Hasta que la criónica os separe

Por aberron, el 11 julio, 2010. Categoría(s): Curiosidades
Imagen: Daily Mail

“Until Cryonics Do Us Part” es un interesante artículo publicado en The New York Times que plantea la siguiente situación: ¿qué ocurre con las parejas en las que uno de ellos ha pagado por crionizar su cuerpo y al otro no le parece bien?

Por lo visto, tal y como relata Kerry Howkey en el artículo, los candidatos a la criónica suelen encontrarse con esta situación y hasta tienen un nombre para ella: “el síndrome de la esposa hostil”. El creador de este movimiento, Robert Ettinger, ya advertía en 1964 que esta obsesión suya por seguir viviendo es tan importante que debe imponerse sobre todas las cosas y daba un consejo a sus seguidores: “divórciate de tu esposa si no coopera”. (WTF)

Por supuesto, las cosas no son tan sencillas en la vida real. El artículo del NYT analiza el caso particular de Peggy Jackson y Robin Hanson, un matrimonio de Virginia (EEUU) que tiene dos visiones diametralmente opuestas del asunto. Aunque es un hombre con estudios (es profesor de economía de la Universidad), ha pagado una pasta a la empresa Alcor para que extraiga su cerebro cabeza y la introduzca en un tanque de nitrógeno líquido en cuanto su corazón se pare. Ella trabaja en un hospital y ve gente morir todos los días, por lo que la decisión de su marido (que ya conocía cuando se casó con él) le parece disparatada e inútil. Las pocas veces que han hablado de este tema tabú, él ha tratado de convencerla para que elija “la vida a cualquier precio”, pero ella ha visto a tantas personas sufrir que no cree que merezca la pena.

Aunque habrá también alguna esposa que lo considere una pérdida de dinero, la situación habitual en una pareja cuando uno de los dos ha decidido crionizarse es que el otro lo considere la decisión como un acto de egoísmo y de traición. “El problema de la criónica”, reconoce Robin, es que parece que te compras un billete hacia una tierra extraña”. Un viaje de ida hacia una vida nueva, tal vez una nueva familia, que el no crionizado no va a compartir.

Aquellos que están dispuestos a pagar por ser crionizados están convencidos de que en el soporte físico queda nuestro yo recuperable en el tiempo. Aunque no hay ninguna certeza sobre esto, Robin cree que alguien podrá reconectar su cerebro dentro de cien o doscientos años y lo que él es como persona seguirá estando allí. J. S., un ingeniero informático entrevistado para el artículo, lo resume de otra forma: “si tienes un disco duro, con un montón de información valiosa, quieres conservarlo” y desde luego “no te limitarías a tirarlo al fuego”.

Aparte de las posibilidades reales que pueda llegar a tener este método de «resurrección» (ahora mismo, cercanas a cero), el asunto de la criónica me interesa como excusa para pensar en el dilema de la inmortalidad. La empresa Alcor almacena ya más de 200 cadáveres (ellos prefieren llamarlos “pacientes”) en sus tanques de acero inoxidable y tienen apuntados al programa a otros dos mil. Si un día se cumpliera el sueño de la crionización, despertarían en un mundo extraño rodeados de seres desconocidos y en unas condiciones que nadie es capaz de prever. ¿Merecería la pena el precio pagado por el viaje?

* Nota: Seguramente estéis acostumbrados a escuchar hablar de «criogenia» y «criogenizar», pero no es correcto. Ver: Criónica (Wikipedia)

Enlace: Until Cryonics Do Us Part, Kerry Howkey (The New York Times) | Vía: Sentient Developments

Para saber más: «Nuestros pacientes están en estas cubas de acero, con la cabeza hacia abajo» (Fogonazos) | Y dentro de 1.000 años, ¿sorbete de cerebro en el criorífico? (FCF)



Por aberron, publicado el 11 julio, 2010
Categoría(s): Curiosidades