Imaginemos la siguiente situación: una mujer pasea por un parque en mitad de la noche. Mientras camina observa a un hombre apoyado en un banco que le hace un gesto y ella se acerca. Cuando está a su lado, el hombre saca un cuchillo de la chaqueta y se lo pone en el cuello. «Voy a rajarte, puta», le dice. A continuación, ella se queda mirando al hombre con una frialdad absoluta y le dice que antes de matarla tendrá que apañárselas con su ángel de la guarda. Desconcertado, el hombre sale corriendo y se va, y la mujer sigue su camino como si tal cosa.
La historia ocurrió hace 14 años y la mujer es una paciente conocida por los neurólogos por sus iniciales, SM. Su caso lleva años interesando a los científicos porque una enfermedad degenerativa, el mal de Urbach-Wiethe, destruyó por completo su amígdala y ello ha tenido consecuencias muy concretas en su vida cotidiana.
Ahora, la revista Current Biology publica un estudio dirigido por Justin Feinstein en el que han comprobado que la ausencia de amígdala ha provocado que esta mujer no experimente ningún sentimiento parecido al miedo desde hace años, debido a que este núcleo cerebral, como ya vimos por aquí, controla esta respuesta en su forma más primaria.
Para poner a prueba a la paciente, que ahora tiene 44 años, primero le pidieron que llevara un diario durante muchos meses, en el que iba registrando sus sensaciones. También hablaron de sus experiencias en el pasado y en ellas tampoco aparecía rastro de miedo después de la lesión. Después vinieron las pruebas prácticas: le pusieron arañas, serpientes, le sometieron a sesiones de cine de terror e incluso la llevaron a una casa «encantada» en la que un grupo de actores se dedica a aterrorizar al personal y aún así nada de todo aquello provocó el más mínimo temor en la paciente.
Los investigadiores, de la Universidad de Iowa, aseguran que el de SM es un caso paradigmático que indica la importancia de la amígdala en la sensación de miedo. «Hace las cosas al contrario que el resto», asegura Feinstein en Livescience. Tiende a aproximarse a aquellas cosas que debería evitar con absoluta certeza».
Debido a estos daños en la amígdala, la paciente SM ya había sido objeto de otros estudios neurológicos. En uno de ellos determinaba que la ausencia de amígdala afectaba a su forma de reconocer las expresiones faciales y en otro se establecía que la paciente no discriminaba la distancia de seguridad con otras personas igual que cualquiera de nosotros.
Aunque el sentimiento del miedo tiene que ver con un complejo entramado en el cerebro y no se puede simplificar tanto como para enfocarlo solo en la amígdala, este ultimo estudio confirma lo que ya se había probado en monos, que su ausencia hace desaparecer el estímulo del miedo. Por otra parte, los investigadores creen que esta investigación puede llevar a avances que permitan alguna vez mejorar el tratamiento en los casos de estrés post-traumático y de personas que, al contrario que S.M., no pueden controlar la sensación de pánico.
Más info y fuentes: Woman With No Fear Intrigues Scientists (Livescience), Rare Brain Disorder Prevents All Fear (Wired), Meet the woman without fear (NERS), Humans, Like Animals, Are Fearless Without Amygdala (NYT). Vía: Wired Science
Lectura recomendada: Así funciona el circuito del miedo en nuestro cerebro (lainformacion.com)
Antonio Martínez Ron (Madrid, 1976) es periodista científico y uno de los tres editores de Naukas. Twitter: @aberron