Titulares fotosintéticos

Por Paleofreak, el 23 febrero, 2012. Categoría(s): Biología • Divulgación

Los titulares de las noticias de ciencia. Esos titulares. Dicen que están ahí para llamar nuestra atención, para tentarnos y hacer que leamos el artículo. Aseguran muchos periodistas (incluido el editor jefe de Nature online) que no tienen que resumir la noticia, que no tienen por qué ser rigurosos, mesurados ni prudentes, pues para eso ya está el texto del artículo. No tienen necesariamente que destacar lo que al científico le gustaría de su propio trabajo. Ni lo que le gustaría al lector friqui. Vale, de acuerdo.

Pero no es eso lo que muchos criticamos de los titulares científicos. Lo que nos da rabia es que sean garrafalmente erróneos, que carezcan de sentido, que lleven al lector a engaño, que sean simplemente mentira. No entendemos qué necesidad hay de estropear un buen artículo con un titular falso.Dejadme poner un ejemplo, (y éste es muy suavecito, nada de “tituláridos” de los de dar risa, que hoy no tocan).

La agencia Sinc afirma en la portada de su sitio web:

Descubren el eslabón perdido de plantas y algas

Ya se ha hablado mucho sobre el engañoso concepto de eslabón perdido. Tradicionalmente se refiere a una forma evolutivamente intermedia entre el hombre y los simios. Las plantas terrestres descienden de un tipo de algas así que, en este caso, lo lógico es que Sinc se esté refiriendo a una forma intermedia entre algas y plantas. ¿Quizá se ha descubierto el fósil de una especie transicional?

Nada de fósiles. Cuando pulsamos en el enlace para leer la noticia completa, el titular ha cambiado:

Descubren el primer antepasado común de las plantas y las algas

Vaya, el eslabón se ha esfumado y esto es diferente. Además, «primer antepasado común» es una expresión extraña. Lo habitual es hablar del «último antepasado común» o del «antepasado común más reciente». El último antepasado común entre mis primos y yo es mi abuela, pero ¿quién es el primer antepasado común de mis primos y yo? Antes de nuestra abuela están los bisabuelos, tatarabuelos, y podríamos seguir hacia atrás hasta el primer ser vivo sobre la Tierra. No, aquí debe de haber un error.

Leyendo un poco el artículo nos damos cuenta de que se están refiriendo al primer antepasado común fotosintético de plantas y algas. Cosa que es, otra vez, muy diferente a lo que dice el titular.

O sea, de todos los innumerables antepasados comunes entre plantas y algas, nos fijamos en aquel que por primera vez fue capaz de realizar la fotosíntesis. Y eso fue posible porque dicho antepasado unicelular incorporó cianobacterias, ya de por sí fotosintéticas, mediante un proceso de endosimbiosis. Todo esto se explica muy bien en el artículo.

Lo malo es que ese primer antepasado común fotosintético de plantas y algas no ha sido descubierto. No han hallado ningún antepasado, ni común ni poco común. Por muchas precisiones y arreglos que hagamos no hay forma de salvarlo: el titular es falso.

La agencia Sinc está especializada en noticias científicas, al igual que PhysOrg. Y éste es el titular de Physorg:

Las plantas podrían tener un único antepasado

Lo cual es, tomado literalmente, una absurdez científica. Es imposible tener un único antepasado. Bueno, excepto si somos el segundo ser vivo sobre la Tierra, porque entonces tendríamos como único antepasado al primer ser vivo sobre la Tierra…

Lo que quiere decir el titular (o debería querer decir, creo) es que todo el grupo Plantae, incluyendo plantas y algas, deben sus orgánulos fotosintéticos a un único proceso de endosimbiosis. Y ese proceso tuvo lugar en una de sus innumerables especies antepasadas pero no se repitió en paralelo en distintos linajes, como sostiene otra hipótesis.

Claro, pero ¿cómo vamos a poner todo eso en un titular?, puede replicar algún periodista. ¡No lo hagáis! Nadie os lo pide. Fijáos en el título del propio trabajo científico* al que se refieren estas noticias:

El genoma de la Cyanophora paradoxa aclara el origen de la fotosíntesis en algas y plantas

Perfecto. Y tampoco hace falta que metáis el nombre científico del bicho; se puede acortar el titular sin introducir un daño severo. Algo así como «El genoma de un alga aclara el origen de la fotosíntesis en las plantas«. Me parece suficientemente interesante como para ir a leer el texto entero, y no hay ni bobadas sobre eslabones ni mentiras sobre antepasados.

Algunos sitios web han ido, más o menos, por este camino: «Cómo se originó la fotosíntesis«, «Revelado el origen de la fotosíntesis«, «El origen de la fotosíntesis revelado por un «fósil viviente»«. Pero en estos casos tenemos el típico problema causado por las ganas de recortar. No es lo mismo el origen de la fotosíntesis (un proceso bioquímico cuya evolución tuvo lugar en antiguas bacterias de hace más de 3.400 millones de años) que el origen de la fotosíntesis de las algas (algo mucho más sencillo y reciente, una endosimbiosis hace menos de la mitad de esos años).

«El propósito del titular es picar el interés de los lectores sin mentir«, dice Ananyo Bhattacharya, editor jefe de la versión digital de Nature. Él sostiene que los científicos a menudo no entienden el periodismo (y lo demuestran de nueve formas distintas).

Probablemente lo mismo nos ocurre a los frikis de internet. Pero, como ávido lector de noticias científicas, creo que tengo derecho a hacer una crítica constructiva. Por favor, hagan justo eso que dice Bhattacharya. Al sustituir un concepto por otro supuestamente más efectivo, al mutilar una frase para lograr un titular más breve, pregúntense si las palabras que quedan dicen la verdad. Y, en caso contrario, simplemente no las pongan. Busquen una alternativa, aunque sea un poco más larga y un poco menos espectacular. Ante todo, no mentir.

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*Price et al. (2012) Cyanophora paradoxa genome elucidates origin of photosynthesis in algae and plants. Science Feb 17th.



Por Paleofreak, publicado el 23 febrero, 2012
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