Amazings embarca en la Expedición Malaspina

Por Pampa Garcia Molina, el 2 diciembre, 2010. Categoría(s): Biología • Divulgación
Buque Hespérides

Aviso a navegantes: en un par de semanas leeréis aquí una serie de posts escritos bajo los efectos del dimenhidrinato, sustancia que empezaré a consumir a discreción a partir del 15 de diciembre. No es por vicio, lo prometo, sino por necesidad; me han advertido de que tendré que atiborrarme de pastillas para soportar los mareos diarios que sufriré en el Buque Oceanográfico Hespérides, mi próximo hogar y lugar de trabajo como corresponsal de Quo /Amazings.

Sí, señoras y señores: este ilustre blog en el que escribo ha recibido, gracias a su colaboración con la revista Quo, la invitación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para pasar un mes entero, sin escalas, en medio del Atlántico con la Expedición de Circunnavegación Malaspina 2010.

Se trata de un proyecto interdisciplinar liderado por el CSIC con la participación de los Ministerios de Ciencia y de Defensa, junto a la Fundación BBVA, para “evaluar el impacto del cambio global sobre el océano y explorar ese ecosistema aún tan desconocido que es el oéano profundo”, en palabras de Carlos Duarte, coordinador de los equipos de Malaspina 2010.

Una idea ambiciosa en manos de científicos que contagian entusiasmo: “Vamos a dar la vuelta al mundo, pero también, en cierto modo, a la oceanografía española, generando una nueva cultura de cooperación y unión de fuerzas”, añade Duarte.

Durante nueve meses 400 investigadores –de ellos, 250 españoles– recorrerán más de 42.000 millas náuticas recogiendo muestras de aire, agua y plancton para medir la temperatura, salinidad y concentración de nutrientes en las distintas zonas, estudiar el intercambio de gases entre océano y atmósfera, la influencia de las sustancias químicas en el mar y el metabolismo del plancton y los microorganismos.

Expedición Malaspina

Lo harán a bordo de dos buques, el Sarmiento de Gamboa, que navegará desde Las Palmas de Gran Canaria a Miami, y el Hespérides, que hará la mayor parte del trayecto: partirá desde Cádiz y recalará en Río de Janeiro, Punta Arenas, Ushuaia, Ciudad del Cabo, Perth, Sidney, Honolulú, Panamá, Cartagena de Indias, y volverá a Cartagena y Cádiz.

En el gran Hespérides, el mismo buque rojo de 82,5 metros de eslora que ha protagonizado las campañas españolas en la Antártida, también subirá Quo/Amazings. Junto a los científicos y los integrantes de la Armada Española que tripularán la nave, esta periodista vivirá la primera etapa, de Cádiz a Río de Janeiro, con los ojos muy abiertos y el portátil a punto para escribir un diario de a bordo desde su camarote. Por favor, no me compadezcáis; para una marinera de agua dulce como yo será duro sobrellevar la vida en alta mar y pisar por fin tierra firme en la playa de Ipanema, tan lejos del hogar, dulce hogar, pero alguien debe asumir las labores fastidiosas de la comunicación científica.

¿Cómo ha surgido esta nueva aventura de Amazings? Las gestiones previas fueron obra de los tres padres de la criatura, siempre tramando planes para dominar el mundo por tierra, mar y aire. Para mí todo empezó una mañana de trabajo en la que, como es habitual, abrí el correo y encontré 15 emails de la lista de correo de los hiperactivos colaboradores amazers.

Una de las conversaciones estaba plagada de comentarios del tipo “Me corto las venas”, “Pásame la cuchilla que después voy yo”. Qué curiosidad. Cuando leí el origen de los bramidos suicidas yo también grité: buscaban un colaborador amazings que pudiera embarcarse del 15 de diciembre al 15 de enero –fechas complicadas– para escribir las crónicas del viaje.

Esto no solo implicaba vivir un mes entero a bordo de un buque oceanográfico con los investigadores de la expedición, sino también pasar las fiestas de invierno, popularmente conocidas como navidades, en alta mar. Llamada atolondrada a los allegados: “¿No os importará que celebre el fin de año en medio del Atlántico?”. Son comprensivos: allá voy.

Ya he pasado una revisión médica exhaustiva –incluido un test de embarazo, porque las gestantes no pueden embarcar–, me han acribillado los brazos con vacunas, he comprado cuatro cajas de pastillas contra el mareo, tengo el pasaporte en regla y sólo me faltan las botas de seguridad con punta de acero –absolutamente imprescindibles– y el cortavientos.

El equipamiento, las precauciones y las medidas de seguridad se revisan con lupa en este proyecto que comenzará 200 años después de la muerte de Alejandro Malaspina, el navegante del que toma su nombre, que a finales del siglo XVIII dirigió la primera expedición científica de circunnavegación española.

El 30 de julio de 1789 este capitán italiano partió de Cádiz con las fragatas Descubierta y Atrevida hacia América y Asia. Durante su periplo analizó miles de especies animales y vegetales pero, a pesar del enorme valor científico de su trabajo, tuvo un final oscuro por culpa de las intrigas políticas. Debido a ciertos cambios que propuso en la gestión de las colonias españolas, Godoy lo consideró demasiado liberal y peligroso y a su vuelta a España en 1794, el primer ministro convenció al rey Carlos IV de que el marino ilustrado era un conspirador.  Malaspina fue encarcelado y finalmente, exiliado a Italia, donde murió en 1810. Incluso prohibieron la publicación de los diarios del navegante para borrar su rastro.

Esta vez será diferente. Aunque Godoy resucite, por mi parte habrá diarios. Los tripulantes del Hespérides zarparemos el 15 de diciembre y a partir de entonces, durante un mes Amazings os hablará, de primera mano, sobre la ciencia recién sacada del océano.

Os aseguro que unos simples mareos no me van a apartar del teclado.
Palabra de grumete.



Por Pampa Garcia Molina, publicado el 2 diciembre, 2010
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