El tornillo de la pastilla izquierda del freno de la rueda posterior de la bicicleta de Ulrich Fuchs o la incomensurabilidad de Wikipedia (parte 1)

Por Colaborador Invitado, el 21 octubre, 2013. Categoría(s): Divulgación

wikipediaPor alguna razón que no alcanzo a comprender, hay una escena de la serie de televisión Farmacia de guardia que siempre he recordado con especial viveza (en realidad, habría dos si en algún capítulo de la susodicha alguien hubiera explicado por qué vender homeopatía es una estafa… pero no se pueden pedir peras al olmo: afortunadamente existe Futurama para llenar ese vacío).

La escena a la que me refiero no tiene nada de especial. Es una conversación entre dos niños que están consultando la palabra «fimosis» en el diccionario. «En el diccionario está todo, ya verás», decía el benjamín de la familia protagonista, abriendo con avidez el grueso volumen. El sketch estribaba en el hecho de que cada definición de una palabra contenía otra palabra que también ignoraban, lo que les conducía a buscar un nuevo término, y así sucesivamente, de acepción a acepción, agigantando su conocimiento a la vez que se agigantaba su ignorancia, como el pez que se muerde la cola. (Probablemente la escena no se desarrollara exactamente así, pues el tiempo oxida los recuerdos, pero eso no es lo relevante ahora mismo). Este sketch, probablemente de forma fortuita, se parece al quid epistemológico del problema que Charles Dickens describió en Los papeles del Club Pickwick (1836), donde un hombre leyó un artículo inexistente en la Enciclopedia Británica (el de metafísica china) sencillamente leyendo primero el artículo sobre «metafísica» y, a continuación, el de «China».

Guille, que así se llamaba el niño pelirrojo que protagonizaba la escena de Farmacia de guardia, no disponía aún de un acceso a Wikipedia. De hecho, ni siquiera disponía de acceso a Internet. Si ahora rodaran un remake de aquella infausta serie, la escena de marras todavía haría más gracia.

Imaginemos, por ejemplo, que Guille viaja a nuestra época, accede a Wikipedia para averiguar el significado un término tan anodino como «gato». Aunque se centrara exclusivamente en la acepción más popular (la mascota ronroneante que protagoniza un significativo porcentaje de ñoñas fotografías en la Red), Guille podría verse atrapado en mitad de una guerra de ediciones, como la que tuvo lugar durante tres semanas de finales del año 2006. Al parecer, los editores de Wikipedia estaban en profundo desacuerdo sobre un punto, casi filosófico, a propósito de la acepción de «gato»: ¿cómo debían referirse a quien tiene un gato? ¿Dueño? ¿Cuidador? ¿Compañero humano? La discusión ocupó una extensión similar a la de un libro pequeño. ¡Y todo por una palabra corriente! Tal y como señala James Gleick en La información:

Ha habido guerras de ediciones sobre las comas y sobre los dioses, guerras fútiles sobre ortografía y pronunciación o sobre disputas geopolíticas […] La opinión de los expertos difería, y todo el mundo era un experto.

Pero ¿quiénes son esos expertos?

Fiabilidad

Con el advenimiento de las primeras enciclopedias, han sido los eruditos los encargados de compilar el conocimiento procedente de fuentes autorizadas. Primero fueron personas individuales, como Aristóteles en la antigua Grecia o, cuatrocientos años más tarde, Plinio el Viejo, con 37 volúmenes donde vertió los conocimientos de la época.

Siglos más tarde, el saber humano creció de tal modo que las enciclopedias ya sólo fueron posibles gracias a la colaboración de diversos expertos, como la Encyclopédiede Diderot y D´Alembert, en la que participaron las mentes preclaras del París de 1700 como Voltaire o Rousseau. Esta hazaña, que requirió 29 años de trabajo, se tradujo en una obra monumental de 27 volúmenes compuesta por 72.000 artículos, 16.500 páginas y 17 millones de palabras. Una obra monumental que, no obstante, incurría en errores de bulto como que «La población es constante en tamaño, y así permanecerá hasta el fin de la humanidad»(Malthus se hubiera removido en su tumba). Unas décadas antes, sin embargo, la mayor enciclopedia de todos los tiempos había nacido ya en China bajo el nombre de Gujintushujicheng: tenía 745 volúmenes, aunque en realidad fuera una antología de otras obras.

