El parásito de los quistes internos

Por Irreductible, el 24 abril, 2018. Categoría(s): Biología • Medicina
Echinococcus granulosus
Echinococcus granulosus

Los perros (Canis lupus familiaris) representan las mascotas más extendidas por todo el planeta. Su origen nace de la domesticación y posterior surgimiento de la subespecie a partir de individuos de lobo (Canis lupus), realizando en la actualidad no solo acciones como animal de compañía, sino también una importante labor en la sociedad como perros guía, guardianes, de caza, pastores, policías o de salvamento.

Echinococcus granulosus es un pequeño parásito con forma de gusano, perteneciente a la clase Cestoda y al filo Platelmintos, agente causal de la enfermedad conocida como hidatidosis. Su ciclo de vida comienza cuando los parásitos adultos, que viven fijos mediante ganchos a la pared del intestino de diferentes carnívoros (principalmente perros, lobos y zorros) comienzan a producir huevos y liberarlos a través de las heces. Estos huevos pueden contaminar suelos y aguas, pero en el caso de los perros, la principal forma de transmisión de la enfermedad hacia los humanos es cuando se lamen el ano, arrastrando los huevos que en él quedan y dejándolos posteriormente dispersos por todo su cuerpo y su boca.

El contacto directo con la boca del perro transmisor y la cara del humano, o llevarse las manos a la cara cuando se juega con el perro, son las principales vías por las que entra el parásito en nuestro cuerpo, a través de la boca, aunque alimentos que lleguen a contaminarse con los huevos, incluso a través de moscas que los transporten desde las heces de los perros, también pueden ser una importante fuente de la enfermedad. En ese momento, el parásito pasa de su huésped definitivo (en este caso el perro) a su huésped intermediario (en este caso el humano, aunque puede ser la oveja, el caballo, la vaca o el cerdo, en España).

Ciclo biológico de la hidatidosis
Ciclo biológico de la hidatidosis

Una vez los huevos son digeridos en el estómago, se libera el embrión, el cual atraviesa la pared del intestino y penetra en el sistema circulatorio, moviéndose por nuestro cuerpo. El órgano donde el parásito se alojará con mayor probabilidad es el hígado, aunque también puede fijarse al pulmón, y mucho menos probable al riñón, huesos, cerebro, bazo o corazón. En esos lugares, el parásito formará los quistes hidatídicos, con miles de inóculos parasitarios, que irán creciendo muy poco a poco a la espera de que sean consumidos por un carnívoro que utilice a su hospedador como presa. En humanos, estos quistes pueden sobrevivir hasta 50 años.

Quiste hidatídico abierto, en el pulmón de una oveja
Quiste hidatídico abierto, en el pulmón de una oveja

El crecimiento del quiste dentro de nuestro cuerpo es similar al de un tumor, entre 1 y 2 cm al año, alcanzando los 20 cm de diámetro. Por lo tanto, la hidatidosis en humanos es la enfermedad derivada de la presión que estos quistes suponen dentro de nuestro cuerpo, causando ictericia (amarilleamiento de la piel por aumento de la bilirrubina en sangre) al oprimir las vías biliares, hemorragias, atrofias, hipertensión o necrosis, al no llegar la sangre a diferentes tejidos del cuerpo. Su diagnóstico, por lo tanto, se basa en resonancias magnéticas y, en el caso de que ocurra la ruptura de los quistes, la observación en los pacientes de una desmesurada respuesta de tipo alérgica por todo el cuerpo. Su tratamiento se realiza con el fármaco llamado albendazol y para su prevención basta con tratar a los perros con medicamentos antiparasitarios.

La hidatidosis es una enfermedad silenciosa que puede llegar a convertirse en algo muy serio y perjudicial para la salud. Es importante tomar medidas de prevención a diario, basadas simplemente en no alimentar a los perros con carne cruda, lavar los vegetales antes de consumirlos, lavarse las manos y evitar que los niños sean lamidos por los perros, o controlar la interacción de estos con las posibles fuentes de la enfermedad.

 

La ciencia que no es divulgada hacia la sociedad es como si no existiera

Este artículo nos lo envía Jorge Poveda Arias, Graduado en Biología y trabaja en una empresa dedicada a la cría a nivel industrial de insectos con fines de alimentación. Además, realiza una tesis doctoral en el estudio de las interacciones planta-microorganismo. Entre sus campos de interés, destacan la biotecnología, la agricultura, la alimentación, la microbiología, la entomología y la divulgación científica en general, dentro de los cuales presenta una variada formación, destacando un Máster Universitario en Agrobiotecnología, un Máster Europeo en Calidad y Seguridad Alimentaria, o diferentes Posgrados de Experto Universitario, en Biotecnología Alimentaria, Entomología Aplicada, Diagnóstico Molecular Ambiental y Divulgación Científica.

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Referencias bibliográficas y más información:

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Pakala, T., Molina, M., & Wu, G. Y. (2016). Hepatic echinococcal cysts: a review. Journal of clinical and translational hepatology4(1), 39.

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Por Irreductible, publicado el 24 abril, 2018
Categoría(s): Biología • Medicina