En 1952, Otto Wichterle, químico, profesor e investigador de la Facultad de Química y Tecnología de la Universidad de Praga viajaba en tren de Olomouc a Praga cuando comenzó a conversar con un hombre que se encontraba en el mismo compartimento. El hombre estaba leyendo, en una revista especializada, un artículo sobre prótesis metálicas del ojo, y fue en el transcurso de la conversación cuando a Wichterle le vino a la cabeza la posibilidad de desarrollar una materia plástica que fuera compatible con los tejidos del ojo, a partir de la utilización de geles hidrófilos, con los que ya estaba investigando en la Universidad.
Así surgió la idea de las lentes de contacto blandas, conocidas como lentillas.
La víspera del día de Navidad de 1961 – tras nueve años de investigación interrumpidos por las purgas comunistas de 1958 – Otto Wichterle “jugaba” en la mesa de su cocina con las piezas metálicas del juego de niños Merkur (juego de construcciones similar al popular “mecano”) al que había conectado, como motor, la dinamo de la bicicleta de uno de sus hijos. El aparato casero no era otra cosa que el primer prototipo para la fabricación de lentes de contacto con el método de moldeo centrífugo, logrando producir de esta manera las primeras cuatro lentes de gel hidrófilo lisas, cómodas y con bordes regulares, que no irritaban el ojo.
con el que produjo las primeras lentillas
A comienzos de 1962 Wichterle, ayudado por su esposa Lydie, construyó nuevos prototipos de máquinas con las piezas del Merkur, con capacidad para moldear más lentes, y que requerían un motor más potente, utilizando para ello el motor de su gramófono.
De esta forma fabricó más de 5000 lentes de contacto blandas, del tipo que hoy en día se utilizan.
Sin embargo, este invento tan trascendental, que literalmente cambió a la humanidad, se convirtió en triste testimonio de un tiempo y de un lugar donde abundaban intrigas y deslealtades.
En la presentación oficial a la sociedad científica de las lentes de Wichterle, en Praga, también estaba presente la National Patent Development Corporation de EEUU, especializada en inventos de la Unión Soviética. En palabras del propio Wichterle, esta fue la forma en que presentó sus lentes blandas:
Saqué la lente del ojo, la arrojé al suelo, la pisé, luego la lavé en la boca y volví a ponerla en el ojo.
Los representantes de la empresa de patentes norteamericana quedaron tan impresionados que compraron a la Academia Checoslovaca de Ciencias los derechos de patente de las lentes de contacto por un millón de dólares… pero ¡sin el conocimiento de Wichterle!
El profesor Otto Wichterle murió el 18 de agosto de 1998. Se le considera uno de los mejores investigadores en el campo de la química macromolecular. Fue autor o coautor de más de 150 inventos y de 200 publicaciones. Pero, ante todo, consiguió llevar a la práctica un gran sueño para la humanidad: las lentes de contacto que hoy en día utilizan más de cien millones de personas.
Fuentes y más información:
El corazón de Europa (Publicación checa) editorial THEO, páginas 36-38. PDF traducido al castellano
Contact lens overseas pioneers
Guillermo Clemares (Madrid, 1967). Abogado y aficionado a la Historia y a la Ciencia. Escribe anécdotas y curiosidades históricas desde 2008 en La Aldea Irreductible, que recibió en 2009 el galardón al Mejor Blog del Jurado en el Premio Bitácoras y fue finalista en la sección de Cultura al Premio 20blogs, del diario 20 minutos. Autor en 2014 del libro ¡Fuego a discreción! (Historias sorprendentes de la Primera y la Segunda Guerra Mundial). Sus historias también han sido recogidas en distintos medios y prensa online y publicadas en libros recopilatorios de anécdotas. Escribe y colabora en diversos blogs, eventos y programas de radio. Twitter: @gg_guillermo