Todas estas obras, nacidas del esfuerzo de personas inmensamente eruditas, palidecen si las comparamos con la nueva concepción de enciclopedia que surgió a principios del siglo XXI. Sobre plano, el proyecto no tenía visos de éxito, pero finalmente se ha convertido en el mayor compendio de saber de la historia. Jimmy Donal «Jimbo»Wales, un empresario de Internet, fue su artífice junto al filósofo Larry Sange, y su planteamiento fue relativamente sencillo: una enciclopedia colectiva abierta, autoorganizada, descentralizada, en la que la jerarquía entre eruditos y aficionados se desdibujara. ¿Academicismo y saberes tipo Sálvame en un mismo proyecto? Nadie hubiese apostado por algo así. Sin embargo, el repetido eslogan del proyecto (Wikipedia, the free enciclopedia thatanyone can edit) dio unos frutos espectaculares, en parte, también, al hecho de que todo su material publicado puede ser manipulado y distribuido sin previo pago de cánones gracias a la licencia con la que se regula: una combinación de las licencias GNU Free DocumentationLicence y CreativeCommons (ésta última fundada en 2001 porel catedrático y abogado norteamericano Lawrence Lessig, autor deautor de Cultura Libre).

Según los propios cálculos de Wales, 50.000 colaboradores de Wikipedia equivalen a 1 Plinio el Viejo. Sea o no un cálculo muy sui generis, lo cierto es que la mayor virtud de Wikipedia es su fluidez, su agilidad y su ritmo de actualización constante y gratuita: hasta entonces, la mayoría de las enciclopedias empezaban a envejecer justo en el instante en que eran impresas. Y los proyectos de enciclopedias digitales que nacieron antes de Wikipedia, como Encarta de Microsoft (considerada la más exitosa enciclopedia en CD-ROM de la historia), nada pudieron hacer por competir contra Wikipedia, pues los contenidos no eran gratuitos y no podían editarse. Encarta, así como la primera enciclopedia que puso al alcance del ciudadano material multimedia, la Compton´sencyclopedia, o incluso el contenido online de la Enciclopedia Británica lanzado en 1994, en su esencia se comportaban como lo hicieron los medios de comunicación tradicionales. Eran enciclopedias creadas por bits, en efecto, pero su modelo de distribución perpetuaba el modelo de los átomos. Wikipedia, por el contrario, se aprovechaba del modelo propiciado con la irrupción de la web 2.0 y la filosofía del conocimiento digital libre y gratuito.

Con todo, no sería justo conceder todo el mérito a Wikipedia: antes de su existencia ya se habían manifestado proyectos semejantes, como Interpedia, creada por Rick Gates, que vio la luz en octubre de 1993. Tras meses de discusiones sobre los formatos de contenidos que podrían aparecer o del lenguaje de programación, el proyecto ni siquiera logró materializarse. En 1999, uno de los mayores defensores del software libre, Richard Stallman, dio a conocer su intención de crear GNUpedia, una enciclopedia de contenido libre, pero finalmente no la llevó a cabo. Con posterioridad a la eclosión de Wikipedia, también se han estado gestando otros proyectos similares, como Google Knol, lanzada en 2007 por Google que pretende retribuir a los articulistas mediante la inserción de anuncios. O Citizendium, también de 2007, impulsado por ex socio de Wales, Larry Sanger, que intenta recuperar el espíritu de Nupedia.

El nacimiento de Wikipedia se produjo casi fortuitamente, pues en realidad surge como un proyecto secundario de Nupedia, una enciclopedia online elaborada por expertos. En esencia, Nupedia era idéntico a Wikipedia, salvo por el hecho de que sólo la escribirían usuarios con crédito intelectual o académico, para así asegurar cierto grado de calidad y fiabilidad. Esta filosofía es la que defendía Sanger. Por otro lado, Wales apostaba por una enciclopedia basada en el trabajo de una comunidad de editores anónimos, a los que no se les exigiera ningún tipo de crédito. El primero, pues, apostaba por el modelo tradicional; el segundo, por la «inteligencia colectiva». Sus diferencias fueron irreconciliables, Sanger y Wales partieron peras, y en 2001 Wales se desvinculó definitivamente de Nupedia para dedicarse a fundar Wikipedia. Sanger, eclipsado por el éxito de Wales, enseguida abandonó Nupedia. En 2006, sólo cinco años después de que naciera Wikipedia, la revista Time catalogó a Wale como una de las personas más influyentes del mundo. En 2007, la revista Forbes le otorgó la posición número 12 dentro de la lista The web celeb 25, un ranking de las 25 personas más famosas de Internet. Sanger se debía estar tirando de los pelos, a esas alturas.

