D€mocracia, o la insoportable (pero divertida) levedad de la política

Por Miguel Santander, el 3 junio, 2014. Categoría(s): Actualidad • Humor
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D€mocracia, el juego de mesa de la Marca España (Foto de Rubén Pérez Planillo y Pablo Bonet Márquez).

Ocurrió en un lugar insospechado, uno de esos programas de cocina que están tan de moda: el equipo azul ha sido derrotado por el rojo y sus miembros se exponen a la temida prueba eliminatoria. Los jueces le preguntan al capitán que, si pudiera salvar a alguien de su equipo —él incluido—, quién sería el elegido.

—Creo que Josh ha hecho un gran trabajo —contesta el concursante con toda sinceridad— y, si pudiera salvar a alguien, definitivamente sería a Josh.

Los jueces asienten y le dicen que no era una pregunta retórica. Vamos, que a quién quiere salvar de verdad.

—Sé que dije que salvaría a Josh —dice entonces tras resoplar—, pero… tengo que salvarme yo. Lo siento, chicos.

Entre ambas respuestas media menos de un minuto. ¿Curioso, verdad? (Si no dais crédito, podéis verlo —en inglés— aquí.)

No sé a vosotros, pero a mí cosas como ésta me hacen recelar de esos famosos dilemas morales que empiezan con ¿Qué harías si…? e implican puentes, gordos capaces de hacer descarrilar trenes y gente atrapada en las vías. Vaya por delante que no tengo ni idea de psicología, sociología o neurociencia, pero sospecho que nuestras decisiones y comportamiento dependen del contexto y el entorno en tal medida que todo intento de responder ese tipo de cuestiones no es más que un mero ejercicio de especulación sin mucho fundamento. Y si conocéis los experimentos de Milgram y la cárcel de Stanford o habéis visto esta charla TED de Philip Zimbardo, quizá estéis de acuerdo conmigo.

Si yo fuera rico… tiroriroriroriro tirorirorirori

Hay experimentos que indican que las personas de clases privilegiadas tienden a ser menos respetuosas con las normas que el común de los mortales. En este video, un investigador de la Universidad de California nos cuenta cómo los coches de gama alta paran en los pasos de cebra con mucha menor frecuencia que los demás.

Si nos creemos este resultado, cabe preguntarse si dicho comportamiento es aprendido culturalmente –si es lo que mamaron de pequeños— o si nosotros actuaríamos igual a la semana de tocarnos el Euromillón. Al igual que el capitán del equipo azul de Masterchef, yo mismo sostengo que jamás me volvería gilipollas, pero… ¿quién me asegura a mí que no lo haré en cuanto me vuelva millonario de verdad? Nadie.

Experimento Monopoly
La partida está amañada. Adivina quién es el rico.

Por eso, el investigador del video lleva la pregunta ¿qué harías si…? un paso más allá: convierte al ciudadano común en «rico» mediante una sencilla pero efectiva simulación: una partida de Monopoly amañada en la que el «rico» lanza dos dados en lugar de uno y tiene otra serie de ventajas sobre su contrincante que, naturalmente, le llevan a desplumarle en menos de lo que canta un gallo.

¿El resultado? No solo el «rico» tiende a tratar al «pobre» con exigencia y desdén, sino que además termina atribuyendo su éxito más a sus propios méritos que al apaño del juego (¡del que es consciente!) Todo, sospecho, por la facilidad con la que nos sumergimos en el nuevo contexto, la vara con la que medimos nuestro comportamiento ético.

D€mocracia: si yo fuera político… tiroriro etc., etc.

Imaginemos un hipotético país en el que

  • el poder político se alterna entre dos grandes partidos,
  • en cada uno de ellos hay dos grandes figuras que rivalizan por la candidatura a presidente del Gobierno, y
  • la justicia dispone de escasos recursos para perseguir la corrupción, además de estar parcialmente politizada.

En dicho contexto, ¿cómo tenderá a comportarse un político? ¿Cómo nos comportaríamos NOSOTROS si estuviéramos en la primera fila de la política en un país semejante?

Podemos meternos a políticos para averiguarlo, o podemos hacernos una idea embarcándonos en un experimento —muy poco científico, pero muy divertido— echando una partida a D€mocracia, el juego de mesa de la Marca España. D€mocracia es un proyecto en el que Carlos Martín Guevara, Raúl Heredia y yo llevamos trabajando más de un año, y cuya producción estamos tratando de financiar por crowdfunding a través de Verkami.

D€mocracia, el juego de política en la que la política brilla por su ausencia.

