Nobel run, la carrera científica no es un juego… ¿o sí?

Por Teresa Valdés-Solís, el 24 junio, 2021. Categoría(s): Certifrikadas

La ciencia es una verdadera carrera de obstáculos hoy en día. A la incertidumbre vital que provoca encadenar becas e ir saltando de centro en centro y de país en país se le suman las interminables revisiones de artículos o la durísima competencia por conseguir financiación en convocatorias nacionales e internacionales. En Nobel Run podrás vivir la carrera científica desde dentro: contratando predocs, postdocs y seniors, publicando artículos en revistas de impacto, consiguiendo proyectos locales, nacionales o europeos y contando con la ayuda de otras científicas de gran nivel. El objetivo del juego es nada más y nada menos que conseguir el premio Nobel.

La historia de los Premios Nobel tiene una gran deuda con las mujeres. Si hacemos un análisis cuantitativo, nos encontramos con que en sus 119 años de existencia, han sido otorgados 876 veces a hombres, 58 veces a mujeres y 28 veces a organizaciones. Si el análisis es cualitativo, son numerosos los relatos de grandes científicas olvidadas o ninguneadas a la hora de conseguirlo. Por ejemplo, el de la física Lise Meitner (1878 – 1968), que junto con Otto Hahn, descubrió la fisión nuclear. Ella misma explicó en Nature sus hallazgos sobre la radiactividad pero solo Hahn se llevó el Nobel de Química y al recogerlo, ni siquiera la mencionó. O el de Jocelyn Bell Burnell (1943), astrofísica que, como estudiante de postgrado, co-descubrió la primera radioseñal de un púlsar. Publicó el artículo del descubrimiento junto a su supervisor de tesis, Antony Hewish y Martin Ryle. Ellos recibieron el Nobel de Física. Ella no. Lo más hiriente es que Bell Burnell tuvo que convencer a Hewish porque inicialmente se mostraba escéptico al creer que estas señales eran producidas por el ser humano. Otro ejemplo es el de Chien-Shiung Wu (1912 – 1997), que cambió el mundo de la física al llevar a cabo en 1957 el Experimento de Wu, donde se contradecía la ley de la conservación de la paridad, que se había considerado incontrovertible durante 30 años. Sin embargo, por el desarrollo teórico de este descubrimiento, sus colegas Tsung-Dao Lee y Chen Ning Yang ganaron el Nobel de Física de 1957, mientras que Wu no.

Incluso las que se lo llevaron tuvieron que luchar contra los elementos: a Dorothy Crowfoot Hodgkin (1910 – 1994), que fue la tercera mujer en ser galardonada con el Nobel de Química, siguiendo los pasos de Marie Curie y su hija Irène Joliot-Curie, le tocó soportar que los periódicos británicos titularan la noticia como «Ama de casa de Oxford gana un Nobel». O más recientemente, un borrador de artículo sobre Donna Strickland (1959 – ) fue rechazado en la Wikipedia meses antes de ganar el de Física por su trabajo sobre amplificación de pulso gorjeado. Los motivos que se adujeron fue que la entrada en cuestión no tenía “las suficientes referencias” para mostrar que el tema “cualifica para un artículo en la Wikipedia”. Incluso la mismísima Marie Skłodowska-Curie (1867 – 1934), pionera en el campo de la radiactividad, que fue la primera mujer en conseguir un Nobel y la primera persona en recibir dos premios en distintas especialidades (Física y Química), estuvo a punto de quedarse sin el primer galardón ya que inicialmente se le había otorgado solo a su marido. Si Pierre Curie no se llega a plantar ante la Academia indicando que o se lo daban a los dos o a nadie, ahora estaríamos hablando de otro final.

Con esta tozuda realidad sobre la mesa y con dos retos por abordar (dar visibilidad a grandes científicas e inventoras que han hecho increíbles contribuciones a lo largo de la historia y mostrar algunas de las dificultades que aparecen en la carrera científica actual), Pablo Garaizar y Lorena Fernández (Universidad de Deusto), pusieron en marcha la idea de hacer el juego de mesa Nobel Run, dentro del proyecto europeo Gearing Roles, y así cuestionar y transformar los estereotipos de género y la desigualdad en la ciencia mediante un enfoque lúdico e innovador.

La mecánica utilizada es de construcción de mazos (deck-building), en la que un mazo inicial básico va mejorando ronda a ronda gracias a las nuevas cartas que vas consiguiendo. El objetivo del juego es gestionar un equipo de investigación para conseguir el premio Nobel. Al comienzo, solo tienes tu esfuerzo, un pequeño proyecto local y la ayuda de una estudiante de doctorado («predoc»). Conforme va avanzando la partida, vas consiguiendo más proyectos, más ayudantes y vas pudiendo publicar en revistas de prestigio. Científicas e inventoras relevantes nos ayudarán contando además parte de su historia. Por ejemplo, Mary Somerville, la mentora de Ada Lovelace (también presente en el juego), nos dará esfuerzo extra porque no hay nada más valioso que una buena mentora o Hedy Lamarr, co-inventora del espectro ensanchado por salto de frecuencia, nos dará datos extra porque gracias a este desarrollo hoy contamos con tecnologías como el WiFi o el bluetooth. Pero otras cartas pueden tener efectos negativos, como la de Rosalind Franklin, con la que podrás quitar datos a tus rivales, igual que a ella le robaron las fotos decisivas que había obtenido (la famosa Fotografía 51) y cuyos resultados aún no había publicado. Esa era la pieza esencial del rompecabezas que les faltaba a Watson y Crick. Aún así, todo quedó en un escueto agradecimiento a pie de página. Está disponible en youtube un tutorial en el que se explica detalladamente cómo jugar a Nobel Run.

Y no hay dos sin tres. La suerte quiso que Iñigo Maestro entrara en el proyecto para ilustrar el juego. Su labor ha hecho que cada carta sea una pequeña obra de arte, donde podrás encontrar numerosos detalles que le dan mayor contexto a cada científica o inventora. Pequeños huevos de Pascua que te serán desvelados en un libreto adicional. Por ejemplo, en la carta de Jocelyn Bell Burnell aparece un disco de Joy Division. La razón es que la portada de su primer álbum, Unknown Pleasures, era un extraño gráfico de líneas y picos. Se trataba, nada más y nada menos, que de la imagen del primer púlsar que ella descubrió.

Este juego de mesa está recomendado para mayores de 10 años, de 2 a 4 personas, y cada partida tiene una duración aproximada de 30 minutos. El 17 de junio arrancó la campaña de crowdfunding, y ya se ha alcanzado la cantidad necesaria para que Nobel Run se haga realidad. Si quieres formar parte de esta iniciativa estás a tiempo, el crowdfunding estará abierto hasta el 4 de julio en https://deus.to/nobelrun y ya se están liberando algunas recompensas extras, como el modo solitario.

Estamos deseando tener Nobel Run en nuestras casas y poder conocer un poquito mejor a nuestras científicas más queridas.

Esta entrada ha sido escrita por Lorena Fernández. Lorena es Ingeniera Informática, con un Máster en Seguridad de la Información. Actualmente es la Directora de Comunicación Digital de la Universidad de Deusto. Además de su trabajo está interesada en la promoción de las vocaciones científicas y tecnológicas de mujeres. Su web es loretahur.net



Por Teresa Valdés-Solís, publicado el 24 junio, 2021
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