Sí, es cierto: hay pocas mujeres en Naukas. Concretamente, 11 de 108 colaboradores. Tres de las cuales (entre 48 ponentes) hemos dado una charla este año en Bilbao. Y otras tres (de 18), en Donosti. Pero sigue siendo una minoría tan absoluta que casi sorprende la polémica anual responsable de revelarla. Sin embargo, esta es la verdad: nunca hasta ahora las había contado. Porque, en realidad, nunca me había importado.
Sorprende, sí. Sobre todo a mí, que me considero feminista hasta la médula, hasta la coda «radical». Creo en la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres, creo que aún no se ha conseguido y, por eso mismo, suelo ser especialmente sensible a los detalles. A lo largo de mi vida he tenido que enfrentarme a la condescendencia, al «las tías son así», al paternalismo infumable de quien asume que no puedes pelear por el lado de lo racional. A lo largo de mi vida me ha resultado difícil, en muchas ocasiones, obviar que soy «una chica» (ese concepto publicitario) y he tenido que imponerme a quienes esperaban poder tratarme como a tal. Pero en Naukas, curiosamente, no. Siempre he podido interactuar, simplemente, como a una cabeza pensante más: una divulgadora, más allá de cualquier estereotipo. Participo en un foro donde los colaboradores son valorados únicamente por sus ideas, sin importar su procedencia, su aspecto o su cuerpo, en general: ¡qué otra cosa podría soñar una feminista!
No obstante: 48-3, 108-11. La cifra permanece y si el (inexistente e injustamente denunciado) sexismo de los integrantes de Naukas no es la respuesta, ¿qué podría explicar este marcado desequilibrio?
No soy la única que se lo ha preguntado, claro. Ni Naukas es el único espacio de su clase en el que faltan cromosomas XX. El debate comienza por el papel de las mujeres en ciencia (especialmente, en ciencias del área de la física, matemáticas, ingenierías). Pero se agrava cuando lo llevamos al mundo de la divulgación y, concretamente, al de los blogs: la cantera de una web como Naukas. Hace unas semanas, Microsiervos (probablemente el blog más leído y conocido en español) publicó una encuesta según la cual, sólo el 7,6% de sus lectores son lectoras. Curiosamente, un porcentaje parecido (algo inferior, de hecho) al que representan las escritoras de Naukas. Pero si el contenido de Microsiervos no se ciñe a las maquinillas de afeitar y los alargadores de pene… ¿por qué?, ¿por qué no hay más mujeres entre sus seguidores?
Tampoco es mi intención dejar aquí La Respuesta Verdadera. Pero, al menos, una opinión meditada, que es más de lo que les ofrecerán en el bar de al lado. Hay pocas mujeres leyendo o escribiendo sobre ciencia, del mismo modo que hay pocas leyendo el Marca, o pocos tíos interesándose por la última temporada publicada en Vogue: el motivo es cultural, viene fuertemente impuesto por estereotipos sobre lo que es «femenino» y lo que es «masculino»*. Los «chicos» no se preocupan por la estética, porque eso es lo que hacen las «chicas» ERGO se les podría caer el pene. Y las «chicas» no se apasionan por el fútbol porque, el día en que saliesen con uno del Barça, siendo ellas del Madrid, tendrían que cambiar de equipo (todo acidez e ironía, léase con humor). Del mismo modo, la ciencia, y especialmente la ciencia por afición más que por oficio, es cosa de chicos. Aún peor: es cosa de «frikis». Y nadie quiere ser Amy Farrah Fowler: las mujeres de verdad, «las de la intuición» (como dice Shakira), esas criaturas mágicas, misteriosas e irracionales, ligan mucho más. Es más, el poder de estas ideas sobre lo femenino ancladas en el ideario colectivo es tal, que mujeres expuestas a anuncios de TV (basados en estereotipos de género, por definición) sacan peores resultados en pruebas de matemáticas, según este estudio de 2002.
De lo dicho, hay algo que me preocupa especialmente: la ciencia no es el fútbol, ni la moda. Francamente, me importa poco si la gente prefiere matar su tiempo leyendo el Marca, el Hola, o la Vogue. Pero los que participamos en la divulgación del conocimiento científico lo hacemos convencidos de que una sociedad de individuos mejor informados, es también una sociedad más libre, más crítica, capaz de tomar mejores decisiones. Es una sociedad mejor para todos. Y por eso mismo, creo que nunca deberíamos aceptar que la ciencia (o los blogs de ciencia, en este caso) es «cosa de chicos». Creo que no debemos a aceptar, sin más, ese estereotipo según el cual la mitad de la sociedad debe quedar excluida del pensamiento racional.
Por suerte, y siempre que mi diagnóstico tenga algo de cierto, los estereotipos se cambian obviándolos y dando visibilidad a todos los contraejemplos que podamos encontrar. Francamente, no creo en la discriminación positiva. Para empezar, porque no soportaría sufrirla y además, me parece injusta con mis compañeros varones. Pero, sobre todo, creo que no deja de ser algún tipo de «rescate»… pedir, otra vez, ser protegidas y mimadas, las eternas hijas de las ninfas, suspiros de alhelí, oh débiles princesas. Siendo Naukas, como es, un foro participativo, abierto a cualquier blogger lo suficientemente creativo, está en manos de las «chicas» que haya más mujeres dando charlas de Bilbao. Y por eso, desde aquí, hago mi llamamiento feminista particular.
¿Eres racionalista, científica o divulgadora?, ¿tienes mucho tiempo que quemar en internet?, ¿piensas con el cerebro y aun así no sientes amenazada tu feminidad?
¡Enhorabuena! Buscamos gente como tú dispuesta a escribir sobre ciencia y dar la nota en este hermoso campo de nabos. ¿Cómo hacerlo? Es muy sencillo:
- Abre un blog. Puedes hacerte uno en WordPress o Blogger: es gratuito. El cómo da un poco lo mismo, lo fundamental es el contenido.
- Escribe como una maniaca. Twittea como si no hubiera un mañana. Procura dar la plasta en FaceBook, hasta que todos tus primos se lean tus artículos.
- La fama llegará y con ella un email de Naukas. Pero si no llega, siempre puedes enviarnos directamente algún artículo (se aceptan colaboraciones de espontáneos). Si tienes potencial para entrar en nuestro plan de dominación mundial, ¡serás una cabeza pensante más de la plantilla!
- En julio, cuando se abra el Google Doc para proponer charlas: preséntate voluntaria. Parece mentira, pero salir a un escenario da mucha más visibilidad que firmar cualquier texto en la web. Si queremos aniquilar el estereotipo, lo mejor es hacerlo frente a un público de 500 personas.
Curiosa por vocación. Estudié Bachillerato científico, me licencié en Bellas Artes y estudié los primeros años del Grado Superior de Piano. Pero, pincel y partitura en mano, volví a echar de menos la ciencia. Fue eso (o la curiosidad) lo que me llevó a colaborar con diversos blogs de divulgación científica a estudiar el grado en Física. Actualmente me dedico al diseño de productos digitales y a la divulgación de ciencia, música y tecnología.