Querido Superman: la verdadera criptonita para tu cerebro lleva falda.

Por Rosa García-Verdugo, el 13 junio, 2012. Categoría(s): Neurociencia

La expresión «una mujer de las que quitan el hipo» se basa en la impresión que ciertas mujeres causan en quienes las contemplan. Parece ser que para ellos, para los hombres, no es necesario siquiera estar buena, o incluso estar delante, para interferir con sus cerebritos.

No lo digo yo, lo dice un artículo publicado en la revista Archives of Sexual Behaviour hace unos meses en el que unos investigadores holandeses demostraron que ya no es sólo estar delante de una mujer atractiva lo que disminuye las capacidades cognitivas masculinas (lo que ya se publicó en 2009) sino que basta con anticipar la interacción con una mujer para «idiotizarse» un poco.

¿Cómo es posible esto? ¿Y cómo demostrarlo?

Los investigadores de la Universidad de Nijmegen utilizaron como conejillos de indias a un grupo de estudiantes mixto que hubo de completar un test de capacidad cognitiva llamado test de Stroop en honor al que lo inventó y se basa en escribir palabras que se refieren a colores en un color diferente al que describen y en responder tan rápido cómo puedas en qué color están escritas las palabras.

Por ejemplo, la palabra rojo escrita en tinta azul. Con este test se comprueba la capacidad de discriminar información conflictiva porque a nuestro cerebro le cuesta disociar el color de la tinta del significado de la palabra, y cuando estamos cansados o tenemos la atención concentrada en otra tarea tardamos más en resolver este test.

Después de terminar este test nuestros queridos estudiantes pasaron a sentarse delante de una webcam y a repetirle una serie de palabras en holandés que sonarían algo así como kwekewboom, bevrijdingsfeest o cosas peores. Al otro lado de la cámara, les dijeron, habría una mujer o un hombre, a quien sólo identificaron por el nombre y con quien no tendrían contacto pero que debería leer sus labios.

Al terminar les repitieron el test de Stroop y ¡sorpresa, sorpresa! mientras que en las mujeres no había diferencias significativas en los resultados antes y después de la prueba ya interactuasen con hombre o mujer, en el caso de los hombres sus resultados empeoraron cuando pensaron que había una mujer mirándoles al otro lado de la cámara. ¡Ups!

En un test similar, lo que hicieron después del primer test de Stroop fue decirles que alguien, hombre o mujer, les miraría mientras hacían la prueba de lectura de labios con la webcam, aunque al final no la hicieron pues decirles esto era parte de la prueba y sólo les repitieron el test de Stroop. ¿Os imagináis los resultados? ¡¡De nuevo los hombres lo hicieron peor al saber que habría una mujer mirándolos!!

Depende de qué esperes...

Aunque en el artículo no se ofrece ninguna causa para esta diferencia más que aparente entre hombres y mujeres, los autores sugieren que pueda ser porque tratándose de varones heterosexuales -este punto es importante- parece que están más atentos a cualquier oportunidad de encontrar pareja sexual, pero también podría ser porque para los hombres parece ser muy importante causar una buena impresión en las mujeres y está demostrado que estar pendiente de analizar lo que los otros piensan y opinan de nosotros requiere un grado de consumo de energía cerebral que limita otras funciones, como en este caso el test de Stroop.

A mí todo esto me parece más que curioso porque cada día los hombres de este mundo son atacados por las simpáticas operadoras de teléfono, por la voz de Claudia en el GPS…y en general, es fácil que un hombre pueda anticipar encontrarse con una mujer al menos 100 veces cada día de su vida, lo que me lleva a pensar que quizá los pobres nunca puedan llegar a desarrollar al máximo su intelecto. ¡Y todo por nuestra culpa!

Eso si, me tranquiliza saber que al menos no podrán culparnos más por ir en minifalda al trabajo porque la distracción viene de lejos… ¡Pobre Superman! ¡Cuánta presión!



Por Rosa García-Verdugo, publicado el 13 junio, 2012
Categoría(s): Neurociencia