Membrácidos: Una orgía de formas

Por Entomoblog, el 9 diciembre, 2010. Categoría(s): Biología • Curiosidades

Los membrácidos son una familia de chinches homópteras (chinches cuyas alas se disponen formando un tejado sobre el abdomen entre las que se incluyen las cigarras y los pulgones) fundamentalmente tropicales de las que se han descrito unas 3200 especies. Son fácilmente reconocibles por las enormes proyecciones que sobresalen de la parte superior de su primer segmento torácico y se prolongan hacia atrás, adquiriendo a menudo las formas más extravagantes, lo que las convierte, con el permiso de los escarabajos con cuernos, en los insectos más extraños y espectaculares del mundo.

Membracidos

Para todos los gustos.  Cuernos, espinas, protuberancias o asas son algunas de las extrañas formas que adoptan las proyecciones del pronoto (parte superior del primer segmento torácico) de los membrácidos.

Viven sobre los árboles alimentándose de su savia y por ello se les denomina vulgarmente «chinches saltadoras de los árboles» o «chinches arbóreas» (treehopper en inglés). En Europa se pueden encontrar dos especies, Centrotus cornutus y Gargara genistae, que no son tan «barrocas» como sus parientes tropicales.

Desde el punto de vista evolutivo, puede decirse que son unos insectos recién llegados. Los fósiles más antiguos de este grupo se han encontrado en el ámbar mioceno de la República Dominicana, por lo que se cree que aparecieron hace unos 40 millones de años.

Fósil de membrácido en el ámbar del Mioceno de la República Dominicana.

Debido a su pequeño tamaño, nunca superior al centímetro, son un grupo relativamente poco estudiado. Hay especies que forman grupos y, del mismo modo que los pulgones, cuando se alimentan de savia excretan un líquido azucarado que es muy apreciado por las hormigas, con las que han establecido una relación mutualista. A cambio de protección frente a los depredadores, los membrácidos proporcionan a las hormigas una nutritiva fuente de alimento. Las plantas sobre las que viven también se benefician indirectamente de esta relación, ya que las hormigas mantienen a raya a los animales herbívoros.

En cuanto a la función de los adornos torácicos, se han propuesto diversas hipótesis. Hay especies, como las del género Anchistrotus, en las que se pueden desprender con facilidad, con lo que se ha sugerido una función defensiva. Hay otras en las que son tan enormes y extravagantes que se había especulado que servían para atraer a la hembras (los reclamos sexuales siempre dan lugar a estructuras exageradas por la presión selectiva de las hembras, que son muy «exigentes» a la hora de escoger a los machos más «bien dotados»), aunque esta función queda descartada porque las hembras tienen incluso adornos más grandes y desarrollados. Otras funciones que se les ha asignado son la de un órgano sensorial o la de propagación y detección de feromonas.

En algunas especies, también se cree que cumple una función mimética, como ocurre con Cyphonia clavata o Heteronotus maculatus, cuyos adornos vistos desde arriba (tal ycomo lo haría un pájaro) recuerdan a una hormiga con las mandíbulas abiertas, y en otras, como Umbonia crassicornis, que asemeja la espina de una planta, parece desempeñar una función críptica (de camuflaje).

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Izquierda: Cyphonia clavata, un membrácido de Venezuela que es chinche por delante y hormiga por detrás. Ésta es una de las varias especies en las que unas elaboradas extensiones traseras imitan a una hormiga con las mandíbulas abiertas. Las alas transparentes contribuyen a dar un mayor realismo al engaño.

Derecha: Umbonia crassicornis, la «chinche espina», que habita en el sur de Estados Unidos y Centroamérica. Además de su espinoso aspecto, también tiene mal sabor.

También hay especies aposemáticas, como Membracis foliata, cuya coloración blanca y negra sirve de aviso de su mal sabor, la anteriormente citada U. crassicornis y Platycottis vittata. Este membrácido también es curioso porque puede aparecer en varias formas dependiendo del sexo, la época del año, el lugar de distribución y su grado de madurez. La presencia o ausencia de un cuerno frontal, unida a un patrón cambiante de colores, hizo que se describiera hasta como cuatro especies diferentes.

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Izquierda: Membracis foliata, un membrácido aposemático.

Derecha: Ninfas y adulto de Platycottis vittata. La coloración blanca, negra y roja de las ninfas anuncia que no son precisamente un manjar apetitoso.

Referencias

Diversity in the New World Membracidae. Thomas K. Wood. 1993. Ann. Rev. Entomol. 38. pp. 409-435.

Membracidae: Wonder of terrestrial biodiversity. Patrick Landmann.

Evolution of the insects. David Grimaldi y Michael S. Engel. Cambridge University Press, 2005.

The New Encyclopedia of Insects and their Allies. Christopher O’Toole. Oxford University Press, 2002.



Por Entomoblog, publicado el 9 diciembre, 2010
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