¿Cuál será el avance o descubrimiento de la ciencia que más va a cambiar el mundo en los próximos años?
Dentro de diez años, y a pesar del consenso científico a favor, seguirán existiendo recalcitrantes que nieguen el origen humano en el cambio climático. Pero para la mayoría, se tratará de un debate puramente académico. Las consecuencias ya serán visibles no solo en los lejanos Polos o en perdidas islas del Pacifico sino en el entorno de cada habitante del planeta. Para entonces, ya estará plenamente desarrollada una nueva rama de la ciencia, la ciencia del cambio. Su objetivo será analizar los cambios, cada vez más acelerados, que el nuevo clima va a provocar en la agricultura, las enfermedades, el suministro de agua, la distribución de la población, etc…
Y, como toda ciencia, la tecnología se desarrollara a su alrededor. Tecnología para analizar y comprender el cambio. Pero también tecnología destinada a intentar mitigar y modificar estos cambios. No estoy hablando de grandes proyectos de ingeniería planetaria, muy arriesgados y aún lejanos en el tiempo. Las soluciones se buscaran en tecnologías para el tratamiento y recuperación del agua, en biotecnología para nuevos cultivos, en mejores herramientas meteorológicas para realizar predicciones a nivel local o en obras públicas diseñadas para resistir lo muy improbable porque quizás ya no lo sea tanto.
En efecto, todas estas tecnología partirán con un mismo problema, el pasado ya no es un referencia. La experiencia y la recopilación de datos históricos serán una ayuda limitada porque el entorno estará cambiando año a año. Su lugar tendrá que ser ocupado por mejores modelos teóricos y mejores herramientas de simulación por ordenador. Los experimentos se realizarán sobre el entorno real y seguramente no puedan repetirse así que la exigencia de una mejor comprensión de nuestro planeta será máxima.
Todo cambio implica ganadores y perdedores. La ciencia del cambio, y sus tecnología asociadas, crecerán exponencialmente gracias al puro interés económico de cada país. El resultado final será que conoceremos nuestro planeta mucho mejor que nunca, justo cuando estamos en proceso de cambiarlo de forma sustancial.
Ambrosio Liceaga vio Cosmos de pequeño y aún no se ha recuperado. Empezó con su blog (Ciencia de bolsillo) en 2005 cuando un compañero le avisó de que tantas historias sobre ciencia tenian que interesar a algún otro. A cualquier otro. En la vida real, trabaja como ingeniero industrial porque cambiar el mundo podría ser aún mas divertido que entenderlo. Lamentablemente, aún no ha conseguido ninguna de las dos cosas.