Ann Druyan, el corazón de las Voyager

Por Colaborador Invitado, el 24 agosto, 2012. Categoría(s): Divulgación • Personajes

Era 1977. El Presidente Jimmy Carter sacaba a la palestra por primera vez la cuestión de los derechos de los homosexuales en los EEUU. Los Ramones publicaban su Leave Home, Rocket to Russia y Steven Spilberg preparaba sus Encuentros en la tercera fase. En apenas dos meses perdimos a Elvis, a Groucho y a la Calas; pero también ganamos a la Princesa Leia que era interceptada justo cuando había conseguido los planos para salvar a la Galaxia.

Más cerca, a salvo de las tropas imperiales, la NASA se prepara para comenzar su propia aventura: por primera vez dos sondas traspasarían el Sistema Solar. La Voyager 1 y Voyager 2 cruzarían los planetas y llegarían a los confines de espacio para recolectar información y, si surgiese la posibilidad, realizar el primer contacto con vida extraterrestre.

Junto a las sondas iría adherido The Sound of Earth, un disco fonográfico de oro, que contenía más de 90 minutos de audio y visuales sobre la Tierra. Al mando del proyecto estuvo el famoso divulgador Carl Sagan y junto al hombre, una mujer. Ann Druyan, escritora, guionista y realizadora, participó activamente en la grabación del disco endulzando los aspectos puramente tecnológicos. La mirada de Druyan iba más allá. Para ella no bastaba con explicar intelectualmente que la tierra era un pálido puntito azul en el universo, había que llegar hasta el corazón y traspasar lo físico para transmitir la esencia del ser humano. Tan emocional y mecánico. Tan frágil y tan sólido como las mismas sondas.

La huella de Druyan

Su implicación con el proyecto la llevó a ser protagonista del disco con un corte de audio en el que quedaron recogidos sus latidos y partícipe de un curioso experimento. Druyan accedió a que un electroencefalograma recogiese sus pensamientos. Para ello, en principio, preparó un discurso con las ideas y pensadores capitales, esperando que una forma de inteligencia extraterrestre pudiese descifrar los gráficos e interpretar sus emociones. Pero una casualidad y una llamada telefónica inesperada, modificó los planes y las emociones registradas en el electroencefalograma fueron finalmente las de una mujer enamorada.

La misteriosa llamada que recibió Ann, por cierto, fue de Carl Sagan y la conversación de la que pocos detalles transcendieron fue una declaración de matrimonio. Normal que con tal sorpresa las ondas cerebrales de Druyan sufriesen un terremoto.

Más allá de lo anecdótico, aquella llamada telefónica fue el comienzo de un impecable trabajo colaborativo entre ellos que llevó a Ann a coescribir con Sagan libros como Murmullos de la Tierra, El Cometa, El mundo y sus demonios, Miles de Millones… También a guionizar la famosa serie Cosmos: Un viaje personal y a producir la película Contact, basada en una novela de Sagan y cuya protagonista, interpretada por Jodie Foster, recuerda  un poco a Druyan.

A día de hoy, los pensamientos de Ann continúan viajando por el espacio. Ni la muerte de su marido, Carl Sagan (Seattle, 1996), ni la distancia recorrida por la Sonda –la Voyager 1 superó el sistema solar el pasado mes de julio- borran la historia de aquellos días. Quizá una forma extraterreste o una nueva generación de humanos encuentren las sondas dentro de 40.000 años.  Quizá haya mensajes en idiomas que posiblemente hayan desaparecido o fotos de costumbres que hayan dejado de existir, pero algo permanecerá. Quedarán las emociones de una mujer que compartió sus pensamientos con el Universo y que, sin quererlo, reflejó uno de los rasgos más característicos de los seres humanos, la capacidad de amar.

La propia Ann Druyan reconocería en unas declaraciones la importancia de aquel gesto:

Mis sentimientos de mujer de 27 años, locamente enamorada, están en ese disco (…) Es para siempre. Será verdadero dentro de 100 millones de años. Para mí, las sondas Voyager son una especie de alegría tan poderosa que me aleja del miedo a morir.

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Este artículo participa en los Premios Nikola Tesla de divulgación científica y nos lo envía Teresa Garrido, periodista que disfruta escribiendo, comiendo tiramisú y a la que podéis seguir en Tuiter en @Miralasuricata



Por Colaborador Invitado, publicado el 24 agosto, 2012
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