Esto es lo que tienen las nuevas tecnologías, que siempre te sorprenden. En la sección de noticias de Discovery he leído hoy que dos científicos de Corea del Sur han logrado transformar al componente principal de la loción de calamina (el óxido de zinc) en un material diminuto capaz de convertir las ondas sonoras en electricidad.
Imaginaos que se pudiera instalar un panel de este material en el auricular de un teléfono, y que de este modo la propia conversación del usuario cargase la batería del celular. Imaginad el ahorro que eso supondría para la red eléctrica convencional.
Los cerebros detrás de la idea son Young Jun Park y Sang-Woo Kim, quienes afirman: “tal y como hacen los altavoces, que transforman señales eléctricas en sonido, es posible revertir el proceso y transformar el sonido en una fuente de electricidad”.
Seguramente ya habéis intuido cual es el fundamento técnico en el que se basa el descubrimiento. En efecto hablamos de la piezoelectricidad, la capacidad que tienen algunos materiales para transformar la energía mecánica en energía eléctrica. Gracias a este fenómenos hemos podido leer en la blogosfera acerca de generación eléctrica a partir de pisadas de los peatones, puertas giratorias, e incluso carreteras.
Pero volvamos al experimento de los dos coreanos. Lo que hicieron fue crear un campo de nanocables de óxido de zinc y “emparedarlo” entre dos electrodos como si fuera un sandwich. Luego, lanzaron ondas sonoras a 100 decibelios (menos ruido que el que se da en un concierto de rock) contra este sandwich y la amplitud del voltaje producido rondó los 50 milivoltios.
La mayoría de los teléfonos requieren unos pocos voltios para trabajar, por lo cual vemos que el potencial eléctrico generado durante el experimento (que simplemente pretendía demostrar la viabilidad del concepto) está aún muy lejos de ser aprovechable. Además hay que tener en cuenta que una conversación normal produce ruido en torno a los 60 o 70 decibelios, pero con todo, creo que se trata de una idea prometedora a largo plazo.
Personalmente no estoy muy convencido de que llegue a ser útil para cargar la batería de nuestros móviles, sobre todo si eso nos obliga a visitar sitios ruidosos o a hablar más alto de lo normal, pero creo que el concepto es muy interesante de cara a crear grandes paneles junto a las autopistas que tuvieran una doble finalidad: 1) actuar de escudos sonoros para reducir el impacto auditivo, y 2) transformar todo ese molesto ruido en electricidad.
Aunque ahora que lo pienso, cuando los silenciosos coches eléctricos terminen por imponerse, puede que esos hipotéticos paneles protectores dejasen de ser útiles. Sea como sea no convendría descartar a la piezoelectricidad y sus aplicaciones en la futura agenda de generación eléctrica.
El trabajo apareció publicado en Advanced materials.
Miguel A. Artime Menéndez (Avilés 1971). Estudió informática en la Universidad de Oviedo. En 2002 comienza a publicar traducciones en el germen de lo que luego sería Astroseti, web que con el tiempo se convertiría en la web astronómica más visitada en lengua hispana. En Astroseti coordina la sección del Instituto de Astrobiología de la NASA (NAI). En 2005 la agencia espacial estadounidense le invita (junto al creador de la web Emilio González) a San Francisco para la conferencia AbSciCon. Comienza su experiencia con los blogs abriendo una bitácora en Barrapunto en 2005. En noviembre de 2006 funda su blog Maikelnai’s Blog. En 2009 recibe en Sevilla el premio Bitácoras al mejor blog cultural. En junio de 2010 comienza a colaborar con Yahoo! abriendo el blog Cuadernos de Ciencia junto a Javier Peláez.