D€mocracia trata de simular la realidad política con una mirada ácida. Los jugadores cooperan con su compañero de partido sin olvidar en ningún momento que solo puede ganar uno: quien se erija en presidente del Gobierno y aguante más tiempo sin dimitir. Para alcanzar sus objetivos, los jugadores pueden financiarse, «comprar» medios de comunicación y jueces, dar discursos para conseguir el voto de las comunidades autónomas, desprestigiar o investigar a sus rivales —incluido su compañero de partido— y hacer campañas de imagen, entre otras cosas.

La mitad de las cartas son legales y la otra mitad ilegales —incluyendo, por supuesto, una suculenta Cuenta en Suiza. Las ilegales son bastante más ventajosas, pero tienen la contrapartida de que, si te pillan usándolas, te enfrentas a un juicio en el que los jueces deciden tu destino por votación (los jueces controlados por jugadores votan lo que estos quieran, con lo que se pueden hacer una idea de lo que ocurre si un partido controla la justicia). Y por si esto fuera poco, si uno guarda en la manga la carta Pruebas eliminadas o La escucha fue ilegal, se va de rositas sin más historias.

En otras palabras, el juego está equilibrado de manera que la mayoría de la actividad ilegal pasa desapercibida o acaba saliendo adelante con total impunidad.

Ahora, ¿cómo se comporta la gente en este contexto? Lo que sigue dista mucho de tener el menor rigor científico, pero ahí van mis impresiones: hasta ahora más de 70 personas han jugado al prototipo. Solo 2 de ellas se preocuparon por respetar las leyes y jugar de forma legal, solo esas 2 consideraron que el fin no justificaba los medios (huelga decir que no ganaron). El resto hizo lo que fuera con tal de llegar al poder. ¿Por qué? Pues, sospecho, por dos motivos: porque consideraron que los beneficios de actuar así superaban con creces a los riesgos y porque observaron que todos los demás actuaban de igual manera: la corrupción se convirtió así en el contexto, en la normalidad. Y en un contexto así, no actuar como los demás supone una clara desventaja competitiva. Fin de la historia.

¿Preguntas incómodas? No, gracias.

¿Qué podemos aprender de esto? Quizá nuestros políticos sean un oscuro reflejo de nosotros mismos, después de todo. Quizá necesitaríamos dotar a la justicia de mejores herramientas para combatir la corrupción, por la cuenta que nos trae. O quizá no, quizá simplemente la gente juegue así por la sencilla razón de que es un juego de mesa y es una manera divertida de canalizar la indignación. Ya les avisé que no tengo ni idea de sociología, y que esto no es ni por asomo un experimento en condiciones. Lo que sí que se es que D€mocracia es un juego en el que más de uno se sorprenderá haciendo cosas que jamás haría en la realidad… (¿o sí?). Si esa idea y la de pasar un rato de risas y puñaladas con los amigos les seducen, pueden convertirse en mecenas del juego apoyando el crowdfunding aquí.

Y ahora les dejo con las impresiones de los Naukers que ya lo han probado, que yo estoy a mitad de una partida y los minoritarios, auténticas moscas cojoneras, me exigen la dimisión.

Ser un gran estratega nunca fue útil en la política española. Tampoco ser honrado ni hacer amigos son estrategias útiles. Ya intentes llegar a la alcaldía de una capital o ganar una partida a D€mocracia, lo importante es estar siempre dispuesto a asestar la puñalada trapera que te permitirá trepar en la carrera del poder mientras evitas que otros te hagan lo mismo. Increíblemente real e increíblemente divertido por lo crudo de su realidad.

Mario Herrero (@Fooly_Cooly)

Fue un placer jugar junto a Rita [el nombre de guerra de Mario Herrero como lideresa azul] y hacer sospechosos pactos con el partido verde desde las altas cúpulas del azul. Me sentí «embriagada» de poder… XD

Almudena Castro (@puratura)

¿D€mocracia? Me hizo sentir como una basura humana… Me di cuenta de que para conseguir hacer algo bueno los jugadores tenían que hacer cosas malas. Ganar limpiamente era muy difícil. Pero podía hacerse. Se tardaba mucho más, pero podía lograrse. Un juego muy inquietante que me hizo hacerme muchas preguntas y reafirmarme en una cosa: la política no debe ser una profesión.

Natalia Ruiz Zelmanovitch (@bynzelman, una de las dos personas que jugaron limpio)

Demasiado bueno para ser ficción.

Iñaki Úcar (@Enchufa2)



Por Miguel Santander, publicado el 3 junio, 2014
Categoría(s): Actualidad • Humor