningún país ni de ningún sexo. La esfera de la mujer abarca no solo lo bello y lo útil, sino lo verdadero», lo que parece otro indicador de lo excepcional de la presencia allí de una mujer.
El 13 de septiembre aparecía una breve columna en Scientific American titulada “Scientific Ladies” donde se describía la comunicación de Eunice Foote. El escrito también dejaba bien clara la situación de la mujer en la empresa científica de la época.

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“Algunos no sólo han mantenido, sino incluso expresado, la idea de que las mujeres no poseen la fortaleza mental para dedicarse a la investigación científica. Debido a la naturaleza de las obligaciones femeninas, pocas de ellas han tenido el esparcimiento o la oportunidad para dedicarse a la ciencia de manera experimental, pero las que han tenido el gusto y la oportunidad para hacerlo han demostrado tanto poder y habilidad para investigar correctamente como el hombre.[…]

Las columnas del Scientific American a menudo han sido honradas con artículos sobre temas científicos, escritos por mujeres, que enorgullecerían a hombres de la más alta reputación científica; y los experimentos de la Sra. Foot [sic] proporcionan abundantes pruebas de la capacidad de la mujer para investigar cualquier tema con originalidad y precisión”

En el verano de 2016, un amigo de la climatóloga canadiense Katharine Hayhoe le preguntó por qué no había mujeres en la historia de la disciplina. Hayhoe hizo una pequeña investigación y rescató la comunicación de Eunice Foote, finalmente publicada en The American Journal of Science and Arts en noviembre de 1856. El climatólogo Ed Hawkins publicó poco después un tweet que sería el inicio del rescate de Eunice para la historia de la ciencia del clima.

Modificación propuesta a Skeptical Science para su página de Historia de la Ciencia del Clima.
Modificación propuesta a Skeptical Science para su página de Historia de la Ciencia del Clima.

Lo cierto es que la climatología sigue siendo una disciplina inhóspita para la mujer, constituyendo por ejemplo menos de un 20% en Meteorología y Geología. Aunque en Ecología en torno a un 55% de graduados son mujeres, sólo un tercio de los profesores titulares lo son, publicando un cuarto de los artículos en revistas científica del ramo.

Eunice se anticipó en tres años a los experimentos del físico y químico británico de origen irlandés John Tyndall, al que se ha considerado hasta ahora el descubridor del efecto del CO2 en la atmósfera, hoy conocido con el inapropiado nombre de “efecto invernadero”. Este hecho no quita ningún mérito a Tyndall; el montaje experimental de Foote no separaba el visible del infrarrojo en el espectro de la luz solar, aparte de que el propio efecto invernadero provocado por los recipientes de cristal (ahora sí análogo al producido en un invernadero) podría influir en los resultados. Tyndall fue mucho más cuidadoso y utilizó una fuente de rayos oscuros (como se denominaba entonces al infrarrojo) y aisló el gas a estudiar en un tubo de latón tapado en ambos extremos con cristales de sal, con objeto de dejar pasar todo el infrarrojo y demostrar así más allá de toda duda razonable que el CO2 absorbía en este rango del espectro calentando el gas del recipiente.

Montaje experimental de John Tyndall para medir la absorción infrarroja de diferentes gases atmosféricos. Fuente: https://en.wikipedia.org/wiki/John_Tyndall
Montaje experimental de John Tyndall para medir la absorción infrarroja de diferentes gases atmosféricos. Fuente

Cuando Eunice Foote y John Tyndall  realizaron sus experimentos, la concentración de CO2 en la atmósfera era de unas 290 ppmv. Tyndal estuvo motivado por el mecanismo de los cambios de temperatura en las eras glaciales, recientemente establecidas en Europa en las discusiones de sobremesa mantenidas en 1836 y 1837 entre el zoólogo y geólogo helvético Jean Louis Rodolphe Agassiz y su ex-compañero de pupitre, el botánico y poeta germano Karl Friedrich Schimper. La motivación de Foote era el origen del clima cálido en los inicios del Carbonífero. Ambos hicieron la conexión entre el calentamiento provocado por el CO2 y el clima del planeta. Estoy seguro de que ambos entenderían los efectos de la concentración actual por encima de 400 ppmv… ¡hace 160 años! Y es esa conexión de hechos la que les reserva a ambos un lugar en la historia de la ciencia.

Eunice realizó su última investigación documentada en 1858, una publicación sobre las propiedades eléctricas de los gases a diferentes presiones y temperaturas, relacionándolo de nuevo con el comportamiento de la atmósfera. A partir de ahí parece haber abandonado su carrera científica hasta su muerte en 1888.

La herencia intelectual y el compromiso social del matrimonio Foote no terminarían con su desaparición. La pareja tuvo dos hijas, Mary y Augusta; ambas escribirían varios libros e incluso uno de los de Augusta sería un trabajo científico sobre las playas. Mary acabaría como presidenta de la Asociación para el Sufragio Femenino de Missouri.

Este post surgió en un hilo en twitter a sugerencia de Teresa Valdés-Solís.

Mi agradecimiento a Nieves Delgado, cuyas correcciones han hecho este texto mucho más legible.

Referencias:

Aemetblog. Eunice Foote: la mujer que descubrió el efecto invernadero. 2017

Climate Histories. The oft-ignored story of Eunice Foote. A short history of climate change 2017

Elizabeth Wagner Reed. Eunice Newton Foote. American women in science before the civil war 1992.

Judith Wellman. Elisha and Eunice Newton Foote. The Road to Seneca Falls: Elizabeth Cady Stanton and the First Woman’s Convention. 2004

Leila McNeill. This Lady Scientist Defined the Greenhouse Effect But Didn’t Get the Credit, Because Sexism. SmithSonian 2016

Megan Darby. Meet the woman who first identified the greenhouse effect. Climate Home News 2016.

Raymond P. Sorenson. Eunice Foote’s Pioneering Research On CO2 And Climate Warming. Online Journal for E&P Geoscientists 2011



Por Ecos del futuro, publicado el 8 marzo, 2018
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