Viejos y equivocados

Por Irreductible, el 25 mayo, 2012. Categoría(s): #sinCiencia no hay futuro

Nada me inspira más veneración y asombro que un anciano que sabe cambiar de opinión.

La frase que encabeza estas líneas pertenece a D. Santiago Ramón y Cajal, y es una de mis favoritas dentro de la extensa colección de brillantes citas de nuestro célebre investigador. Un concepto simple que encierra todo un lema frente a la cabezonería mantenida durante años. Y lo más curioso es que fue pronunciada por uno de los españoles más tercos de todos los tiempos. Paradojas…

Es difícil cambiar de opinión cuando has estado décadas empecinado en una idea. Lo vemos a diario en discusiones, en charlas de barra de bar, en debates televisivos, en comentarios en internet… nos aferramos a una creencia durante tantos años que ni las más claras evidencias nos hacen cambiar de parecer. En los tiempos que corren, se ve poco eso de «oye, pues tenías razón… yo estaba equivocado«

Incluso en los temas más palmarios. Miles de personas entienden perfectamente que diluir una sustancia hasta límites infinitesimales no puede potenciar sus efectos curativos, y aun así, afirman convencidos que una vez les funcionó y por tanto, funciona.

No importa la realidad, no importan los hechos, los datos, no importan las evidencias… importa tener razón, importa la costumbre, importa mantener unas convicciones sólidas, rígidas como el acero. Es fundamental no reconocer que has estado equivocado, y peor aún… equivocado mucho tiempo.

Décadas de burbuja inmobiliaria nos han anclado a la creencia de que el ladrillo, el turismo, la España de servicios y atención al cliente era nuestro futuro. Unas Olimpiadas, un par de visitas del Papa, un nuevo circuito de Fórmula 1… y listo, con esto nos llegará una catarata de turistas a los que agasajar con sangría, sol y paella. Futuro resulto.

Más y mayores hoteles, grandes proyectos de Casinos, un aeropuerto en cada pueblo y municipio, un «pasen y vean» continuo en pos de construir el país de las vacaciones ajenas.

Los gobiernos que han dirigido estas tierras en las últimas décadas han experimentado el «a mí me funciona» durante tanto tiempo que se les hace casi imposible cambiar su método. Han saboreado tantos años el crecimiento meteórico pero fugaz de una economía basada en la construcción y venta de viviendas sobrevaloradas que ahora no saben qué hacer sin sus viejas ideas, sus viejos modelos.

Tengo 38 años y recuerdo bien la primera vez que fui a votar hace ya veinte años. Miro el panorama actual y compruebo con asombro, y cierto pánico, que la mayoría de los políticos que dirigían España entonces, siguen haciéndolo ahora. Señores con corbata que llevan décadas sentados en los tronos de sus escaños desde mucho antes de que algunos de los que estáis leyendo este artículo hubierais nacido.

Nuestros políticos se han hecho viejos… están viejos.

Su manera de mirar el mundo sigue atrapada en el tiempo, aferrada a aquellos años dorados del pelotazo, del aquí recalificamos, construimos y vendemos en un periquete. No tienen otro modelo salvo cuando en campaña prometen su pantomima de lo sostenible. Sus ideas son viejas, sus modelos son ancianos y su concepto de futuro murió hace años.

Ni tuvieron visión en aquellos tiempos, ni la tienen ahora. Los continuos recortes en educación, ciencia e investigación de los últimos años nos demuestran que tenemos algo peor que políticos viejos… tenemos políticos viejos y equivocados.

Noticia en

A su alrededor el mundo cambia, las sociedades avanzan, los vecinos se preparan, los inteligentes se adaptan. Quienes recibieron otra clase de frutos en el pasado, invierten ahora al mismo tiempo que nosotros recortamos.

Sin embargo, la frase de Ramón y Cajal es más amplia y abarca algo más que la simple tozudez de no cambiar de rumbo. La cita no sólo habla de lo difícil que es cambiar de opinión, en ella se esconde también el asombro y la veneración ante la valentía de rectificar lo erróneo.

Vuelvo a leer la escueta frase, y por unos minutos, reviso la actualidad, nuestra recortada actualidad. Vuelvo a repasar nuestras decisiones y en efecto, tenemos políticos viejos y equivocados pero… ¿serán valientes para cambiar de opinión?

No contesten… era una pregunta retórica.



Por Irreductible, publicado el 25 mayo, 2012
Categoría(s): #sinCiencia no hay futuro