Se ha comentado últimamente mucho ese Eurobarómetro que mencionaba que el 80% de los europeos estaban interesados en la ciencia y un 65% en el deporte. Aunque se resaltó ese dato, supongo que por lo curioso y porque daba para hacer titulares fácilmente, los resultados de la encuesta tienen respuestas preocupantes. El gráfico de barras mostrado a continuación pertenece a una de esas preguntas cuya respuesta me resulta ligeramente inquietante.
Concretamente, la frase con la que los encuestados deben expresar su acuerdo o desacuerdo es: a causa de su conocimiento, los científicos tienen un poder que los hace peligrosos. Si buscan el resultado medio para la Unión Europea, verán que es del 53%. En España vamos más allá y está de acuerdo con la afirmación el 60% de los encuestados. En El retorno de los charlatanes se comentan otro par de preguntas algo más sutiles. Hay otras directamente descacharrantes (la ciencia y la tecnología pueden, a veces, dañar el sentido moral de las personas, con un 62% de acuerdo), pero quiero quedarme con la que ilustra el artículo.
Puede que gran parte de las respuestas a esa pregunta hayan tenido su origen en la idea de que un científico es esto:
Esta intuición me la da uno de los puntos del resumen de la encuesta
que dice que «aquellos que se sienten informados y están interesados
en nuevos descubrimientos científicos son mucho más propensos a tener una visión positiva de la ciencia y la tecnología que aquellos que no están interesados o no se sienten bien informados». Es tan viejo como el temer aquello que se ignora.
Un ejemplo de esta visión del científico peligroso (o raro, o extraño,
o amenazante) la tenemos en esa experiencia que se realizó en mayo de 2000 consistente en llevar a un grupo de niños de séptimo curso al Fermilab y ver cómo cambiaba su percepción antes y después mediante un dibujo. A pesar de tener unos añitos, recientemente se ha vuelvo a difundir en blogs y redes sociales. Éste es uno de los resultados:
Dice este artículo del Guardian que uno de los problemas está en la actitud de los científicos a la hora de comunicar su trabajo al público. Se enlaza a este artículo editorial aparecido en Nature en marzo de esta año que argumenta que hace falta una actitud más inclinada a divulgar.
En el artículo se dice que los resultados de un trabajo de investigación llevada a cabo por el Pew Research Center for the People & the Press indicaba que el 85% de los científicos encuestados afirmaban que el desconocimiento del público sobre la ciencia era un problema en sí mismo. La mitad, además, culpaba al público de no tener mucha idea acerca de cómo funcionan los avances científicos.
Y, sin embargo, tengo la sensación de que gran parte de la culpa de que la gente crea que los científicos somos unos tipos con el pelo de punta a punto de hacer saltar en trocitos el planeta es nuestra y solamente nuestra.
Doctor en Bioingeniería por la Universidad Carlos III de Madrid. Trabajó en el Laboratorio de Imagen Médica del Hospital Gregorio Marañón desde 2005 hasta 2014. Fue colaborador de la sección de ciencias del diario Público desde 2008 hasta su desaparición en 2012 y editó su blog personal, ‘Las penas del Agente Smith’, desde 2003 hasta 2014. Ahora vive relajado y de vez en cuando deja caer algún texto aquí o en su página de Medium.