Especial «Los caras de Bélmez» 1. Javier Cavanilles: ¿Y 40 años más?

Por Colaborador Invitado, el 12 agosto, 2011. Categoría(s): Alerta Magufo

¿Cómo puede un fenómeno paranormal durar 40 años? Simplemente no puede. Por eso, para sobrevivir tanto tiempo, tiene que transformarse en leyenda. En el caso de las Caras de Bélmez hablar de leyenda sería subirlo de categoría –lo propio es hablar de cuento chino– pero eso es lo que hace que cuatro décadas después sigamos hablando del tema.

Si nos atenemos a los hechos, las caras de Bélmez se convirtieron en fenómeno paranormal en enero de 1972. Lo que descubrió María Gómez Cámara en su casa el 23 de agosto de 1971 era una copia de la Santa Faz que se guarda en la Catedral de Jaén y no otra cosa.

Cuando nació fue un suceso pseudorreligioso, como las vírgenes que se aparecen en las tostadas, y tuvo que ser la prensa la que reinventara el fenómeno para hacerlo atractivo a un público mayoritario. Fue cuando tomó cartas en el asunto el diario Pueblo (casi seis meses después) cuando nació el fenómeno paranormal propiamente dicho. No antes.

El matiz es importante para puntualizar que las Caras son tan de Bélmez de la Moraleda como de Madrid. Es cierto que la familia Pereira (y todo el pueblo a la Fuenteovejuna) han hecho lo posible por mantener en pie el negocio, pero sin los medios de comunicación la cosa difícilmente hubiera pasado de anécdota.

En marzo el diario Alcázar explicaba cómo había nacido el misterio (las caras las pintaban los de la familia) y el fenómeno murió.

Luego, hasta 1996, cuando se fundó la revista Enigmas, el caso sólo interesó a un muy reducido grupo de amantes de los fenómenos paranormales. Es curioso pero ‘acontecimientos’ tan importantes como el precinto notarial (1973) o el análisis de la teleplastia conocida como ‘El Pelao’ (1975) en su día apenas merecieron algunas líneas en diarios locales.

Bélmez fue la clásica serpiente de verano hasta que Jiménez del Oso, Iker Jiménez, Lorenzo Fernández, y algunos más empezaron a exprimir el caso reescribiéndolo al gusto de la audiencia del momento, muy distinto del de los años 70. Así aparecen las conspiraciones del régimen para ocultar el caso (la inexistente Operación Tridente) o las alusiones a la Guerra Civil.

Pero si la familia Pereira (y Bélmez en general) son menos culpables del timo de lo que a muchos les gustaría (de hecho, dejaron analizar las caras a la Universidad de Valencia cuando se les pidió), tampoco los misteriodistas citados deberían cargar sobre sus espaldas toda la culpa. Su público está formado por entusiastas que lo mismo devoran artículos sobre la Tierra Plana que sobre las civilizaciones intraterrestres, así que no se puede decir que engañaran a nadie que no quisiera ser engañado.

Los verdaderos culpables de que el fenómeno nos vaya a costar más de medio millón de euros para una sala en la que exponer unas cuantas fotos son los medios de comunicación que han preferido mantener una rentable equidistancia sobre el fenómeno. Como había dos puntos de vistas, ambos merecían igual tratamiento. Lo siento pero eso no es periodismo, eso es basura.

¿Se imagina alguien un debate entre un violador y una víctima, en el que ambos expongan en igualdad de condiciones sus puntos de vista? ¿O que ETA mande una rectificación tras escuchar unas declaraciones de Irene Villa? Pues eso es lo que han hecho en Bélmez. Y quien más lo ha hecho ha sido la televisión pública.

Las caras de Bélmez son hoy lo que son gracias a Televisión Española. No conozco un solo programa del ente público en el que se haya dicho que aquello es un timo. Y su voz es la que ha llegado a millones de personas que, ajenas al mundillo, han creído que las caras aparecían en habitaciones cerradas, que se producían poltergeist o que reputados científicos se habían visto incapaces de solucionar el enigma.

En junio de 2007, Francisco Máñez y yo ofrecimos a una redactora del programa Hora Cero todos los documentos que teníamos para que fueran ellos los que actuaran de árbitros. En lugar de entrevistar a alguien para hablar, por ejemplo, de las actas notariales se las poníamos en la mano. No las quisieron y el reportaje, que pagamos entre todos, concluía con el consabido “el misterio continúa”.

En las próximas semanas se abrirá una habitación precintada hace unos meses, no en la casa original sino en otra que las primas de María pusieron hace años al servicio de los ‘investigadores’ para que siguieran apareciendo caras. La farsa continuará, pero el misterio se resolvió hace 40 años.

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Desde Amazings hemos contactado con Javier Cavanilles, una de las personas que mejor conoce el timo de Bélmez, para pedirle que nos escribiera un artículo sobre el tema, a lo cual ha accedido amablemente.

Javier Cavanilles es periodista de El Mundo en la Comunidad Valenciana y autor de los libros Los caras de Belmez, y el Tarot ¡vaya timo!, ademas de editar el más que recomendable blog Desde el mas alla, mas o menos.