Virus, vacunas y talibanes

Por jralonso, el 15 enero, 2013. Categoría(s): Divulgación • Medicina

El pasado diciembre, 9 colaboradores sanitarios, la mayoría muchachas adolescentes, fueron asesinadas en Pakistán. Estas personas estaban luchando contra la polio, la primera gran enfermedad que muchos pensábamos que quedaría erradicada en el siglo XXI.

Hemos avanzado mucho y sin embargo, estos asesinatos han sido un golpe tremendo. Gracias a ese esfuerzo en las campañas de vacunación, los casos de parálisis y muerte debidos a la polio pasaron de unos 350.000 en el año 1988 a menos de 1.000 el año pasado. Ahora, las campañas han quedado detenidas en Pakistán.

No ha sido el primer revés para las campañas de inmunización. En la región norte de Nigeria se dejó de vacunar durante los años 2003 y 2004. El motivo fue que en mayo de 2003 aparecieron rumores entre la población nigeriana de que la vacuna estaba contaminada con virus de SIDA o con hormonas que reducían la fertilidad, como estrategia para disminuir la población del país, el más poblado de África. Quien lo difundió fue Ibrahim Datti Ahmed, un médico presidente del Consejo Supremo de Nigeria para la Sharia, la ley islámica.

Según él, la vacunación contra la polio era realmente una estrategia de los Estados Unidos para cometer un genocidio contra la población islámica nigeriana. Sólo se pudo parar esa sinrazón cuando la OMS, que había estado en contacto con los clérigos locales, aceptó importar la vacuna de Indonesia, un país musulmán.

En Afganistán y Pakistán, la actual situación de guerra contra los talibanes pone de manifiesto cuál ha sido el problema: luchas intestinas, ausencia de estado, fronteras permeables, frágiles infraestructuras, gobiernos corruptos e ineficaces y muy deficientes sistemas sanitarios. Otro problema importante fue una disminución en el número y extensión geográfica de los Días Nacionales de inmunización en la India durante 2001 y 2002. Como resultado de estos sucesos, aparecieron casos de polio en 27 países que estaban libres hasta entonces, pudiéndose seguir cómo había sido el contagio desde alguien que había viajado desde Nigeria o desde la India. Esta situación provocó que hubiera que realizar nuevas rondas de vacunación en distintos países, con un coste estimado de más de 500 millones de dólares y con 5.000 niños que quedaron paralíticos en Nigeria y en 20 de los 27 países a los que llegó el virus desde allí. Afortunadamente se pudo solucionar y la India dejó de tener polio endémica.

Al igual que en África, también en Asia el extremismo religioso afectó a la lucha contra la polio. El Asia Times publicaba el 14 de marzo de 2007 que un grupo de fanáticos religiosos cercanos a los talibanes en el distrito de Swat en Pakistán había echado por tierra la campaña anti-polio. El responsable principal era un carismático clérigo local llamado Maulana Fazlullah que había dicho que «cualquiera que se quede lisiado por la polio o muera en una epidemia es un mártir”.

En la plegaria del viernes dijo en un sermón “La vacunación contra la polio es una conspiración de los Estados Unidos para hacer que la siguiente generación sea estéril”. El año anterior, en febrero de 2006, en la cercana Darra Adamkhel, los extremistas religiosos mataron a un médico y a varios ayudantes de la campaña contra la polio. Los asesinatos de diciembre del 2012 han sido el golpe más grave hasta el momento. En Pakistán la situación había ido mejorando paso a paso. Frente a los 192 casos que habían sido detectados en estas fechas del año en 2011, este año la cifra se había reducido a 56.

El esfuerzo contra la polio en Pakistán era muy importante. La campaña actual de vacunación iba dirigida a 35 millones de niños menores de cinco años, e implicaba más de 225.000 sanitarios. El asesinato de esas jóvenes auxiliares busca amedrentar a todo ese norme contingente muchos de los cuales trabajan de forma desinteresada. El motivo de que las víctimas fuesen mujeres jóvenes fue que Unicef había realizado entrevistas detalladas a las personas que se negaban a que sus hijos fueran vacunados y se  encontró que la razón principal era que las madres no querían que fueran hombres los que dieran gotas a sus hijos e hijas. Por eso, se decidió que las que repartieran las vacunas fueran mujeres jóvenes.

No sólo ha habido problemas por motivos religiosos en países del Tercer Mundo. El último brote de polio en los Estados Unidos tuvo lugar en 1979, cuando poliovirus procedentes de Holanda causaron trece casos de parálisis entre personas de la comunidad Amish que no se habían vacunado. El virus apareció en una familia Amish que se había trasladado de Ontario, en Canadá, a Pensilvania. El análisis de laboratorio demuestra que el virus provenía del subcontinente indio a través de Holanda pues comunidades de uno y otro país tienen frecuentes intercambios. No es fácil encontrar un novio o novia que quiera vivir en el siglo XIX en pleno siglo XXI. En 1992, catorce años después de la identificación del último caso de poliomielitis en Holanda, apareció un brote epidémico siguiendo prácticamente un esquema idéntico. Se identificaron 71 casos de polio, de los que murieron dos de los afectados. En el 2005, apareció un nuevo caso de polio en un niño Amish de cinco meses de edad en Minnesota. Se encontraron virus derivados de la vacuna en éste y otros cuatro niños. Era un caso procedente del contagio con alguien que había recibido una vacuna oral, eliminada en Estados Unidos desde cinco años antes, pero no fue posible encontrar la ruta de infección.

