Una de las lecciones más tristes de la historia es ésta: si se está sometido a un engaño demasiado tiempo, se tiende a rechazar cualquier prueba de que es un engaño. Encontrar la verdad deja de interesarnos. El engaño nos ha engullido.
Simplemente, es demasiado doloroso reconocer, incluso ante nosotros mismos, que hemos caído en el engaño. En cuanto se da poder a un charlatán sobre uno mismo, casi nunca se puede recuperar.
Nací en Rosario, Argentina, en 1990. Siempre he sido un apasionado por la ciencia, comencé a estudiar Física al regresar del colegio secundario, mientras inauguraba el blog de divulgación Proyecto Sandía. Más tarde salí a la cacería de timos y charlatanes con Alerta Pseudociencias.