Actualmente, Wikipedia posee más de dos millones de artículos en inglés; la Enciclopedia Británica, 80.000. Si sumamos los artículos de Wikipedia en todos sus idiomas (éstos incluyen esperanto, kurdo, twi y así hasta alcanzar casi 300 lenguas, si bien se eliminó el klingon por considerarse una lengua «inventada»), la cifra asciende a más de 11.000.000. Más que todas las enciclopedias en papel juntas. El proyecto cuenta con más de 90.000 editores. Se consulta en el mundo casi 3.000 veces por segundo. Wikipedia, junto a Google, Facebook y Yahoo, es el sitio de Internet más visitado del mundo.

Sin embargo, lo más revolucionario de Wikipedia no son sus borgeanas hechuras, sino la capacidad de que cualquier usuario puede editar una entrada que considere incompleta o inexacta: si Guille quedara insatisfecho tras consultar la Enciclopedia Británica, no le quedaría otra que resignarse.

Llegados a este punto, cualquiera se preguntaría cómo es posible que Wikipedia no sea, en el peor de los casos, un millón de páginas de spam y, en el mejor, un puñado de comentarios superficiales y estultos a la altura de la mayoría de los foros que abundan en Internet. Nadie conoce exactamente la psicología que subyace en la dinámica de creación y edición de Wikipedia: con sus inexactitudes o su falta de profundidad, la inteligencia emergente ha concebido la enciclopedia que, en suma, presenta más ventajas que inconvenientes a la hora de obtener conocimiento fidedigno y contrastado del mundo.

El estudio más famoso que se trae a colación a propósito de la fiabilidad de Wikipedia es el publicado en diciembre de 2005 por la prestigiosa revista Nature, donde se comparaban los errores encontrados en Wikipedia en un número determinado de artículos y los encontrados en la Enciclopedia Británica. En el estudio se recogieron 42 artículos de estos dos pesos pesados del conocimiento y se entregó a un grupo de expertos a fin de que los analizaran, sin que los expertos supieran de antemano si leían una u otra enciclopedia. ¿Resultado del combate? 162 errores en Wikipedia. 123 errores en la Enciclopedia Británica. Casi los mismos, a pesar de que la Enciclopedia Británica era el epítome de las enciclopedias concebidas por expertos. El estudio, con todo, ha recibido algunas críticas, como una investigación llevada a cabo por Pierre Gourdain y su equipo, que señalan que la mayoría de los artículos seleccionados pertenecen a temas científicos y técnicos complejos, y por tanto están más a salvo de la polémica o el vandalismo online. Sin embargo, esté o no sobrevalorado el estudio de Nature, la simple comparación entre una enciclopedia de aficionados y abierta a la edición con el paradigma de la recopilación de conocimiento fiable resulta, cuando menos, significativa.

Al menos lo suficiente como para replantearnos que pueden existir fórmulas de colaboración desinteresada para crear conocimiento útil más allá de los títulos académicos, las jerarquías muy estratificadas o las remuneraciones con muchos guarismos. Algo que también se está poniendo de manifiesto en otros ámbitos de la creación de contenidos, desde el periodismo hasta la literatura. Hasta el punto de que muchas plataformas digitales han servido para criticar o corregir públicamente plataformas analógicas, más rígidas y refractarias a la autoevaluación, como es el caso de blogs de ciencia colaborativos como Naukas, Hablando de Ciencia o Malaprensa contra publicaciones como La Contra en el periódico La Vanguardia.

————————-
Puedes encontrar el resto de artículos de esta serie sobre Wikipedia en:

Parte 1 | Parte 2 | Parte 3 | Parte 4 | Parte 5

————————-
Esta serie de artículos nos la envía Sergio Parra, periodista y escritor. Divulga ciencia en Xataka Ciencia, Quo, Conec, Mètode y, próximamente, en Instituto de la Felicidad de Coca-Cola, hace crítica cultural en Papel en Blanco y habla sobre viajes en Diario del viajero. También colabora con Editorial Planeta y asesora científicamente a RBA coleccionables, con quien ha publicado la biografía de Michael Faraday: Ciencia de alta tensión (RBA, 2013). Su último libro es una mezcla de viajes y ciencia: 300 lugares de verdad que parecen de mentira (Martínez Roca, 2013). Podéis seguirlo en twitter en @SergioParra_



Por Colaborador Invitado, publicado el 21 octubre, 2013
Categoría(s): Divulgación