En España no hay casos de polio desde 1989, la cobertura vacunal es mayor del 90% y sólo existe el riesgo de adquirirla en personas no vacunadas por viajar a zonas endémicas o por el contacto con algún inmigrante procedente de esas mismas zonas. En la época de los últimos casos en España, unos niños gitanos, había 120 países con polio endémica. En la actualidad solo quedan tres: Pakistán, Afganistán y Nigeria. La explicación de que la polio siga en estos países son sus malas condiciones económicas, la situación de guerra abierta o larvada que impide el fácil acceso a la población, las carencias de la red sanitaria y de comunicación, la presencia de muchos movimientos irregulares de refugiados y, desgraciadamente, las campañas políticas o religiosas en contra de la vacunación. La mayoría de las nuevas infecciones detectadas en Pakistán han tenido lugar en las provincias de Sindh y Khyber Pakhtunkhwa, una de las zonas tribales, más remotas, con mayor presencia militar, con mayor actividad de los talibanes. Los refugiados de esta zona son considerados los responsables de que la polio haya reaparecido con fuerza en la capital, Karachi.

La campaña mundial contra la polio tiene dos importantes aliados, los rotarios y la Fundación Gates que han dedicado cantidades ingentes de dinero e importantes equipos humanos y materiales, y dos enemigos: los talibanes y los antivacunas, que no dejan de ser otro tipo de talibanes.

Una torpeza criminal ha sido la infiltración de la CIA en un equipo de vacunación contra la polio dirigido por un doctor paquistaní para visitar la vivienda de Osama bin Laden en Abbottabad con el objetivo de conseguir muestras de ADN de la familia bin Laden antes de lanzar el ataque que terminó con su muerte en mayo de 2011. Infiltrar espías en cuerpos médicos, en las ONGs o entre los corresponsales de prensa sitúa bajo sospecha a estas profesiones, en especial a los extranjeros que estén trabajando en zonas de conflicto  y pone por tanto en riesgo sus vidas.

El otro grupo culpable de detener el avance de las campañas de inmunización son los movimientos anti-vacunas. Es un ejemplo de egoísmo e ignorancia. Egoísmo porque piensan que si su hijo no se vacuna pero todos sus compañeros sí, su hijo estará protegido y no sufrirá los riesgos de un posible efecto adverso (inmunización de rebaño lo llaman los veterinarios). Ignorancia porque mucha gente viaja a sitios exóticos y recibimos inmigrantes de todos los continentes. Los antivacunas han conseguido algunos logros como poner en marcha la mayor epidemia de tosferina en el oeste de Estados Unidos en los últimos 70 años o hacer que niños enfermen y mueran de enfermedades perfectamente prevenibles en los países más ricos del mundo. Digámoslo una vez más para los idiotas que no se han enterado: las vacunas NO causan autismo.

Podemos pensar en que es una decisión personal y allá cada cuál. El problema es que los antivacunas ponen en riesgo a sus hijos y a los hijos de los demás. En una entrevista con el Dr. Paul Offitt, director de la División de Enfermedades Infecciosas del Hospital Pediátrico de Filadelfia explicaba lo siguiente:

“El año pasado en nuestro hospital hicimos que la vacuna contra la gripe fuera obligatoria. A alguna gente no le gustó. Pero dos niños fueron ingresados en nuestro hospital porque tenían cáncer. No pudieron ser vacunados por la quimioterapia que estaban recibiendo, se contagiaron de gripe en el hospital y murieron de esa enfermedad ¿Quiénes son los responsables?

La de la polio es una historia con final feliz. La enfermedad está prácticamente erradicada del planeta. Hay continentes enteros donde no ha habido un solo caso en décadas. Sólo en esos tres países, y por los motivos que hemos visto, se dan todavía algunos casos de polio paralítica. Pero llevamos lustros diciendo que vamos a hacer desaparecer la polio y no lo hemos conseguido.

La vacuna, que llegó a España en 1963, formó parte de la generación de la década de los sesenta, quizá la generación más sana de la historia de nuestro país. Nunca hubo una presión comparable a la de los Estados Unidos ni una respuesta potente y organizada como allí se dio, pero también marcó muchas vidas en nuestro país, en nuestra sociedad. Una sociedad que ha sentido que la salud es un derecho de nacimiento, que la Ciencia conseguiría ganar todas las batallas, que sería ya imposible algo que ha sucedido en todas las familias durante toda la Historia hasta las generaciones actuales, la pérdida de un niño. Si los talibanes y los antivacunas no lo siguen intentando.

Para leer más:

  • Gallagher, H.G. (1994). FDR’s splendid deception, 2ª edición. Arlington, VA: Vandemere Press.
  • Keegan, R.A. (1994). Status of polio in the World today. Polio Network News  10: 3-4.
  • Offit, P.A. (2005). The Cutter incident. How America’s first polio vaccine led to the growing vaccine crisis. New Haven: Yale University Press.
  • Oshinsky, D.M. (2006) Polio: an American story. Oxford: Oxford University Press.