El elixir de los huevos: ¿denunciar o no al conato de magufo?

Por Pere Estupinyà, el 2 junio, 2011. Categoría(s): Divulgación • Escepticismo

Mi primera colaboración en Amazings nace tras el intercambio de ideas con @aberron, @irreductible y @uhandrea en el bar de la vizcaina playa Laga.

La discusión ya empezada el día antes en la jornada “Nuevos modelos de comunicación científica” rondaba la siguiente pregunta: “Si detecto un magufo intentando dar a conocer su terapia pseudocientífica particular, ¿debo o no criticarlo a riesgo de ofrecerle más visibilidad?.”

Éste es el caso concreto: El elixir de huevos que detiene el envejecimiento.

El pasado lunes 18 de Abril me encontraba en Barcelona, y un compañero me habló del aberrante artículo publicado en el periódico ARA sobre un veterinario que vendía un extracto de yema de huevos asegurando que detenía el envejecimiento a nivel celular, te devolvía el pelo si estabas calvo, te quita el dolor de las agujetas, reduce el colesterol, y elimina los efectos secundarios de la quimioterapia. Una cita del veterinario decía textualmente: “si te lo tomas a diario, vivirás eternamente con el mismo aspecto que tienes ahora. El de un hombre sano de 33 años”. Claro está, el artículo no aportaba referencias a publicaciones científicas, y el veterinario sólo argumentaba varios años de experimentación con perros que a sus más de 20 años corrían y saltaban con gran energía. (pdf1, pdf2)

Sobrecogido, llamé al veterinario para preguntarle, lo primero, si la frase sobre la vida eterna la había dicho textualmente o se trataba de una exageración del periodista. Su respuesta fue: “si, si… yo lo dije, y es lo que creo. Salvo en caso de accidentes, o casos así, yo sí creo que se puede frenar el envejecimiento y vivir eternamente”. Cuando le pedí detalles sobre el supuesto mecanismo de acción del elixir me habló de factores de regulación del crecimiento celular, y proteínas que regeneran nuestro cuerpo, pero todo de manera muy incongruente. Le pedí bibliografía que apoyara su hipótesis, pero no tenía. Y me citó la frase fuera de contexto de Eduard Punset “no está escrito en ningún sitio que me vaya a morir”.

Le pregunté por la repercusión del artículo, y me dijo “la demanda se ha multiplicado después del artículo. No damos abasto”. La conversación fue muy respetuosa en todo momento. Le dije que si escribía algo sería crítico, y me respondió que “está muy bien, está muy bien… es importante que haya debate”.

El diagnóstico parecía claro. Convencido o no, el veterinario había creado un elixir basado en su intuición, le había otorgado propiedades milagrosas sin ninguna prueba, y le intentaba dar publicidad por todos los medios posibles. Un periódico picó, y en los siguientes días apareció en algunas radios y programas de televisión.

Uhandrea, Irreductible y aberron, en la playa de Laga.

Aquí llega la reflexión. ¿Qué hacer? ¿lo explico en mi blog o no? ¿provoco que más gente conozca el elixir de los huevos o dejo pasar unos días para ver si el bulo se dispersa? En esos momentos, tuve la impresión de que la insensatez era tan grande que los medios no le darían más coba. Analicé la parte periodística en mi columna del Knight Tracker, pero desestimé dar más trascendencia al asunto. Y lo olvidé, hasta que llegó el congreso de Bilbao.

Richard Feynman decía que ante una charla en pública o clase magistral de universidad, no sabía si era mejor llevar la información meticulosamente preparada, o dejarse llevar por la improvisación y la interacción constante con los asistentes, sacando nuevos temas en función del interés que percibía en sus caras. Me apunté al segundo planteamiento cuando @mimesacojea presentó el teaser de su prometedor (será un exitazo, ya lo veréis) programa “Escépticos” presentado por @lagamez. Recordé el caso de los huevos, y vi que era un buen momento para incluirlo en mi charla y transmitir mis dudas ante un foro habituado a discutir sobre pseudociencias.

Yo defendí que ante casos “incipientes” como éste, pensaba que era mejor el silencio y dejar que se perdieran en el olvido. Pero @aberron hizo un comentario muy elocuente: “imagínate que alguien oye hablar del tema, lo busca en Internet, y todo lo que encuentra son opiniones favorables. Es importante que una fuente sólida lo refute con base científica”. Muy cierto. Yo confieso que intento evitar las pseudociencias porque me desasosiegan. Claro que al leer el artículo de ARA mi primera reacción fue de indignación y seguido apareció un deseo de denuncia. Después, si tengo dos horas libres, prefiero leer ciencia de verdad que buscar la manera de desmontar los planteamientos del veterinario. Pero sé que es vital que alguien lo haga.

Tras escuchar a mis contertulios del viernes y sábado, estoy todavía más convencido de ello. Pero reconozco que todavía me quedan algunas dudas acerca de la búsqueda activa de magufadas de vida corta. Por eso las expongo de nuevo ante este foro más amplio.