Entre los monumentos incluidos en el Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO hay algunos relacionados con la ciencia. El arco geodésico de Struve es una muestra extraordinaria de la colaboración científica entre sabios de distintos países, así como un ejemplo de cooperación entre varios monarcas europeos en pro del progreso científico.
La determinación de las dimensiones de nuestro planeta fue el gran reto científico de los siglos XVIII y XIX. Para ello se calculaban arcos de meridiano, líneas perfectamente orientadas en la dirección norte-sur. Entre los teóricos no había consenso, Jacques Cassini imaginaba que la Tierra tenía forma de elipsoide, con el radio polar mayor que el ecuatorial, es decir como un balón de rugby con el lado más largo en sentido vertical. Por su parte, Huygens pensaba que la Tierra estaba achatada por los polos. La teoría de la gravitación de Newton concordaba con la idea de Huygens y predecía que nuestro planeta era un esferoide oblato.
Las expediciones de astrónomos a distintos lugares del planeta buscaban comparar las dimensiones de un arco de meridiano medido cerca del Polo Norte con las de otro arco medido cerca del Ecuador.
Las grandes potencias organizaron expediciones para medir el arco de meridiano, Francia envió a Pierre Bouguer y Charles Marie de La Condamine a Sudamérica con la idea de que desde las cumbres de los Andes sería sencillo tomar puntos de referencia para realizar las triangulaciones. En realidad, las montañas andinas solían estar cubiertas de niebla y los científicos tenían que esperar semanas hasta poder realizar sus mediciones. Como Ecuador era territorio español, el rey Luis XV pidió permiso a su primo, el rey Felipe V, para internarse en los Andes. El rey accedió a cambio de que la expedición contara con científicos españoles. Los elegidos fueron Antonio de Ulloa y Jorge Juan y Santacilia.
La expedición ha pasado a la historia de la Ciencia como una de las más duras a la que ningún científico se haya enfrentado, nueve años de calamidades y lucha contra los elementos. La expedición partió en mayo de 1735 hacia Cartagena de Indias y tras unas desavenencias entre La Condamine y Bouguer se separó en tres grupos en el camino a través de la selva. Tampoco faltaron situaciones disparatadas, Pierre Godin, el miembro más veterano del grupo se fugó con una muchacha de trece años y no hubo manera de convencerlo de que se volviera a incorporar a la expedición.
Mientras tanto, otro equipo francés dirigido por Pierre Maupertuis y el físico sueco Ander Celsius (efectivamente, el inventor de la famosa escala termométrica) se había desplazado a Laponia y consiguió demostrar que el grado es mayor cerca de los polos, como había predicho Newton. Quedaba claro que nuestro planeta distaba de ser una esfera perfecta.
Para refinar estas medidas, entre 1816 y 1855 el astrónomo alemán Friedrich Georg Wilhelm von Struve realizó un conjunto de triangulaciones que se extiende por diez países, a lo largo de 2.820 km, desde Hammerfest (Noruega) hasta el Mar Negro.
El arco de Struve incluye 265 vértices. 34 de los puntos fijos originales están incluidos en el Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, los vértices están señalados de distinta manera: perforaciones en rocas, cruces de hierro, túmulos y obeliscos. Entre ellos, el observatorio de Tartu.
En la actualidad el uso de satélites ha permitido desarrollar modernos sistemas de referencia geodésicos globales, que permiten una gran precisión.
Paco Bellido es traductor técnico y astrónomo aficionado, interesado en la historia de la Astronomía y en el vínculo entre Astronomía y Arte. Colabora en diversos programas internacionales de observación lunar y planetaria.